Capítulo 17

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Gabriel lo llamaba "nuestra casa", Beelz lo llamaba simplemente "el piso", los vecinos tendían a llamarlo "la guarida de los nuevos vecinos posiblemente ligados a la SIA o a alguna secta". Pero en general se volvió lo más parecido a un paraíso. Beelz había llevado una televisión y se puso al día en lo que los humanos llamaban "caricaturas". A Gabriel no le agradaban tanto pero le gustaba quedarse en silencio mientras Beelz se quedaba estático mirando la pantalla. Le gustaba los colores reflejados en su piel, la manera en la que sus mejillas se inflaban cuando comía y cómo sus ojos se perdían entre las páginas de los libros cuando estaba leyendo. Amaba mirarlo, más que volar, más que el tacto de las nubes o la brillantez del cielo. Beelz era mejor por mucho y cuando se recostaba a su lado no había otro lugar donde quisiera estar más que con él. Beelz por su parte fingió no darse cuenta de las miradas de Gabriel sobre todo cuando empezó a medirse los vestidos y trajes que Azirafel le había encontrado para que llevara a la boda, también había hecho un buen trabajo con las cicatrices haciéndolas invisibles cuando salía a la calle, Gabriel prestaba atención a esas parte cuando se acurrucaban o caminaban en el parque. Siembre besaba los bordes, o el hueco entre su nariz y frente donde sentía los bordes afilados de la piel contra los labios; Beelz siempre trataba de apartarlo al inicio algo avergonzado pero terminaba por ceder. 

Beelz estaba adoptando la costumbre de ceder de vez en cuando, sobre todo cuando se probó uno de los mejores vestidos aunque había dicho que no llevaría uno; tenía un bonito color que destacaba el azul cristal de sus ojos y le quedaba tan bien que Gabriel había contenido el aliento al mirarlo. -Me veo ridículo- dijo el demonio alisando un listón en negro que rodeaba su cintura. Anathema, quien había sido la encargada de ayudar a Beelz a decidir le sonrió, su aura menos pesada que la vez de la playa parecía estar dormida, había adquirido tonos más claros y ya no parecía querer morder a la del arcángel, cuyos hilos dorados se habían acentuado más y parecían envolver parte del demonio. Esos dos si que eran muy raros. 

-Te ves asombroso, para ser un príncipe del infierno los colores brillantes te quedan bien- dijo la mujer embarazada ayudando a Beelz a ajustarse el vestido de la cintura. -Gabriel ¿Qué opinas?

-¿Importa lo que él opine?- dijo Beelz sin perder la costumbre de insultarlo al menos una vez al día. Gabriel hizo una mueca aunque dentro aún persistía la adoración ante el ser que tenía delante. Beelzse sonrojó un poco cuando los ojos violeta del arcángel la miraron con intensidad desde su lugar, tragó grueso al comprender el sentimiento que bordeaba el iris de su compañero, lo miró por más de 6000 años aunque nunca se había dirigido por completo hacia él. Anathema le ciñó con un poco más de fuerza el corsé haciendo al príncipe soltar un suspiro de sorpresa. 

Un suspiro. La falta de aire hecha sonido bordeó la cabeza del ángel haciendo que olvidara por completo cualquier sistema de control sobre el cuerpo mortal. No lo había pensado, incluso cuando abrazaba a su demonio por las noches, incluso cuando lo había besado hasta que olvidaron cómo besar e inventaron su propio ritmo nunca había considerado lo que había más allá de la pijama suelta que Beelz llevaba cada noche. No consideró su peso en contra de su pecho ni la visión de sus brazos y cuello al descubierto hasta que lo vio rodeado de azul brillante. No lo imaginó sin un trozo de tela hasta que lo vio cubierto por ella en las zonas que trataba de aquella noche donde nada había pasado. 

Y cuando contempló en su memoria la poca pero firme mas que componía el cuerpo de su compañero, la misma que una noche estuvo en su contra sin nada que los separara, no hizo más que sentirse molesto. Como si hubiera tenido el cielo entre las manos para luego dejarlo ir sin dar una probada si quiera. Su primera reacción fue tan humana que tuvo que disimilar el calor que ascendía por su pecho y cruzar las piernas para evitar ser traicionado. La segunda reacción fue mirarlo, sus labios, su cuello, el escote poco pronunciado pero tentador. 

Demasiado bueno para ser verdad (Beelz x Gabriel Good Omens)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora