Capitulo 1

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Había sido una linda noche de inicios de Marzo; prácticamente, Marzo  tiende a ser un mes extraño. Ni tan cerca de la primavera pero tampoco de los vientos que acompañan el inverno, era un mes favorecido por lluvias en algunas zonas y por noches tranquilas donde los enamorados caminaban en los parques al anochecer mientras las luces guiaban sus caminos al lado del estanque. Aquella noche no había rumor de autos en particular y había en total siete parejas en St. James Park acurrucándose y... llevando su afecto en la oscuridad a un límite poco permitido por los padres. Tres de ellas estaban ocultas en los arbustos; de las cuatro restantes solo una nos compete en esta historia. Una rara pareja que acaba de reunirse en una de las bancas frente al estanque de los patos.

Uno pensaría que es una pareja tímida; ella lleva el cabello recién cortado de forma que oculta parte de su ojo izquierdo mientras trata de ocultar las rodillas que sobresalen de su vestido rojo, un modelo sencillo que le va muy grande, y que por supuesto, está pasado de moda al menos por dos décadas. Su mirada observa atenta a los patos mientras su cuerpo permanece tenso en un lado de la banca. Por otro lado, el joven a su lado es un ente musculoso, de superior altura y cuyo corte de cabello recuerda a Elvis Presley pero su traje deportivo confunde con un magnate de negocios, su rostro es de molestia, como si estuviera allí más por compromiso que por verdadero interés, su cuerpo yace inclinado hacia el lado contrario de su compañera. La escena es tan extraña que una pareja que levanta la mirada para cambiar de posición piensa que es un caso típico de rompimiento mientras otra que se acomoda la ropa sugiere que es solo una mala cita donde ni uno ni otro sabe cómo acercarse entre ellos.

La verdad está algo alejada de cuestiones escolares o rompimientos amorosos y cualquiera que les sugiera lo contrario iba a terminar hervido en un caldero... o nadando con los patos que les miraban tratando de obtener comida gratuita. La joven miró con desprecio a uno de los patos, ahora comprendía al estúpido de su excompañero; el animal parecía mirarla como si estuviera escudriñando cada facción de ella, burlándose por dentro y diciendo con voz resbalosa "Oh, conozco cada uno de tus secretos querida... Cuac cuac" Con un fruncimiento del entrecejo, la dama hizo que una burbuja de agua explotara cerca del pato resumiendo al animal a nada más que plumas. A su lado, el hombre soltó un grito de sorpresa y saltó de su asiento.

-¡Por amor de Dios! ¡¿Por qué fue eso?!- murmuró con enojo, sorpresa y miedo el hombre, la dama solo se encogió de hombros e hizo una mueca, no esperaba escuchar un grito, menos aún salido de labios de un arcángel, supuso que los ángeles no estaban muy acostumbrados a ver explotar cosas, sobre todo máquinas plumíferas que hablaban con un cuac cuac. –No estamos aquí para que explotes lo que quieras, debemos guardar las apariencias, querido príncipe- dijo en voz baja fingiendo una sonrisa y acercándose más a su acompañante, lo decía la persona que parecía salir de una de esas firmas de abogados. Dos parejas levantaron la vista asustadas luego del incidente -¡No hay nada que ver, hum... jóvenes!- se corrigió tratando de parecer lo más natural posible. -¡Por supuesto que ningún plumífero ha muerto! ¡Eso sería ilegal!- dijo con una risa ahogada antes de volver a su compañera -¡¿Quieres que nos metan a prisión o que nos multen?!- la joven puso los ojos en blanco a modo de "no me importa".

-Dudo que alguien extrañe a un pato.

-Quizá su familia- dijo el arcángel adquiriendo el tono serio luego de haber gritado como una niña. –Por Dios. Pensé que esta reunión sería diferente.- Beelz también pensaba que iba a ser diferente. Cuando Gabriel mandó un memo como urgente esperaba ver que alguien estuviera involucrado en planes nada buenos que involucraban el fin mismo del cielo o el infierno.

-Yo pensé que los arcángeles no gritaban como niñas asustadas ¿planeabas ganar la guerra gritando cada que algo explotaba?- se mofó ella apartando un mechón de su frente. –Como sea, hablemos de lo importante antes de que...- miró con saña a otro pato que se le estaba acercando, rápidamente su compañero le picó el brazo.

-Sabes que hubo un truco.- dijo Gabriel captando toda su atención. Claro que lo sabía, no por nada era un príncipe de los infiernos, solo que... aún no sabía cuál ni estaba segura de querer saberlo. –Y sabes que no quieres dejarlo pasar- la joven se mordió la lengua mientras alisaba una arruga de su vestido, sintió una leve punzada de vanidad que la hizo sonreír con suficiencia. -Y sabes que desde entonces ambos lados estamos al borde de una guerra civil.  

-No me lo menciones- gruñó el demonio por lo bajo, había reprimido al menos un motín desde entonces y a diario había al menos un demonio que le pedía/ exigía que investigara los hechos. Se había hecho de oídos sordos hasta que Hastur sugirió ir él mismo a arreglar el problema, ese idiota lo único que haría sería llevar más problemas consigo, sobre todo cuando amenazó con unirse a un arcángel... Luego del último motín, Beelz había tenido que recurrir al uso de agua bendita, cosa que lo había llevado a un juicio donde casi se le expulsó del infierno. 

-No eres el único... Miguel mismo dijo que era capaz de destruir Londres por dar con ellos. No me molestaría, pero el papeleo, eso es un dolor de cabeza.- Beelz se encogió de hombros. Gabriel tampoco estaba allí por el papeleo, si no solucionaba las cosas, iban a degradarlo, quizá hasta lo harían caer, la sola idea le dio dolor de estómago. –Somos mejores que ellos y si pudiéramos, tu sabes...

-Llegar al punto cumbre de todo y eliminarlos.- Beelz suspiró cansado -Acabaría con muchos de nuestros problemas. 

-Y prevendrá otros en el futuro- Gabriel afirmó antes de sacar de su saco un pequeño sobre. Beelz le dio un vistazo antes de fruncir el ceño. -Estarás consiente que es imperativo.- Beelz afirmó con la cabeza antes de quemar la evidencia y esparcir las cenizas al viento, sintió asco tan solo de pensarlo. -Y de que no podemos permitir algo así, ningún lado.

-Pensé que no tendrías buenas ideas, Gabriel, me sorprende que te hubieras arrastrado hasta mi para pedir ayuda- Gabriel endureció la mirada, pero la postura incómoda de Beelz lo hizzo permanecer serio antes que molesto. 

-De no haberlo hecho yo, habrías esperado siglos para ponerte en marcha a mi querida- dijo luego de notar el detalle del vestido de Beelz, seguía igual de terrible que el último día que la había mirado con su traje de batalla, con el aroma a alcantarilla que podría alejar a cualquiera y el rostro lleno de porquería. El arcángel reprimió una mueca de disgusto. Beelz solo sonrió mostrando su dentadura con orgullo, un par de colmillos sobresalientes que se abrieron para dejar ver una lengua de serpiente. Gabriel volteó a otro lado ¿Siempre debía ser así de desagradable? Bueno, para su alivio, ella no había llevado consigo las moscas, Gabriel le tenía asco particular a las moscas, un trauma que llevaba consigo desde la creación aunque no lo recordara.

-Si quieres que te ayude, vas a tener que cerrar esa maldita boca tuya- dijo Beelz haciendo que sus ojos se pusieran de tono rojo. Gabriel iba a responder pero su única venganza posible era unirse a... a la joven de extraño vestido que ahora parecía querer acabar con el mundo por sí misma; con esa simple mirada no dudó en que pudiera matar a un humano. –Bien y entonces...

Gabriel suspiró y se acomodó la bufanda. –Entonces, usaremos nuestros medios para saber qué hicieron esa vez, evitaremos a toda consta esta aberración y cuando estén vulnerables....

-La tortura eterna tan cruel que será innombrable por humano, ángel o demonio y un castigo que hará a mi señor regocijarse mientras sus gritos se escuchan por los pasadizos de los nueve círculos del infierno y sus voces van apagándose lentamente... Un castigo que quedará grabado en la memoria de uno y de otro hasta que rueguen por la muerte misma y nosotros seamos tan piadosos para eliminar a uno antes que al otro. Pido que sea Crowley- Gabriel la miró con extrañeza y una mueca de desagrado como si en verdad estuviera cubierta de moscas. A decir verdad, la idea de Beelz no tenía mucho fundamento, pensó que simplemente al llegar la hora tendría algo en que trabajar para torturar al demonio que la había dejado en ridículo y casi fue el causante de una guerra civil.

-Yo iba a decir que los ejecutáramos, pero puedes hacer lo que quieras con el demonio- Beelz sonrió con beneplácito, amaba que se hiciera su voluntad casi tanto como amaba el rostro de repulsión que le daban los humanos de vez cuando al aparecerse por la tierra. -¿Tenemos un trato?- el ángel le ofreció con duda una de sus manos como una mera formalidad.

-Trato- y fue así que mientras Beelz y Gabriel sellaban su trato hubo una risa en algún sitio del universo. Al parecer los ángeles y los demonios no habían aprendido de la lección de Crowley y Azirafel: los tratos entre ellos nunca terminan como cabría de esperarse. 

Demasiado bueno para ser verdad (Beelz x Gabriel Good Omens)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora