Capitulo 7

699 92 7
                                    

Gabriel y Beelz caminaron varias cuadras buscando un nuevo hotel mientras el demonio se burlaba y hacía comentarios sobre la gente de al rededor, a algunos llegó a asustarlos con una mueca mientras el arcángel lo ignoraba tratando de encontrar en un periódico local referencias de los mejores lugares para pasar una noche. Beelz se había quejado, cualquier motel era bueno para él, sin embargo Gabriel se negó a dejarles pasar la noche en una habitación inundada de ratas y cucarachas, ya de por si era difícil tener que vivir en el mundo humano (lo comprobó cuando el primer bocado de pizza le quemó la lengua) más terrible era tener que hacerlo entre alimañas. Beelz empezaba a pensar que el príncipe era Gabriel no él. Una pareja del otro lado de la calle dio un grito cuando un taxi los mojó de arriba a abajo, la risa de Beelz retumbó e hizo a Gabriel bajar la vista del periódico

-¿Que necesidad había de desquitarse haciendo eso?- Beelz se encogió de hombros. 

-Ni siquiera fui yo esta vez- dicho esto le gruñó a un niño que se le quedó mirando, el pequeño salió huyendo a brazos de su madre. -Ese si fui yo. Estoy aburrido, lo único bueno de este lugar es la comida y el hecho de que parece que nuestro lado va ganando la batalla- dijo con una sonrisita, aprovechó para sentarse en una banca vacía, Gabriel siguió sus pasos. 

-Eso es una mentira, el bien siempre triunfa sobre el mal- dijo sin despegar los ojos del periódico -Mira, aquí dice que el de calle siguiente tiene una calificación perfecta, y el restaurante es impresionante según la crítica- Beelz bostezó. 

-Pensé que los de mi lado eran materialistas- dijo mirando al rededor con la sensación de llenura en el estómago, era reconfortante ahora que lo pensaba y se sentía "bien". Miró a Gabriel con un ligero brillo en los ojos -¿Sabes? creí que moriría antes que verte comer un pedazo de pizza. 

-Ni siquiera me gustó- dijo el arcángel con severidad -Solo era... para mantener energías- Beelz explotó en una carcajada que hizo a varios transeúntes huir despavoridos. Gabriel se estremeció y bajó el periódico a tiempo para distinguir una figura conocida en medio de la calle -¡Beelz!- el demonio aún riendo levantó la mirada -Quédate quieta- Beelz sintió incomodidad cuando el poder del arcángel la envolvió, estaba usando mayor cantidad esta vez, iba a protestar cuando Gabriel guardó de forma casi extraordinaria la compostura, por su parte el demonio quería tomar su verdadera forma y arrancarle la cabeza a... 

-Miguel- dijo extasiado el arcángel poniéndose inmediatamente de pie ante el ángel castaño bien vestido, con terror tambi'ne guardó silencio mientras lo abrazaba con cercanía, el escudo que había puesto sobre Beelz empezaba a temblar pero gracias al incómodo demonio que buscaba liberarse, había más que solo compañerismo en ese abrazo y ese sentimiento se empezó a extender hasta ella, enredándose en cada fibra de su ropa y haciendo estática en su cabello; la fuerza de Miguel lo hizo sentir incómodo y al mismo tiempo algo aterrado, no de la misma manera que las alturas, bebía admitir que era un digno oponente, uno que en la batalla final iba a derribar de los cielos como un cobro más que personal "Él me empujó" se dijo mientras su poder empezaba a luchar de forma involuntaria para liberarse, aún no era su momento pero la ira era suficiente para el príncipe. 

-Vine tan rápido como pude- las manos de los arcángeles permanecieron entrelazadas, era un toque íntimo, uno donde Miguel era el que ejercía más presión, la estática hizo que Beelz temblara de pronto, incluso antes de la caída los toques de manos no eran comunes, uno solía hacerlo con sus hermanos y con sus allegados, incluso Rafael solo tomó en su vida la mano de un ángel y ni siquiera había sido uno de los arcángeles; por su parte Beelz... "Yo no tomé la mano de uno, al menos solo una vez en un sueño" Uno donde perdió su corona y el nombre. -Sabes como son estas cosas ahora- dijo en tonó casi suplicante, debajo de las capas de gris perlado y del brillante cabello recogido lo recordó con hartazgo, era uno de los favoritos y uno de los más fuertes cuando la armadura ceñía la figura en vez de un traje. Miguel era hermoso incluso ahora, mientras su poder fluía por el contacto y provocaba que quisiera salir a luchar. En el pasado lo había respetado pero ahora... solo quería morderle el rostro igual que a Gabriel, claro. -Temía que ni siquiera me dejaran venir. 

Demasiado bueno para ser verdad (Beelz x Gabriel Good Omens)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora