Capitulo 16

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Beelz resultó muy buena en varias cosas humanas además de leer. Era buena regateando para conseguir un departamento, excelente en encontrar buenos lugares de comida y le salía bien asustar a los clientes de Azirafel, cosa que habían descubierto por pura coincidencia mientras ayudaba a rellenar tarjetas de "gracias por confirmar su asistencia a la boda". Beelz misma se había ofrecido como una especie de compensación silenciosa; además tenía una bonita letra, así que prácticamente rellenaba tarjetas mientras le respondía a los clientes de forma elegante pero dejando en claro que eran indignos de llevarse algún ejemplar a su casa. De ese modo también descubrió que le gustaban los objetos antiguos. Ese trato silencioso le ganó casi por completo la confianza de Crowley, quien aún llevaba la pistola a todas partes pero la dejaba deambular en paz y a veces le dirigía unas cuantas palabras, el tiempo que ella cuidaba la librería y en el que se dedicaba a escribir, el ángel y el demonio tenían tiempo para arreglar detalles de su boda y pasarlo en solitario. Por su parte Gabriel pasaba parte del día consiguiendo objetos para adornar la casa que casi siempre Beelz desechaba, resultó que el arcángel era bueno en la cocina y en cargar cajas, además no tan seguido peleaban por la decoración y por los muebles. "Por Dios, Beelz, no podemos vivir toda la vida en un hotel" dijo el arcángel unos días después de su primer beso. Beelz se encogió de hombros y buscó un lugar en una zona a su gusto. Gabriel estuvo de acuerdo ya que era un lugar elegante y para su sorpresa más grande de lo que había imaginado que ella elegiría. 

A pesar de los múltiples pleitos, lo habían echado a andar y la maquinaria extraña y deforme había funcionado durante dos semanas; las mejores que ambos recordaban haber tenido. Beelz por supuesto había cargado con la bañera del hotel y con la cobija que habían roto su primera noche juntos como un recuerdo algo desafortunado pero que al mirarla la hacía adquirir un sonrojo. Él no la había tocado más allá de los límites, se besaban y luego se abrazaban por varias horas hasta que ella se lo quería quitar de encima o debían salir a la calle. También habían empezado a adoptar más actividades humanas para llamar menos la atención; Beelz temía que el infierno se enterara y más les valía no dar pauta a una sospecha. Así que empezaron a tomar el transporte público y a tomarse de las manos cada vez que caminaban; se podría decir que avanzaron a su propio paso sin presionar o empujarse. Cosa algo rara entre ellos pero que los llevó a parecer más una pareja que en sus antiguos planes. 

-¿Sabes? No me molesta cargar cajas para ti o para Azirafel y el demonio, pero ¿No crees que trece en el día ya es excesivo?- se quejó el arcángel cuando varios adornos más de mesa llegaron -El cuarto de atrás no va a dar para más cajas en unos días- Beelz puso los ojos en blanco mientras seguía escribiendo. 

-Menos conversación y más trabajo, arcángel- dijo con voz autoritaria mientras le respondía cordialmente con un gracias a la señora y el señor Shadwell. Sonrió de lado al ver a su... a Gabriel entrando a regañadientes, usó un pedazo en blanco de hoja para trazar varias palabras, se le daban bien de todas formas: "Lord Beelzebub, príncipe del infierno agradece su asistencia a su boda con el Arcángel Gabriel" tachó la palabra arcángel antes de tachar todo el mensaje y arrojarlo a la basura; eso de las bodas jamás le había interesado, no hasta el momento donde empezaron a gustarle los bocetos de flores y las cosas que iban llegando a la librería -¿Crees que nos inviten?

-¿A dónde?- Beelz puso los ojos en blanco, a pesar de que las cosas habían cambiado, había detalles que nunca lo harían por la eternidad. 

-¿Siempre eres así de lento?

-No vamos a empezar a discutir si eso es lo que quieres, para eso tenemos nuestra casa- Beelz fingió una mueca pero la mención de "nuestra" hizo que el corazón le saltara. 

-A la boda- dijo Beelz dirigiendo su atención a las notas que ya había realizado, su mano empezaba a doler -Sería algo peculiar de ver- Gabriel dibujó una sonrisa burlona en su rostro aproximándose al escritorio y agachándose hasta quedar a pocos centímetros del rostro de Beelz quien desvió el tema ante un inminente sonrojo -Sigues oliendo a perfume barato. Más te vale no inclinarte de más en el escritorio. No quiero tener que pagar otro mueble destruido por tu estupidez. 

Demasiado bueno para ser verdad (Beelz x Gabriel Good Omens)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora