Capitulo 22

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Las huidas no se les daban bien a los ángeles y a los demonios. Tendían a llevar lo innecesario y a dejar notas demasiado explícitas sobre motivos y razones, tanto así que Anathema había dado el grito en el cielo mientras Azirafel se mostraba consternado con la carta de huida de Gabriel y Beelz, quienes según sus propias palabras agradecían su compañía pero se disculpaban por irse ya que era imperativo mantenerlos a salvo. Beelz también aclaraba que podían quedarse con su piso y sus cosas ya que no pensaban volver, el cielo y el infierno no iban a descansar hasta verlos muertos. Crowley había palidecido ante las palabras declarando que de haber sido una treta al inicio, se habían tomado muy en serio eso del romance como para morirse juntos, se ganó una mala mirada por parte de su futuro esposo y dde los niños, quienes preguntaban cuando se les uniría Beelz a los juegos de playa. "Quizá ya no haya juegos de playa para ella" dijo al final el demonio.  Su comentario le ganó las lágrimas de su ángel quien no planeaba tener que despedirse de Beelzebub tan pronto. Quizá no la conocía tanto y sí, Gabriel era un idiota pero no deseaba verlos muertos y mucho menos en peligro.

-Podríamos ir por Miguel- sugirió Azirafel con los ojos llorosos pero él mismo estaba consiente que luego de salvar su vida del fuego de infierno no iba a ir en contra de las órdenes del cielo, suficiente era saber que había guardado su secreto como para ir a buscarlo para pedir ayuda -O podríamos decirle a Adam- esa idea era diez veces mejo aunque Crowley y Anathema no estaban muy seguros de como un ex-anticristo podía salvar a un príncipe del infierno y a un arcángel que había huido.

-Si nos metemos, podríamos terminar igual que ellos- dijo Crowley.

-Son nuestros amigos- el demonio iba a protestar antes de que Azirafel levantara la voz -Se fueron para que no nos pasara nada otra vez, están hasta cierto punto de nuestro lado- Crowley lo miró incrédulo -Tu siempre dices que la batalla gorda será entre nosotros y el cielo y el infierno ¿No crees que esto tiene que ver con eso? No seríamos solo dos, sino cuatro.- Crowley atónito lo pensó unos segundos. No era novedad que le disgustara Gabriel pero en lo que a Beelzebub se refería, sentía estima por el príncipe. Crowley suspiró.

-Bien, pero nuestro lado es nuestro lado ángel, ellos dos entran en un otro lado distinto.

*+*

Beelz pensaba que el desierto era una buena idea para esconderse pero resultó peor de lo que pensaba, la arena le molestaba los ojos y no había más que cavernas con alimañas para esconderse mientras su vientre crecía. En menos de un mes la forma había cambiado al punto de que de vez en cuando sentía movimientos, era más fuerte y más grande de lo esperado. Haciendo cuentas, la boda de Azirafel y de Crowley debió haberse celebrado al menos dos semanas antes. Beelz solo esperaba que su huida no los hubiera hecho sentir infelices, merecían toda la felicidad del mundo y lo mejor del cielo en la tierra (figurativamente hablando). Beelz leía un tomo robado de cuentos infantiles mientras Gabriel se recargaba en su hombro, no sabía que esperar ni cuanto tiempo debían seguir escondidos o cuando el infierno y el cielo darían con ellos.

Beelz podía sentirlos cerca, el desierto había sido un buen escondite luego de que casi dieran con ellos en la selva y que casi los atraparan en las catacumbas de París. Si seguían a ese ritno iban a terminar varados en la luna, que era la séptima opción luego del Amazonas, las pirámides, el subterráneo y varias ciudades abandonadas. Beelz tratába a toda costa de limitar su hambre y sus poderes incluso cuando sintió que era insuficiente el tipo de ropa que llevaba puesta y empezó a sufrir más achaques gracias a la luz que brotaba dentro de ella; sabía sus necesidades aún sin que hablara con ella. Gabriel por su parte hacía poco pero era todo lo que podía y para Beelz era suficiente, sobre todo cuando se quedaba dormido y la dejaba a solas con el resplandor. No le había puesto nombre, ni siquiera sabía que esperar si esque había algo que esperar después de todo. Había leído poco sobre las corporaciones humanas e incluso en el pergamino dado por Miguel la información era escasa. 

Demasiado bueno para ser verdad (Beelz x Gabriel Good Omens)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora