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Acomodó sus lentes de sol, y comenzó a caminar.

No estaba dispuesta a perder tiempo.

Mantuvo una caminata ligera y natural, sin llamar la atención.

Su presa estaba a unos metros de ella.

Aceleró un poco sus pasos, hasta aproximarse a él.

Como el chico iba con audífonos, y caminaba distraído, aprovechó de meter su mano en el bolsillo del chico, y sacar su billetera.

Siempre la llevaba en el mismo lugar.

De su propio bolsillo, sacó su mariposa y la abrió, preparándose para atacar.

La luz para los peatones se tornó roja, y supo que debía actuar.

-Perdona...- Tocó el hombro del chico, llamando su atención -Se cayó tu billetera.

No lo observaba a la cara, solo de reojo, ya que no quería que el chico viera su rostro.

Cuando el chico estiró su mano para tomar su billetera, ella atacó.

Enterró su arma en el costado del chico, de manera profunda, y una vez no pudo más, la comenzó a girar.

La quitó del chico, la guardó junto a la billetera y comenzó a caminar de regreso, dejando al chico tirado en el suelo, agonizando.

Una vez estuvo lo suficientemente lejos, sacó su teléfono, y marcó.

-Está hecho, Hoseok.

-Muchas gracias, Suran. Te lo agradezco muchísimo.

-No es nada, Hoseok. Ahora, ¿Hay alguien más en la lista?

-No, él era el último. Ya hemos acabado con gran parte de su gente, solo nos queda seguir observando los pasos de los que quedan vivos, y obviamente vigilarlo a él.

-Los chicos se están esforzando demasiado en sus papeles. Fingir ser gendarmes para los presos más peligrosos no debe ser fácil.

-Me imagino, pero sé que tienen la fuerza necesaria para cumplir con esa tarea, por eso se las di. Una vez que Hyeon se familiarice con ellos, estaremos listos para avanzar al siguiente paso.

-Yo estoy preparada para ello, demasiado. ¿Cuánto queda para que se nos acabe el plazo que dimos?

-Un mes, es casi nada. Por eso debemos estar listos, a penas Jimin y Jungkook den la señal, nosotros nos ponemos en movimiento.

-Entendido, nos vemos en el refugio.

Cortó la llamada, y siguió caminando, sintiendo la adrenalina en cada parte de su cuerpo.


***


Arma en mano, ambos comenzaron a caminar hasta llegar al otro lado del pasillo.

Desde ese punto, podía ver todas las puertas de seguridad, y aprovechaban de vigilar a todos.

Jimin odiaba estar ahí.

No porque le diera miedo, sino porque lo encontraba desagradable y triste.

Habían presos que estaban en los huesos, porque otros presos no los dejaban comer y lo golpeaban hasta el cansancio, y nadie hacía nada por ayudarlos.

Él quiso ayudar, pero Jungkook lo detuvo, diciendo que era mejor que se concentrara en la misión que debía cumplir.

Aunque no hizo mucho caso.

Se podría decir que tenía un amigo ahí. Era un señor mayor, de unos setenta años, tan delgado que parecía ser solo huesos. La razón de su estadía en ese lugar es porque había matado a su hija. Al principio, Jimin le temió, pero cuando aquél anciano le contó el porqué, sintió su alma romperse.

La muchacha padecía de ELA, y aquello le rompió el corazón. Escribió una carta, donde explicaba porqué le pidió a su padre que la matara, y la firmó. Tuvo que rogarle mucho, pero su padre terminó por aceptar, acabando con la vida de su hija y ahorrándole un gran sufrimiento en el futuro.

-Todavía tengo grabado en mis mente sus ojitos suplicantes, la manera en la que lloraban cuando me decía que era mejor morir a que esperar que aquella enfermedad acabara con ella- Le explicó el anciano una vez -El juez dijo que la carta que ella escribió no servía, que pude haberla obligado a escribirla para tener una coartada. Le presenté los papeles donde acreditaba la enfermedad de mi hija, pero aún así me dieron cadena perpetua.

Jimin se había vuelto un ángel para aquél caballero. Cuando podía, lo iba a ver en sus descansos, y le llevaba comida a escondidas, para que no pasara tanta hambre.

Cuando llevaran a cabo el plan, Jimin lo sacaría de ahí, sea como sea, pero no dejaría que sufriera los últimos años de vida que le quedaban.

De pronto, el teléfono de Jungkook vibró, y lo sacó de su bolsillo para leer el mensaje.

"Dile que J te contrató, él lo entenderá"

El mensaje de Hoseok era claro.

Esa era la última parte que les faltaba.

Jimin se quedó en su posición, y Jungkook comenzó a actuar.

Se acercó a la puerta de la celda de Hyeon, y abrió la pequeña ventana que esta tenía.

Obviamente lo tenían protegido, en una celda de máxima seguridad.

-¿Cómo se siente hoy, señor Hyeon?- Preguntó, sin dejar ese tono seco de los policías.

-Bien, muchacho, ¿Cómo estás tú?

-Bien, señor- Respondió, con energía.

-¿Puedo saber por qué te preocupas por mi?- Hyeon tenía una pequeña mueca de desconfianza cuando preguntó.

-Porque, en realidad, no soy gendarme- Explicó, sonriendo de lado -J me contrató para cuidar de usted aquí, y para ayudarlo a escapar.

El rostro de Hyeon se iluminó por completo, y sonrió.

-Pero muchacho, ¡¿Por qué no me lo dijiste antes?!- Rió levemente al terminar de hablar -Dime, ¿ya tienen todo planeado?

-Si señor. Tenemos la manera perfecta de sacarlo de aquí, pero necesito que me siga en todo lo que le diga ese día, así podremos salir sin ser descubiertos.

-Cuando salga de aquí, te convertiré en mi mano derecha, trabajarás para mi y ganaras millones y millones- Dijo, para reír con emoción después -¿Cuál es tu nombre, por cierto?

-Jungkook, y mi colega es Jimin. ambos lo sacaremos de aquí.

Y sin que Hyeon lo notara, Jungkook hizo una señal, y Jimin tomó su teléfono para mandar un mensaje al grupo.

"Hefesto en marcha"

Ya no habría vuelta atrás.

El plan había comenzado, y ahora debían actuar más cautelosos que nunca.

Y con aquellas palabras en mente, Jimin se acercó a Jungkook y la celda, con la intención de que Hyeon lo viera también.

Hefesto había comenzado.




ʻOHANA ||HOPEV||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora