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-Y bien, ¿De qué querías hablar?

Hoseok tomó asiento frente a Taehyung, en la sala de la casa de ambos.

El menor estaba callado, simplemente mantenía su vista fija en el suelo y sus labios cerrados.

Dejó una pequeña cajita de madera en la mesa de centro, con cuidado.

Se dio el ánimo de levantar su rostro, y se encontró con los cautivantes ojos de Hoseok puestos sobre él, y se sintió pequeño.

-¿Cuántas veces has preguntado sobre la cicatriz de mi pierna?

-Hum, no lo recuerdo exactamente.

Respondió, sin saber qué era lo que quería en realidad el menor.

-¿Y cuál ha sido mi respuesta?

-Que no recuerdas con qué fue- Respondió, extrañado -Cariño, ¿Por qué me estás preguntando esto justo ahora?

El menor suspiró, y asintió.

Había llegado la hora.

No podía ocultarlo más.

-Aquél día, yo escuché a mi padre hablar por teléfono, y contarle a alguien el plan. Cuando salió de casa, salí tras él, siguiéndolo de cerca para ver que mierda iba a hacer- Se dio unos pequeños minutos para respirar -Cuando recién llegué, no reconocí el lugar, en absoluto. Habían pasado años desde la última vez que había ido, pero luego de unos minutos, lo recordé.

Hoseok solo observaba al menor, sin decir nada.

-No te estoy entendiendo...

-Cuando el lugar comenzó a arder, yo estaba fuera, y sin dudarlo entre para ver si podía ayudar a la gente. Las llamas se esparcieron muy rápido, solo algunos lograron salir casi sin heridas. Corrí pasillos enteros ayudando gente mientras mi padre disparaba por los pisos superiores.

Una pequeña lágrima se asomó en el ojo de Hoseok.

Estaba empezando a entender.

Cuando estuvo todo en llamas, y las paredes comenzaban a caer, fue cuando lo encontré. Estaba luchando contra una puerta para poder liberar a unas personas que se habían quedado atrapadas ahí. No lo dudé y corrí en su ayuda, sin importar el calor que hacía y el hecho de que me sentía ahogado. Cuando abrimos la puerta, saqué a una señora en brazos y corrí con ella, mientras otro señor me seguía hasta la salida.

-Tae, no...

-Cuando volví, ya era muy tarde. Él estaba herido y ya casi no respiraba. Me arrodillé frente a él y ofrecí ayudarlo, pero no quiso, se negó a recibir mi ayuda y me pidió entre lágrimas que saliera de ese infierno. Lloré, como nunca, porque sabía que él no merecía morir de esa manera, y era todo tan injusto, intenté levantarlo de igual manera, pero con mi poca respiración no tenía la fuerza necesaria para ayudar.

Tomó la caja de madera entre sus manos, y la abrió.

-Él sabía que era su fin, y con mucho dolor me entrego esto.

Sacó del interior un relicario en forma de corazón, con la cadena bastante sucia. Lo miró unos segundos, y volvió su vista a Hoseok.

-Me pidió que nunca me alejara de su hijo, que se notaba que yo lo amaba y que me mantuviera con él hasta el fin de sus días. Le iba a responder que eso haría, que no lo dejaría, pero se levantó un poco, y con la casi nula fuerza que tenía, me empujó justo cuando el piso de arriba se desprendió y cayó sobre él, aplastándolo.

Y sin querer, Taehyung comenzó a llorar también.

-Lo único que logre ver entre los escombros fue su mano, llena de cortes y quemaduras. Y corrí lejos de ahí, porque si me quedaba un segundo más moriría también. Llevaba el relicario en mi mano, aferrado, para no perderlo. Fue cuando salí que descubrí que un pedazo del piso que cayó quemó mi pierna, dejando la cicatriz.

Estiró su brazo, entregando el collar a Hoseok.

Este lo tomó, y lo abrió, viendo la foto que contenía.

Una fotografía de los tres, donde se notaban más jóvenes y sonrientes, llenó su vista.

De pronto se sintió perdido.

-¿Por qué me lo ocultaste?

-Porque si te contaba, me odiarías más por no haberlo salvado.

Hoseok tragó saliva antes de hablar.

-¿Alguien más sabe esto?

-Sólo tú, ni siquiera lo supo mi padre.

El mayor asintió, y se levantó del sofá, perdiendo un poco el equilibrio.

-Yo...

Habló, antes de darse la vuelta y correr como pudo al baño. Taehyung corrió detrás de él, hasta alcanzarlo. Se arrodilló, y le acarició la espalda mientras Hoseok vomitaba, y sus manos temblaban a más no poder.

El impacto de la noticia había sido gigante, y Taehyung lo entendía, por eso se mantenía con el mayor.

Y en ese momento, Hoseok entendió muchas cosas.

Entendió por qué Taehyung siempre se mantenía cerca aunque él no quisiera, entendió por qué el menor se preocupaba por él aunque intentara camuflarlo, entendió por qué Taehyung nunca había querido atacarlo.

Ahora todo tenía sentido.

Uno de sus rompecabezas estaba resuelto.

Cuando terminó de botar todo, levantó un poco su cabeza, y limpió sus labios con un pedazo de papel higiénico.

-¿Por qué me cuentas esto justo ahora?

-Porque me sentía ahogado.

-Te sentías ahogado...- Repitió -O sea, que si no te hubieras sentido así, no me lo hubieras contado nunca.

-No era solo eso, sino que no me sentía preparado todavía. No es un tema tan fácil de contar.

-Claro, pero vivirlo es muy fácil, ¿No? Por eso me lo cuentas en esta situación, a esta hora, por si muero al enfrentarme a tu maldito enemigo.

Hoseok se volteó, mirando de frente a Taehyung.

-Espero que no tengas que sufrir lo mismo mañana. Y espero que no me toque el mismo destino que mi padre.

Se levantó con mucho cuidado, y salió del baño, con un dolor en su pecho gigante.

Taehyung sentía una mezcla de alivio con dolor.

Había sido egoísta al guardarse eso por tanto tiempo solo par sentirse bien.

Había sido egoísta, y había dañado a Hoseok.

Las dos cosas que más odiaba hacer en esta vida.

Se levantó, también con cuidado.

Sabía que Hoseok se había enojado con él. Lo conocía casi perfectamente, después de tantos años.

Y por primera vez en meses, temió por la salud mental de Hoseok.






ʻOHANA ||HOPEV||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora