La añoranza de una abeja.

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Chloé bebía su desayuno de manera ausente.
Su domingo había sido bastante estrésante.
Su padre insistió una y otra vez en hablar con su madre sobre fidelidad y lealtad, seguramente influenciado por el Akuma del día sábado, logrando que Audrey Bourgeus en vez de poner de su parte, se ofendiera y amenazara con irse esa misma tarde de regreso a su vida en Nueva York, que no tenía lealtad que probar por nadie más que por ella misma.

Chloé hastiada, llamó a Sabrina para distraerse, pero su amiga estaba ocupada, era el día libre del Sargento Roger, así que tenían planeado algo de antemano.

Chloé desanimada subió a su "guarida" de Queen Bee y se puso a ordenar los recuerdos que tenía de esa breve pero intensa parte de su vida. Extrañaba a Pollen, la forma tan dulce en que la trataba y la llamaba "mi reina". La primera criatura en mucho tiempo que la hizo sentir valiosa.

A lo lejos escuchaba los reclamos de su madre, las súplicas de su madre, abrazo sus rodillas deseando no estar ahí, si no, volver a ser Queen Bee, luchando contra el mal, lejos de todo eso.
De pronto sintió un toque en el hombro.

- Qué pasa Jean Luck?- preguntó sin verlo.
- su teléfono móvil señorita.- indicó dejándolo en la mesa junto a ella, acompañado de una pequeña bandeja de bombones.

Chloé alzó la vista y sonrió.
- Gracias Jean Paul.-
- Un placer señorita.- dijo el mayordomo y se alejó.

La joven tomó su celular y vió el mensaje de un número desconocido. La curiosidad la venció y leyó.

"Buenas Tardes Chloé, soy Marinette te escribo desde..."

Una sonrisa se dibujó en la cara de la joven Bourjois, una que se ensanchó al ver la fotografía que su reciente "amiga" le enviaba.
En ella se vea a Luka con una sonrisa bonachona mirando a la cámara, regalando una mirada tranquila y amigable.
Chloé se tomó las mejillas con extrañeza, porqué reaccionaba así ante ese ser tan... Desalineado?
Sin dejar de manipular su teléfono se comió todos los bombones casi de una vez, y contestó lo más desinteresada que pudo.

Se quedó otro rato ahí, viendo dibujos y fotografías de Queen Bee, pensando nuevamente en Pollen. Cuando un par de lágrimas rodaron por sus mejillas, dio por terminado el tiempo en su guarida, y entró al hotel hacía su dormitorio.

No alcanzó a avanzar mucho cuando su teléfono sonó.
Era Sabrina. Aveces no entendía como le tenía paciencia, otras veces como Sabrina la tenía con ella, eran amigas, pero de una manera muy poco convencional.

Y ahora la necesitaba urgentemente.
Entró en su dormitorio y se miró al espejo, su moño alto no estaba muy ordenado, se veía a punto de caer desarmado.
Sin pensarlo mucho simplemente soltó su cabello y lo cepillo, sintiéndolo extraño, casi nunca lo llevaba suelto.

Sabrina tocó a la puerta.
- Adelante. - gritó.
- estoy en el baño.-
- Hola Chloé, recién me desocupe con mi padre y quise pasar.-
- sí, cómo sea, podrías ayudarme, me siento un poco abrumada aquí!- le reclamó.
Sabrina ni sabía peinar como le gustaba a su amiga, pero se esforzó en una media cola, dejando el resto del cabello sulto.

- Te queda muy bien Chloé!- dijo Sabrina animosa.
- bien o mal, no tengo tiempo de algo mejor... Gracias Sabrina.- dijo al fin.
- Chloé, sigues triste?- preguntó la joven de lentes.
- realmente quieres saber.-

- Chloé, no sé lo que se siente ser un héroe, y menos, dejar de serlo, pero como seas, siempre cuenta conmigo. Siempre estaré aquí. - dijo Sabrina.

Chloé la abrazó y antes de emocionarse habló.
- lo sé! Y no sé si eso te hace mi mejor amiga o una tremenda masoquista!-

Ambas rieron.

Corazón de cera [Pausada Hasta Diciembre]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora