Capítulo 18. "Propuestas y recuerdos"

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______'s Pov.

Si alguien le preguntaba como se sentía en ese momento quizás la mejor forma de describirlo era similar a que el dragón de Nemea te masticara y luego te escupiera. Y sí, puede que lo diga por experiencia.

Sentía mi cuerpo pesado, como si tuviese más de un mes de no moverlo, pero el malestar iba disminuyendo hasta ser casi imperceptible. Al abrir mis ojos la sorpresa no podía ser mayor.

Frente a mi se encontraba un joven de cabello rubio y bonitas facciones que lograban enamorar a cualquiera que se detuviese un par de segundos a admirarlo, pero ese no era su caso. Se encontraba totalmente concentrado realizando un vendaje en mi mano herida, sin poder evitarlo a mi cabeza llegaron los recuerdos de múltiples ocasiones en las que él había hecho lo mismo luego de alguna misión que le hubiese tocado desempeñar.

— Creo que deberíamos dejar de encontrarnos de esta forma —dice haciendo referencia a lo que justamente ella estaba pensando, y al terminar de hacer su trabajo vuelve su mirada color mar a su rostro sonriéndole de forma radiante— parece que no es mentira, de hecho eres tú —aquellas palabras salen de los labios de el dios aún con cierto asombro, parecía que ni él mismo terminaba de creérselo.

Asentí simplemente soltando un suspiro viendo mi mano vendada antes de acomodarme sentada en la cama— Gracias —murmuré sin recordar la última vez que había dicho aquello.

Vi la mirada de preocupación que Apolo me dedicaba, parecía que él conocía incluso más cosas de las que a mí se me habían revelado en su momento.

— Ha sido difícil ¿no? —sentí como tomaba mis manos con las suyas y las acariciaba con sus dedos sin despegar su mirada de la mía— lamento no haber estado para ti cuando pasó todo lo de Learco.

Me encogí de hombros restándole importancia al asunto— Hiciste más que muchos otros, lo que pasó no fue tu culpa. Al final él tuvo su castigo.

Vi como el dios se removió un poco incómodo en su puesto, y por primera vez, sentí que se había incomodado ante mi mirada. Parpadeé confundida al notarlo actuar de esa forma, algo no andaba bien.

— No vine únicamente por tu incidente con Eros —admite separando sus manos para pasar una de ellas por su cabello— Thanos estaba haciendo una de sus usuales visitas a los campos del castigo y notó algo —vi como Apolo cerraba los ojos sin querer creer y decir aquello— Learco ha escapado.

No supe como reaccionar al escucharle decir aquello ¿cómo demonios había sucedido? ¿Era posible para un simple humano escapar del inframundo?

Noté una mirada de pura preocupación en el rostro del dios del sol por lo que, con un gesto, le pedí que continuara.

— No sabemos donde de encuentra, pero hemos mandado a algunos dioses menores a buscarlo —sentí como el dios del sol ponía su mano en uno de mis hombros— por favor, ten cuidado. Learco podría ir por ti si se enterase que estás con vida, toma tus precausiones.

Reí suave al escuchar las palabras cargadas de angustia que él me dedicaba y sonreí en un intento de calmarme a mí misma.

— Estaré bien, he salido de situaciones mucho peores —le aseguré— y no pongas esa cara, las arrugas en tu frente te hacen ver feo —bromeé en un afán de aminorar el ambiente tenso que se sentía en la enfermería.

Apolo soltó un suspiro sonriendo un poco ahora.

— Mi propuesta aún sigue en pie —admitió luego de haberlo pensado un rato. Sonreí al recordar el día en que él me lo había preguntado— podría hacerte una diosa menor. Vivirías en mis aposentos y no tendrías que preocuparte por nada. Además, no me vendría mal sentar cabeza con una general espartana que podría asegurarse que no me pateen el trasero.

Negué con la cabeza sonriendo de costado.

— No creo poder soportar casarme con el segundo dios más infiel del Monte Olimpo —Apolo sonrió avergonzado— y tú sabes que no dejaría que nadie más que yo te patee el trasero.

Él posó su mirada en mí con sorpresa.

— ¿Desde cuándo dejaste de tenerme respeto? —esas palabras pudieron haberla intimidado de haber venido de otro dios, pero era Apolo, la quería lo suficiente como para saber que él no le haría daño. Además que notaba como su rostro intentaba ocultar una sonrisa divertida.

Me crucé de brazos viendo a otro lado.

— Desde que te convertiste en un cisne para espiarme mientras nadaba en el río Evros —lo miré de manera acusadora notando como sus mejillas se teñían totalmente de color rojo.

— ¡Casí me incrustaste una flecha en la frente! —se quejó Apolo sin que el color rosado se fuese de sus mejillas.

— Y lo tenías merecido —respondí antes de soltar un suspiro al ver que Apolo ya se había calmado y aquella sonrisa confiada había vuelto a su rostro— Gracias por todo lo que has hecho por mí, creo que debo volver a resolver algunas cosas. Quizá pueda ayudarles a encontrar a Learco y que Zeus decida que hacer con él.

Caminé por la habitación sintiendo que el dios iba atrás de mí. Me di la vuelta y cerré los ojos antes de darle un abrazo, lo que en un inicio pareció sorprenderle antes de corresponder.

— No te expongas a riesgos innecesarios, intentaré alejar a Eros lo más posible —me reconfortó acariciando mi cabello— sé que en su momento necesitaremos tu ayuda para resolver un problema que amenaza al Monte Olimpo, mantente viva hasta entonces —sentí como depositaba un beso en mi frente antes de separarme de él y abrir la puerta.

Fuera de la enfermería se encontraba Jason, Percy, un centauro que suponía era Quirón, según Jason me había explicado, tres rubios muy parecidos a Apolo y, sorpresivamente Nico estaba ahí. El último de éstos me veía tratando de decir algo. Volví mis ojos a Apolo, quien aparentemente había notado mi mirada hacia el hijo de Hades y ahora me veía divertido.

Oh no, no era lo que él creía.

— Cuídate también, no hagas destrozos allá arriba —le pedí y él río— y por favor, no te conviertas en otro raro animal y me espíes.

Escuché la melodiosa risa de Apolo que me veía divertido.

— No prometo nada —y con esas últimas palabras desapareció de nuestra vista dejando únicamente un leve olor a laurel.

Una mirada profunda cayó sobre mí, lo que me hizo volver los ojos posándose en los iris oscuros del centauro que me miraba con curiosidad.

— Creo que tenemos algunas cosas de qué hablar ¿no le parece?

End of ______'s Pov

Remember me... |Nico Di Angelo y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora