Capítulo 7. "Aire con olor a romanos"

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Su mirada se desviaba en distintos puntos del campamento, le explicaba con pocas palabras donde estaba cada cosa. En un momento del recorrido comenzó a tocar su brazalete con nerviosismo.

Se puso alerta, con vista fría y calculadora.

— Ρωμαίους— Murmuró.

En sus manos ya tenía su par de dagas, preparada para atacar.

Me tomó un rato recordar bien el griego, pero luego de unos segundos la traducción vino claramente a mí. "Romanos"

Eso no era bueno.

La cogí de las muñecas, indicándole que se detuviera.

— Espera, déjame explicarte...— Ella bajó las dagas, dándome a entender que me escucharía, aún así no guardó sus armas— En estos tiempos algunas cosas han cambiado, en la guerra contra Gea, la madre tierra, los romanos y los griegos trabajaron juntos para vencerla. Así que ahora hay una especie de tregua. Todos nos llevamos muy bien desde entonces— Le resumí.

Ella soltó un juramento entre dientes y guardó las dagas en su brazalete.

Caminamos por el campamento, en dirección a la casa grande.

Cuado ibamos por la zona de combate pudimos visualizar una cabellera azabache brillante, se dio la vuelta, viendome con ojos verdes de sorpresa.

Corrió a donde estabamos con _______ y de un momento a otro ya tenía sus brazos al rededor mío.

Me removí incómodo, separándome de él, aún recordaba mi pequeño enamoramiento con él. Al menos el chico no lo sabía.

Rio un poco, separándose de mi, pasando una mano por su desordenado cabello mientras negaba con la cabeza.

— Cierto. Había olvidado tus problemas con el contacto físico— Dijo Percy.

Genial, al menos el solo había puesto una excusa por mi comportamiento. Asentí, dándole a entender que era verdad.

Sus ojos cayeron en la figura femenina que tenía a mi lado, observando curiosa al hijo de Poseidón, o más bien, preguntándose el porque tenía esa espada en su mano.

Ahora recordaba de donde venía, a lo mejor y hasta había visto esa espada en manos del propietario original. Oí como decía "Anaklusmos" entre dientes. Él le sonrió.

— Hola— La saludó. Ella alzó una mano, respondiéndole— ¿Es tu novia, Nico?— Ladeó la cabeza, confundido.

Yo negué rápidamente con la cabeza. Seguramente tenía las mejillas sonrojadas.

_______ simplemente veía divertida la escena.

— No, no. Ella es mi, ¿Amiga?— Respondí.

No sabía si tenía la confianza necesaria para decir que lo era.

Percy asintió, muy poco convencido.

— Nunca te había visto por el campamento, ¿De quién eres hija?— La interrogó Percy.

Sin duda falta de tacto podría ser su otro defecto fatídico.

Intervine antes de que ella lo hiciera. No sabía si debíamos contarle a Percy de ella.

— Eh, ella no ha sido reconocida aún—

Nunca fui buen mentiroso y eso se probaba justo ahora por mi tono nervioso y vacilante al decir aquello.

Percy hizo una mueca, como un poco dolido.

— Bien. No tienen por que decirme. Lo entiendo— Comentó apagado.

Remember me... |Nico Di Angelo y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora