Capítulo 19. "Una ayuda en llamas"

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— Entiendo —

Eso era todo lo que había salido de la boca del centauro luego de la explicación que la espartana acababa de darle. La charla había durado al menos unos 20 minutos en lo que ella explicaba su pasado y como se encontraban las cosas ahora. En ocasiones Quirón me veía como queriendo decirme algo, quizás no sabiendo de que forma hacerlo.

La chica en ningún momento había vuelto a verme, y la entendía, no reaccioné de la mejor manera al enterarme de quien era su padre. Lo más seguro era que me odiaba, pero debía hablar con ella para aclarar las cosas y explicarle el porqué de mi comportamiento.

— ¿Sabe cuál es la misión que le ha sido encomendada? —habló de nuevo Quirón llamando la atención de todos los presentes, incluyéndome.

Vi como la chica movía la cabeza negando.
— Nadie llegó a decirme eso, solo me dijeron que debía estar lista para cuando me llamaran, y que debía pelear llegado el momento —se encoge de hombros.

En la enfermería nos encontrábamos únicamente Quirón, Jason, Percy, _______ y yo.
— Learco está en esa situación en parte por mi culpa, es mi deber encontrarlo para que no cause ningún problema a los mortales o a los dioses —la castaña hablaba con total seguridad.

La mirada de Quirón reflejaba duda, seguramente estaba pensando lo mismo que yo ¿qué tan conveniente era que la espartana se enfrentase a su antiguo amor y el hombre que posteriormente le había traicionado?

— Lo buscará cuando los dioses tengan alguna pista de su ubicación. De momento debes mantener el perfil bajo y cuidarte de Eros —recomendó el centauro a lo que Percy asintió junto con Jason prometiendo cuidarla.

Me sentía un poco incómodo, quería ser yo quien se asegurara que la chica estuviese bien. Pero en aquel momento no estaba para ese tipo de pensamientos, por algún extraño motivo necesitaba que ella me perdonara.

Vi como ella se levantó y Percy por instinto fue a tomarla del brazo para ayudarla a caminar pero ella se negó. Le agradeció a Quirón por su ayuda y sin más salió de la enfermería, seguramente a la cabaña 13 a descansar un rato. No volvió en ningún momento a verme, pero al contrario le sonrió al azabache y a mi rubio amigo.

Eso hizo sentirme aún peor.

Solo había alguien que podría ayudarme a resolver aquello. O eso creía yo.

[...]

— Repite una vez más el plan.

El chico frente a mí soltó un bufido de molestia al escuchar me decir aquello y juré que por una vez era yo quien lo desesperaba y no él a mí. Que rápido dan vuelta las cosas.

— Irás donde ella, le darás la flor, la caja de bombones y te disculparás —mencionó el chico subiendo uno a uno sus dedos con cada paso— ya luego cuando lo hayas conseguido la besas.

Abrí los ojos con sorpresa y le di un golpe con mi puño en su brazo ocasionando que el chico soltara un "Auch" y masajeara el área lesionada.

— Ella es solo mi amiga —gruñí molesto y el chico rodó los ojos— ¿Y en serio crees que todo esto sea necesario? Ella no es una chica común, Leo.

El chico de rasgos latinos sonrió al escucharme y pasó un brazo alrededor de mis hombros a lo que suspiré controlándome y no empujarlo lejos de mí, "recuerda Nico, él te está ayudando, o eso creo".

— Ay Di Angelo, por eso estás soltero —se río Valdez pero evitó decir algo más al ver mi mirada de genuina molestia— a cualquier chica le gusta que tengas ese tipo de atenciones con ella.

Suspiré.

— ¿Y es necesario que use esta ropa? —
La verdad era que no me sentaba nada mal. Mi atuendo consistía en unos pantalones negros junto a una camisa formal del mismo color. Mis tenis negras habían sido sustituídas por unos zapatos semi formales del mismo color. Y temporalmente Leo se quedaría mi chaqueta de aviador para que según él "no arruinara mi outfit".

— ¡Claro que sí! Debes impresionarla y asegurarte que no piense que eres un vagabundo que ama el color negro. ¡Auch! —se quejó por el nuevo golpe que le di.

No estaba del todo seguro ¿qué le diría? ¿Cómo se disculparía con ella? Y sin duda no estaba en sus planes usar las frases de ligoteo de Leo como la de "Nena ¿a qué horas sales por el pan?"

— Vamos sombritas, seguro y las cosas salen bien —me animó Leo— esto es algo que no puede fallar, si no recurre al plan B.

Fruncí el ceño confundido. Nadie mencionó un plan B.

— ¿El plan B?

— Ponerla celosa —dijo Leo con su usual sonrisa de maníaco en los labios.— te ve con alguien más, se enoja, te reclama, pelean y al final se besan —terminó y me vio como si aquel plan fuese infalible— o al menos así sucede en las novelas mexicanas que veía mi abuela.

— ¡Que no la quiero besar! —masajeé el puente de mi nariz pidiendo paciencia a los dioses para no estrangular a Leo— creo que intentaré lo primero.

Me vi una vez más en el espejo del búnker de Leo antes de palmear su espalda en señal de agradecimiento. El chico duende sonrió en respuesta y comencé a caminar a la cabaña 13 antes de escucharle gritar.

— ¡Quiero conocerla!

Negué con la cabeza y caminé decidido. Nada podía salir mal ¿o si?

Remember me... |Nico Di Angelo y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora