Capítulo 2. "Jamás te fíes de un muerto"

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Cerré la puerta de mi habitación con fuerza.

Arrojé todo lo que vi a mí alrededor dejando como consecuencia vidrios rotos, sábanas arrugadas y ropa desperdigada en el suelo.

Iba a romper otro objeto más que tomé de mi mesa de noche cuando me percaté lo que tenía en las manos y solté un suspiró.

Era un porta retrato con una foto a blanco y negro en él.

En la imagen se podían observar a dos niños juntos. La niña, que era mayor, tenía al pequeño niño sentado sobre su regazo a la vez que ella le daba un tierno abrazo. El niño tenía una sonrisa de felicidad auténtica.

Esa foto enmarcaba parte de mi vida.

Esos dos niños éramos Bianca y yo.

Acaricié con mi dedo pulgar el porta retrato, sintiendo una gran opresión en el pecho.

Extrañaba a mi hermana. Demasiado.

Algunas lágrimas asomaron en mis ojos. Ella sabía qué hacer en estos momentos.

"Bianca" Suspiré mirando al techo "Te necesito" Dije con la voz entrecortada.

Me tiré sobre la cama y hundí mi cara en la almohada para ahogar los sollozos.

Nunca había imaginado que extrañaría a mi hermana de aquella manera, y sin dudarlo no podía quedarme de brazos cruzados.

Me levanté de la cama y me limpié los ojos con los puños.

Salí de mi habitación y regresé al salón principal, dónde Hades se encontraba acariciándose la sienes mientras jugaba ajedrez con uno de sus sirvientes muertos.

Una sonrisa sarcástica asomó por sus labios.

— ¿Ya te has tranquilizado niño?— Preguntó aguantando una risa.

Apreté los puños para armarme de valor.

— ¿Sabes qué puedo hacer para traer a alguien a la vida?— Le dije seguro.

Hades abrió los ojos con sorpresa. Poniéndose nervioso de repente.

Pasó una mano por su cuello, masajeándolo un poco.

— Creo que no has entendido mi función— Dijo Hades— Soy el dios del inframundo pero existe una ley natural acerca de la vida y la muerte que es casi imposible de romper. Yo intenté hacerlo con María—

Cerré los ojos al escuchar el nombre de mi madre.

— Tú lo has dicho. Casi imposible. Osea, que hay una pequeña posibilidad de hacerlo correctamente, ¿no?— Estaba impaciente. Necesitaba respuestas y mi padre no me las estaba dando.

Hades negó con la cabeza.

— Es demasiado arriesgado—

Yo alcé una ceja.

— Pero han existido casos, Hércules por ejemplo— Una vena del cuello de Hades se marcó al escuchar el nombre del hijo más reconocido de Zeus— Lo cual me confiere a mí una pequeña posibilidad al ser tu hijo— Argumenté con seriedad.

Hades dio un suspiro.

— Sé porque haces esto— Asintió— Yo también quiero que Bianca regrese. Pero me temo que no podemos hacer nada...—

Lo interrumpí.

— ¡Tú nunca haces nada!— Me quejé— ¡Deja de pensar en ti mismo por solo cinco segundos y ayúdame!— Renegué, conteniendo las ganas de llorar nuevamente.

Remember me... |Nico Di Angelo y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora