Capítulo 10. "Pequeños actos de caballerocidad"

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Me sostuve con dificultad de la cabecera de mi cama, pese a haberme acostumbrado, el viaje sombra no dejaba de agotarme las energías.

Lo mejor sería descanzar un poco, sin mas, me dejé caer en el blando colchón, provocando que los resortes chirrieran en protesta. Puse uno de mis brazos sobre mis ojos y el otro reposaba a mi lado.

El invierno se aproximaba con rapidez y eso se demostraba claramente en el frío que empezaba a entrar al campamento. Si bien la barrera también podía impedir el paso de la nieve, el incesante viento húmedo no era capaz de ser retenido.

Escuché como la puerta de la entrada se abría con cautela, supe que _______ había llegardo.

Estuve tentado a preguntarle acerca de esa rara conversación que "accidentalmente" presencié, pero se enojaría al saber que oí algo que no debía sin su consentimiento. Era mejor dejar las cosas así.

Noté que intentó hacer el menor ruido posible, a lo mejor pensaba en que yo estaba dormido, mientras arreglaba sus cosas para luego irse a caminar un rato con Will.

¿Cómo me sentía con respecto a eso?

La mejor manera de describirlo era compararlo con la similitud de recibir un golpe en la entrepierna. Duele y te deja incómodo hasta que se pasa. Si, eso era una buena forma de decirlo.

No tenía ninguna intención de hablar así que fingí estar dormido.

Sentí su fija mirada en mi cuando supuse que ya estaba lista, seguido de sus delicados y gráciles pasos acercarse a mi cómoda. El tacto de su mano en mi muñeca llegó un par de minutos después, solo eso bastó para notar su inseguridad al tocarme.

Sus manos eran cálidas y gentiles, casi me hizo extrañarlas cuando se alejó tiempo mas tarde.

Los pasos aún se oían resonar, por lo que todavía no se había ido.

Un suspiro proveniente de sus labios puso mis sentidos en alerta.

El caminar volvió a llegar a mi lado junto con la agradable sensación de suavidad, proporcionada por una frasada que la espartana había colocado sobre mi cuerpo para aplacar el frío. Era un gesto protector que logró adormitar mis sentidos por un momento, deseando levantarme y rodearla con mis brazos como agradecimiento. Apretándola a mi cuerpo con firmeza.

Me recordaba un tanto a Bianca. Aunque no lo pareciera, la chica a mi lado intentaba cuidarme todo el tiempo, tal como mi hermana. Y pese me costaba admitirlo, sentía una especie de cariño hacia ella, un gran cariño que era muy diferente al que yo tenía hacia mi hermana mayor.

Y eso me preocupó.

Tenía muy en claro que no sentía algo más que aprecio hacia ella, no podia ser nada más.

Abrí los ojos justo después de que oí el suave golpe de la puerta al cerrar, ya se había marchado a su "cita" con Will.

Él no me parecía su tipo. Tranquilo, reservado, un poco presuntuoso, con actitud pomposa en ocasiones, pacífico hasta cierto punto. Era obvio que no congeniarían en algo más allá que una amistad.

Ella, si buscaba a alguien, comenzaría por un chico frío, que la quisiera pero que no fuese demasiado cariñoso ni que la asfixiase con palabras cursis y abrazos desesperados; valiente, sin miedo a enfrentarse al peligro; veraz; un poco bipolar, cuyas diversas personalidades concordaran con las suyas; fiel, en quien pudiese poner su confianza ciegamente; un poco extraño, con una forma de ser misteriosa y lúgubre que llamase su atención...

Sin darme cuenta, empecé a describirme más a mi mismo, a lo mejor y era porque de casualidad concordaba con algunos de los gustos que yo suponía que poseía, y nada más que eso.

Remember me... |Nico Di Angelo y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora