Prólogo.

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Apolo se encontraba paseándose nervioso en la sala de juntas del olimpo. Una nueva profecía había sido dictada por el oráculo de Delfos.

Hades, que ya se encontraba ahí, observaba furioso al dios del sol.

- Para ya de caminar, idiota- Escupió Hades molestó.

Apolo asintió simplemente, suspirando con lentitud.

No era propio de un dios perder los estribos de aquella manera, pero, él estaba a punto de caer por el esfuerzo que le había costado el asimilar la gravedad de la noticia.

- ¿Para qué me llamaste, Apolo?- Preguntó Afrodita entrando a la sala. Ella observó impresionada al ver a Hades, también ahí- Menuda sorpresa que me he llevado- Dijo dirigiéndole una mirada de desprecio al dios del inframundo- Cuanto tiempo, Hades-

Él la ignoró con total repulsión hacia a bella dama acreedora de la mayor belleza que existía.

- Habla ya, Apolo- Objetó Hades- No hagas que pierda mi valioso tiempo acá arriba. El inframundo me necesita demasiado para que tu estés como si nada con tus jueguitos tontos-

Apolo asintió y les indicó a tomar asiento.

Ambos, con poco deseo, cumplieron lo que Apolo les pedía.

- Por favor. No vayas con rodeos y ve al punto- Soltó Afrodita petulante al ver que Apolo se pensaba bien lo que diría.

- Bien- Suspiro- Se los diré... Pero he decidido llamar a alguien para ayudar a salvar mi pellejo si llegan a enojarse conmigo- Comentó temeroso.

Justo después de decir aquello un olor a mar inundó las fosas nasales de los presentes y por la puerta se coló Poseidón, sonriéndole divertido a Apolo.

- Y bien, ¿de qué me he perdido?- Preguntó riendo ante la cara de aflicción del dios del sol.

El solo se encogió de hombros.

- Recuerda que prometiste protegerme si alguno de los dos llegaba a ponerse... Uh, ¿Violento?- Espetó Apolo, esperando una mirada aprobatoria por parte de Apolo.

- Claro, sobrino- Asintió, compadeciéndose de él- Vaya que estas metido en un buen embrollo, ¿no es así?-

El otro solo soltó un bufido. Dándolo por hecho.

- ¿Podríamos empezar de una vez?- Preguntó Hades, claramente molesto.

- Calma, hermanito- Sonrió Poseidón, pasando un brazo por los hombros de Hades- ¿Es que acaso quieres volver tan rápido a ese horrible agujero que sueles llamar hogar?-

Hades empujó a Poseidón de su lado. Soltando un gruñido de molestia.

- Le llamo hogar porque tu repulsiva presencia no está ahí- Dijo Hades apretando los puños.

Poseidón soltó una carcajada.

- Tan cariñoso como siempre- Negó con la cabeza- Eres un cascarrabias sin remedio, ¿lo sabías?-

Escucharon un carraspeo de garganta y todos volvieron a ver a Afrodita, que los observaba ceñuda.

- Déjense de bromas y empiecen una vez. Tengo cosas que hacer- Habló ella decidida.

- Comenzando con esto. Debo decirles que el chico no tiene la culpa de nada- Soltó Poseidón, tratando de ayudar a Apolo.

- Bien- Apolo pasó una mano por su cabello antes de comenzar a hablar- Como saben el Oráculo de Delfos es el espíritu encargado de dictar las profecías que afectan tanto al mundo inmortal como el mortal, ¿no?- Hades y Afrodita asistieron. Confundidos- Muchas veces, las profecías son escritas por mí y dictadas por el Oráculo pero, pocas veces el Oráculo escribe una profecía para la subsistencia y balance del mundo mortal e inmortal- Apolo cerró los ojos antes de continuar- Y hace poco ha surgido una nueva profecía-

Remember me... |Nico Di Angelo y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora