El universo entero parecía estar ahí.
Ahí, en sus labios, que parecían encajar con los míos de una manera perfecta.
No me importaba qué significaba ese beso, qué sentía él, ni que debíamos sentir después de esto.
Sólo me importaba lo perfecto que se sentía tener mis labios sobre los suyos.
Temblaba. Podía sentirlo bajo mis manos, las cuales sostenían sus mejillas.
Cuando se separó, un sollozo escapándose de sus labios, pude sentir las lágrimas en sus mejillas de nuevo.
—Yo... —empezó, con la cabeza gacha y su voz temblando—. Ni siquiera..., ni siquiera sé por donde comenzar...
Suavemente lo senté en mi regazo y, enredando mis dedos en su cabello, apoyé su rostro en mi pecho, sintiendo el temblor que tuvo su cuerpo.
No dije nada, pues no había nada que pudiese decir.
Luego de un rato de silencio y sollozos ahogados, sentí su cuerpo relajarse un poco y comenzó a hablar, bajito, como si estuviese perdido en sus recuerdos.
—Al principio no..., no ocurría seguido... Llegaba borracho de vez en cuando y..., siempre comenzaba golpeando a mamá, luego a nosotros —sorbió por la nariz—. Mamá siempre decía que no pasaría de nuevo y sólo empeoraba... A este punto de mi vida sé que ella no quería dejarlo y que si..., si no hubiese pasado lo que pasó..., ella aún no lo hubiese dejado...
Asentí suavemente, indicándole que podía seguir y Alex simplemente se acurrucó más en mi pecho.
—Andrew era..., muy diferente a mí. Él era risueño..., brillante..., todo parecía darle esperanzas —una sonrisa triste se formó en sus labios, mientras una lágrima se deslizaba por su mejilla—. Yo hice..., hice todo para que papá no lo tocase pero..., nunca fue..., nunca fue suficiente —se detuvo, los espasmos del llanto arremetiendo contra él de golpe y sentí las lágrimas llenar mis ojos, pues verlo así me rompía el corazón. Respiró hondo y siguió—. Papá nos..., nos dejaba por días en el sótano a los tres..., con nuestros tobillos amarrados y bajaba simplemente a golpearnos, hacernos pequeñas cortadas o quemarnos con cigarrillos. Y luego él..., él nos compraba regalos y se disculpaba como si no..., como si no fuese nada... —apretó los puños, la mezcla de dolor y odio haciéndolo temblar—. Él hizo..., hizo un maldito curso de enfermería para no tener que llevarnos al hospital y que la gente hiciese preguntas... Era horrible ver como..., como la persona que hacía tus heridas te curaba...
—¿Nunca dijiste nada? —pregunté, con cautela y él negó con la cabeza—. ¿Por qué?
—Mamá nos decía que no lo hiciéramos. Decía..., decía que todo sería peor entonces.
Por instinto, apreté más a Alex contra mi pecho, pues el imaginarlo en esa situación me producía una punzada horrible en el pecho.
No dije nada más y Alex continuó:
—Esa noche..., Andrew y yo no supimos lo que estaba pasando hasta que escuchamos a mamá gritar —tembló—. Le dije a Andrew que se..., que se quedase en su habitación y yo fui a ver que había pasado. Y mamá..., mamá ya estaba...
Las lágrimas corrieron por sus mejillas al instante y no logró seguir, aferrándose a la tela de mi camiseta como si fuese un bote salvavidas.
—Le disparó, Nat... —sollozó, casi ahogándose con sus palabras—. Y al verme..., él..., sólo me tomó por el cuello y trató de ahogarme. Yo..., yo pensé que moriría..., que ahí terminaba todo... pero...
Entrelacé mis dedos con los suyos, tratando de darle algún tipo de fuerza para seguir hablando y respiró con dificultad, intentando calmarse lo suficiente para continuar.
Lo hizo luego de un rato.
—Andrew..., Andrew saltó sobre él y me soltó... Cuando me di cuenta, papá..., papá estaba golpeándolo contra las escaleras, yo... aún puedo..., aún puedo escucharlo gritar y sólo..., sólo corrí, tomé el arma y... le disparé... —parecía ahogarse y los espasmos que daba por los sollozos casi no le permitían hablar, pero siguió—. Cuando cayó al suelo corrí hacia Andrew pero él ya no..., ya no estaba respirando y había..., mucha sangre por todos lados. Ni siquiera..., ni siquiera llegó a la ambulancia...
Y fue todo.
Sentí la manera en que cayó por completo, las lágrimas apoderándose de él totalmente y sólo pude rodearlo con mis brazos, escuchando con lágrimas en los ojos la manera en que lloraba a gritos en mi pecho.
No supe qué más hacer.
Me sentí un idiota por haber siquiera dudado de sus intenciones y por haber pensado, así fuese por un segundo, que era capaz de otra cosa.
Aún habían cosas que quería preguntarle, cosas que quería saber de él, pero también sabía que no debía preguntarle.
Alex estuvo llorando por horas y ni siquiera me molesté en pensar en el dolor de espalda que me producía la posición en la que estábamos, ni que mi ropa cada vez estaba más húmeda.
En ese momento, sólo quería que Alex sintiera que todo estaba bien.
Cuando se hubo calmado, vaciló. Vaciló antes de separarse y verme a los ojos y, cuando finalmente lo hizo, noté el miedo impregnado en ellos.
Buscaba cualquier cosa en mis ojos, cualquier mínimo rechazo o lástima y no pensé que hubiese nada más deprimente que eso.
¿Cuántas veces había contado esto y le habían dado la espalda?
Una sonrisa triste se formó en mis labios y sus ojos se abrieron en sorpresa.
Suavemente, acaricié la piel tras su oreja, peinando sus enrulados cabellos y vi sus ojos llenarse de lágrimas de nuevo.
Bajó el rostro y una pequeña sonrisa se formó en sus labios.
—Necesito un cigarrillo —dijo, con voz ronca y casi podía sentir la tranquilidad en su tono.
—No sabía que fumabas —respondí, sonriendo.
Y, cuando volvió a mirarme, la intensidad que había en sus ojos hizo que el corazón se me disparase en el pecho.
—Y, maldición, también necesito que me beses de nuevo.
****************
Holaaaaaa
Feliz fin de semana ~
Les traje un capítulo de revelaciones y lagrimitas para nuestro pequeño Alex, que tuvo una infancia de mierda.
(Sigo amando su personaje)
No hay mucho que decir hoy, honestamente asi que, ¿que les pareció el capítulo?
¿Qué piensan del pasado de Alex y por qué creen que es como es?
¿Qué piensan sobre el desarrollo de su relación?
Y yap
Los amo, gracias por leer 💕
Nos vemos la semana que viene~
Senpai fuera
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Al Compás del Corazón [gay/yaoi]
RomanceNathan es un chico frío y a quien no le importa lastimar a los demás con sus palabras, pues su propio dolor le impide notar el de otros. Su madre y su hermano son las únicas personas en las que confía y también los únicos que saben por qué está como...