[Unas horas antes]
La música retumbaba en las paredes de la Academia mientras yo veía a las chicas bailar, gritando correcciones de vez en cuando.
No estaba seguro de si era un muy buen profesor o esas chicas eran sobresalientes, pero todo era bastante impecable.
Llevábamos días seguidos ensayando debido a que había inscrito a todos mis grupos en algunos concursos, lo que me hacía estar ocupado la mayor parte del tiempo.
Pero todo estaba saliendo bien.
Normalmente los viernes eran mis días más ocupados, pues los concursos solían ser los fines de semana, ese era uno de los pocos en los que saldría más temprano, así fuesen sólo treinta minutos.
Sería la primera galería en la que Nathan formaba parte desde que nos conocíamos y, con lo feliz que estaba, debía ser algo bastante significativo y quería estar ahí con él.
Las niñas podían esperar.
Me costaba despegar los ojos del reloj de la pared y una sonrisa se plantó en mi rostro al escuchar los autos estacionarse frente a la estación, lo cual era señal de que los padres de las niñas habían venido por ellas.
Miré el reloj en la pared y sonreí.
Dos en punto.
—¡Adiós, Alex! —gritaron varias de las niñas al irse de la mano de sus padres y yo sólo agitaría mi mano con una sonrisa.
Ese día lo hice con más entusiasmo.
«Ya váyanse», pensaba.
Todas salieron en alrededor de quince minutos hasta que sólo quedó una niña sentada en la entrada en posición de loto.
Gruñí.
Fantástico, alguien aún no se iba.
—Emma, ¿aún no vienen por ti? —pregunté y ella negó con la cabeza—. ¿Quieres que llame a tus padres o te dijeron que se tardarían?
—Mamá nunca me dice cuando va a tardarse —dijo y quise golpear mi cabeza contra la pared.
—La llamaré, ¿está bien? —dije y tomé el teléfono.
No era la primera vez que se olvidaban de Emma o venían a buscarla más tarde lo habitual, había discutido con sus padres varias veces al respecto y habían mejorado en buscarla las últimas semanas.
¿Por qué mierda tenían que volver a olvidarla hoy?
Su madre contestó al tercer tono.
—¡Profesor, hola!, ¿pasa algo? —dijo con demasiada tranquilidad.
Apreté los labios, conteniendo mis ganas de decirle que lo que pasaba es que era una maldita inútil en buscar a su hija de sus clases y forcé una voz suave.
—La clase terminó hace veinte minutos y me preguntaba cuándo vendría a buscar a Emma —dije.
—¿La clase no terminaba a las dos treinta? —preguntó.
Me apreté el tabique con los dedos.
—Les avisé la semana pasada que la clase de hoy era hasta las dos.
—Oh Dios, cariño, lo olvidé, estoy en una reunión ahora, en cuanto termine pasaré por ella.
—Debe venir por ella ahora, tengo un compromiso y debo irme de la Academia, no puedo esperarla.
—¡Pero no puedo salir en este momento! —exclamó y sentí la sangre hervir en mi pecho—. ¡Ya sé! La casa de su abuela no está muy lejos de la Academia, ¿podrías dejarla ahí? Ella sabe dónde está.
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Al Compás del Corazón [gay/yaoi]
RomansaNathan es un chico frío y a quien no le importa lastimar a los demás con sus palabras, pues su propio dolor le impide notar el de otros. Su madre y su hermano son las únicas personas en las que confía y también los únicos que saben por qué está como...