Capítulo 2

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- ¿Tú eres la hija de Moctezuma verdad?

-No, no lo creo,  debe estar confundiéndome con otra joven

-¿Enserio?, es que yo conocí bien al gran Moctezuma y te pareces mucho a él

-No, lo dudo, mi padre es Hernán Cortés y mi madre la Señora Marina

Él me miró fijamente

-Debe ser eso seguramente, ya debe irse que ya no tarda en oscurecer

-Si gracias, hasta luego

-Hasta luego -subí al caballo y me fui

Durante todo el resto del camino no dejaba de pensar en lo que me dijo aquel hombre, sobre que yo me parecía a Moctezuma era algo que me dejo muy inquieta tal vez era algo de mi mamá y yo no lo sabía, pero esa duda la aclararía cuando ella regresara.

Mi padres llegaron un día antes de lo esperado

-Niña, tu familia ya viene –me despertó mi nana

-¿Enserio? –sonreí

-Si –sonrió-, anda cámbiate, ya te prepare todo

-Muchas gracias nana

Me cambie en tiempo record y me fui a esperarlos en la puerta de la casa, mis hermanos al verme me abrazaron estaban enormes, Hernán tenía 14 y Juan 13 años

-Hola me da mucho gusto verlos -los abrace-. Están enormes por poco y no los reconozco

Ellos me sonrieron y se echaron a correr a la casa 

-Hola hija

-Hola mamá -le dije y la abrace

-¿Qué tal todo por aquí? -pregunto mientras nos separábamos

-Todo bien, pero pasen deben de estar exhaustos

-Si un poco -me contesto y entro a la casa

-Erika -dijo mi padre en un tono seco 

-Padre -le conteste del mismo modo

El solo me miró fijamente y yo hice lo mismo hasta que el ingreso a la casa,  me fui a un costado de mi mamá mientras me contaba todo acerca de su viaje y de lo feliz que se sentía porque mis hermanos ya estaban en casa

-Mamá tengo que hablar contigo  -dije cuando llegamos a su habitación

-Si cariño ¿de qué? –dijo mientras se sentaba en su cama

-¿Quién es Moctezuma?

-Pues fue un emperador azteca

-¿Lo conociste?

-Si -dijo evitando a toda costa mirarme a los ojos

-¿Tenemos algún parentesco con él?

-No, como se te ocurre, ¿porque preguntas eso? -dijo nerviosa

-Por nada, solo tenía curiosidad

-Pues mi padre fue gran amigo de él, pero es todo lo que sé

-Entiendo, bueno te dejo descansar -le dio un beso en la mejilla y me fui

La fiesta comenzó por la tarde y como era su costumbre mi padre se embriago hasta que casi no podía mantenerse en pie, quiso discutir conmigo pero trate de ignorarlo, así que decidí irme de la fiesta y me encerré en mi habitación, no tenía ganas de pelear con él, leí un libro y  más tarde me dormí.

Ya había pasado un mes desde que habían llegado mis hermanos eso era bueno, pues no solo mi madre y yo estábamos contentas sino también mi padre estaba de muy buen humor, conmigo seguía siendo el mismo de siempre pero con mi mamá ya no era tan grosero y con eso me daba por bien servida.

La última princesa azteca Donde viven las historias. Descúbrelo ahora