-Y he decidido luchar contra los españoles
-¿Enserio? -dijo sorprendido
-Sí y necesito que me entrenes como guerrera
-Por supuesto princesa
-Empezamos mañana
-Como ordenes -dijo haciendo reverencia
Regresamos al Santuario Santiago y mi nana estaba esperándonos
-¿Dónde estabas?, me tenías muy preocupado -dijo Santiago
-Tranquilo, estaba en el lago
-¿Así y que paso?
-Que vamos a empezar una guerra contra los españoles
-¿Una guerra?, no creo que sea la mejor idea -dijo frunciendo el ceño
-Si yo pensaba lo mismo pero me mostraron las consecuencias del país si no lo hago
-¿Y cuáles serían esas consecuencias? -dijo aun sin estar convencido
-Muertes, guerras, en fin cosas horribles pero se pueden evitar si le ganamos a los españoles
El me miró fijamente y suspiro
-Está bien, sabes que te apoyo
-Gracias
Al día siguiente Acoalt se encargó de empezar a preparar todo, reunió a sus guerreros y les explico todo, ellos se encargarían de avisar a los que pudieran, claro sin que lo españoles se enteraran. Santiago y yo fuimos a buscar a Acoalt para empezar mi entrenamiento
-Buenos días -saludamos a Acoalt
-Buenos días –contesto-, ¿estas lista?
-Eso creo.
-Bien –sonrío-, empezaremos en cuanto llegue
-¿Quién? -pregunto Santiago
-Un guerrero el será el maestro de la princesa
-Pensé que serias tú -le dije
-No princesa yo ya soy muy viejo, en cambio él es joven y es el mejor guerrero águila que tenemos
En eso llego un joven alto y fuerte, con el cabello oscuro y un poco largo con ojos oscuros
-Princesa -me saludo
Entonces recordé lo que la luna me había dicho que por fin la gente que no hablaba español me entendería al igual que ellos a mí, y también me di cuenta de que Santiago también podía entenderles
-Hola -le conteste
-¿Esta lista? -dijo sonriendo
-Sí, estoy lista
-Bien empecemos
-Por qué no te vas a desayunar, esto tardara un rato -le dijo Acoalt a Santiago
-No, yo me quedo -le dijo serio
Por lo que note a Santiago no le agradó mucho que aquel joven fuera el que me entrenara y se quedó todo el entrenamiento viéndonos seriamente.
Tres semanas enteras me la pase entrenando con el guerrero y con Acoalt, había días tan pesados que ni siquiera veía a Santiago ni a mi nana, solo los veía en la noche y ya estaban dormidos pero esas semanas me habían ayudado mucho, yo ya era una experta en cuestión de combate cuerpo a cuerpo, con el arco, con la lanza y a protegerme con el escudo, estaba totalmente lista, solo teníamos que esperar a que la gente se juntara para el día en que se rebelaría que soy la elegida.
El entrenamiento había terminado así que por la mañana me levante y Santiago seguía dormido, me fui por una manzana y me la comí sentada en la silla que estaba al lado de la cama mientras veía a Santiago dormir, hasta dormido era guapo y me robaba el corazón, nunca había sentido esto por alguien y me alegra que a pesar de todo siguiera a mi lado. Después de un rato él se despertó y me miró
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La última princesa azteca
Ficción históricaLa historia de una chica que luchará por su libertad y la de su país.