Capítulo Doce

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—Si Zayn— miento —ella es Anna.

—Hola— saluda tímidamente Anna.

—Hola, Anna— dicen todos a la vez.

—Hola, chicos— dice ella.

—¡______!— grita Sam, llamándome desde su habitación.

—¿Quien es ______?— pregunta Liam.

—Soy yo— digo.

—¿Tu no eres Jenny?

—Si, me llamo ______, pero mi apodo es Jenny— miento un poco —lo sé un poco raro, ya que el nombre no se parece al apodo, pero así me decía Gemma, ¿cierto, Gemma?— vuelvo a mentir.

—Si, yo siempre la he llamado así, es por que de pequeña se parecía a un personaje de una caricatura, que se llamaba Jenny, pero a ella no le gusta que la llame así, lo hago es para molestarla— sigue mi mentira.

—Si, prefiero que me llamen ______.

—Te llamas como se llamaba mi fallecida hermana— dice Harry, todos lo ven.

—¿Fallecida? Pero si Gemma está viva— digo haciéndome la desentendida.

—Mi hermana menor— explica, los chicos fruncen el ceño, al parecer a sus mejores amigos no les ha hablado sobre mi, tal vez Gemma no me odie, pero estoy segura de que él  si me odia.

—¿Tenías una hermana menor?— pregunté fingiendo estar sorprendida.

—¿Gemma no te lo dijo?— pregunta el rizado.

—No.

—Creía que tu lo sabías, siempre ibas a casa a jugar— dice él.

—Eso fue hace mucho tiempo, Harry, no recuerdo nada de eso— miento.

—¡_______!— vuelve a gritar Sam.

—Ya vengo, chicos— digo, voy hacia la puerta de la habitación de Sam, giro el picaporte de ésta y entro. Ella está acostada en su cama, con los ojos rojos, ha estado llorando, pero prefiero no preguntar eso.

—¿Si, Sam?— pregunto suavemente.

—¿Hay alguien afuera?

—Si, Sam, están mis amigos— prefiero no decirle nada sobre quienes son mis amigos, aún no.

—Creo que me voy a enfermar— dice —creo que tengo fiebre— creo que es verdad, está un poco más pálida que cuando llegó, y todavía tiene ojeras.

—Voy a buscar el termómetro— aviso, voy a la puerta, y salgo.

Me encamino hacia mi habitación, giro el picaporte de la puerta de ésta y entro, busco mi termómetro que está en la pequeña mesa que está al lado de mi cama, abro el primer cajón y sacó el pequeño aparato de color blanco. Salgo de mi habitación, cierro la puerta y voy hacia la habitación de Sam. Entro sin tocar, ella sigue en su cama.

—¿Listo?— pregunta después de varios minutos de haber consultado su temperatura con el termómetro.

—Si, tienes fiebre, Sam.

—¿Tienes píldoras para la fiebre?— pregunta.

—Si, ya las traigo— salgo de la habitación.

Voy hacia la cocina, y trato de alcanzar el estante en donde está la caja en donde Sam y yo guardamos los medicamentos, pero mi estatura no ayuda mucho, doy pequeños saltos, pero aún así no puedo alcanzar la caja.

—¿Necesitas ayuda?— una voz masculina me sobresalta. Estoy de espaldas y no puedo ver quién me habla.

—Si, por favor— sigo de espaldas, esa persona me toma por la cintura y me levanta, tomo la caja de los medicamentos y él me baja —gracias— me doy la vuelta y me quedo viéndolo a los ojos.

—De nada— dice Niall, seguimos viéndonos a los ojos. Me doy cuenta de que él todavía sigue con sus manos en mi cintura, y me pongo un poco incómoda.

—Emm, bueno, voy a buscar un medicamento que necesita Sam— digo nerviosa.

—Si, si, adelante— dice —lo siento— se sonroja y quita delicadamente sus manos de mi cintura.

—No te preocupes— le sonrío y él me devuelve el gesto.

—Adiós— se marcha de la cocina.

Busco en la caja una aspirina, la tomo y dejo la caja en la mesa. Voy hacia la habitación de Sam, abro la puerta y me acerco a ella.

—¿Y el agua?— pregunta y me pateo mentalmente —debiste ver tu cara— ríe —yo tengo agua aquí— señala un pequeño refrigerador, va hacia él y saca una pequeña botella de agua.

—¿Desde cuando tienes un refrigerador propio?— pregunto, un poco asombrada.

—¿Cuando has entrado a mi habitación?— pregunta.

—Nunca.

—Exacto, nunca, siempre he tenido éste refrigerador, es muy útil.

—Quisiera tener cocina propia, en la habitación del hotel de Holmes Chapel tenía una. Aunque en realidad si tengo cocina propia, tu no haces ni emparedados— digo burlonamente.

—¡Una vez hice emparedados!— exclama.

—¡Si, pero se incendió la cocina!— las mejillas de Sam adquieren un tono carmesí —¡Y ni siquiera tenías que encender la estufa! ¿cómo lo hiciste?— pregunto burlonamente y río.

—¡Ya!— dice riendo y me lanza una almohada.

—Esta bien, Sam. Me tengo que ir, los chicos me esperan.

—Esta bien, cuídate— dice, me acerco a ella y le doy un beso en su mejilla.

—Lo haré, adiós— me despido, me acerco a la puerta, giro el picaporte, salgo y voy hacia la sala.

—¿Estas lista, ______?— pregunta Gemma.

—Si.

—Vamos— dice Liam. Me acerco a mis hijos.

—Adiós bebés, los amo, nos vemos mas tarde— digo a Marie y a Alex, en español —adiós, hermana— finjo frente a los chicos.

—Adiós— dice Anna, la abrazo.

—Cuida bien a los bebés— le susurro a Anna, mientras la abrazo, con cuidado de no aplastar a Alex.

—Siempre lo hago, no te preocupes— dice, dejándome de abrazar.

—Louis, ¿podrías buscar la carriola? Está en tu auto— pregunto.

—Claro, _______, ahora vuelvo— dice, abre la puerta, sale del departamento, dejando la puerta abierta; minutos después trae la carriola entre sus manos —aquí está— dice y deja la carriola a un lado del sofá.

—Gracias, Tommo.

—De nada— me guiña un ojo y río.

—Ahora si, nos vamos, adiós Anna— se despide Liam.

—Adiós— dicen los demás a la vez y salen del departamento.

—Adiós Anna, vengo más tarde.

—No se preo... no te preocupes, _______— le guiño un ojo, salgo del departamento y cierro la puerta.

Voy hacia el elevador, y allí están Harry y Gemma.

—¿Y los demás?— pregunto.

—Se fueron en el elevador, somos muchos y ellos bajaron primero— explica Harry.

—Mmm, bien— se abren las puertas metálicas y Harry, Gemma y yo nos adentramos en él. Minutos después estamos en el aparcamiento del edificio.

—Mmmm, ______, al parecer tendrás que irte en el auto con nosotros, los chicos ya se fueron al departamento de Gemma— dice Harry, frunzo el ceño —yo le di la dirección a ellos— explica y asiento.

Vamos al auto de Harry, y él abre la puerta de Gemma y la mía, agradezco y Gemma también, subimos al auto. En el camino al departamento de mi hermana hablamos, pero sin decir nada de Alex, Marie o de que soy una Styles. Harry aparca el auto, bajamos del él y entramos al edificio, el living es muy moderno, es muy lindo «ya sé porque Gemma compró su departamento en este edificio».

Harry Styles' Little SisterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora