Cap 19; Días de gloria

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{Narrador homónimo}

El día pasaba conforme la piscina iba vaciándose, después de lo que ocurrió, Joaquín no volvió a acercarse mucho a Emilio, por supuesto que aun seguiría el consejo de Nico y dejaría que lo que sintiera fluyera, pero en el instante en que tuvo sus brazos alrededor del cuello del chico de rizos, sintió un calor repentino en sus orejas y no pudo sostenerle la vista al chico

Más que todo, el cree que el impulso en ese momento fue, alejarse.

Joaquín se sentó en el extremo menos profundo de la piscina, metiendo sus pies al agua, ahí paso gran parte de la tarde.

Veía a sus amigos jugar en el agua, Emilio teniendo algo de trabas para entender las bromas de Nico, pero siempre se reía cuando Sebastián le daba golpecitos en la cabeza o le tiraba agua al rostro.

Joaquín comenzó a seguir inconscientemente al chico del rizado cabello con su mirada, sin perder detalle un solo segundo, a veces la pelota que tenían pasándola de un lado a otro, llegaba hasta el chico y Joaquín veía como estiraba sus brazos, a veces le tocaba mirarlo desde atrás, contaba los huecos que se formaban en su espalda cada que sus músculos se tensaban, aprendió de memoria la línea que formaba su columna, su mirada comenzó a pesar en algún punto

Quizá tanto que Emilio la sintió, el giro su cabeza para ver a Joaquín, con su cabello empapado cayendo cómicamente en su cara, la banda con la que lo sujetaba enredada ahora en su mano, le sonrió

Joaquín regreso la sonrisa, y si sentía un poco de frio gracias al viento, se había ido ahora, porque una cálida vibración se extendió desde su pecho hasta sus hombros.

Irónicamente y como si la vida quisiera convertirse en cada cliché que ya hemos visto, en ese momento un rayo de sol rebotó en la espalda de Emilio, y un halo de luz dorada enmarcó su figura

Joaquín sí que tenía frio ahora, pero por el escalofrió que le recorrió su espina.

El sintió a Nico acercarse

—¿nos vamos ya? — le dijo el chico, saliendo del agua y sentándose a su lado

—¿tu queriendo irte primero de una piscina? —Sebastián hablo, llegando tras Nico y el quedándose dentro del agua, mirando a sus amigos

—sé que es raro—Nico rió—miren por mí que te de hipotermia—le dijo a sebas—pero Joaquín tiene los labios morados y no quiero un hijo enfermo—Joaquín le dio un ligero codazo—ya casi no hay sol, ni chicos aquí de todos modos—

—y si no hay chicos, no te interesa—afirmo Sebastián

—me conoces, pero no, amo el agua—

Sebastián salió del agua y se sentó en el suelo también, Emilio ya había llegado a la orilla y el salió directo a una de las bancas para tomar su toalla

Joaquín lo siguió en todo momento, y sebas no perdió pista de eso

—de todos modos, ya casi es hora de la cena y por lo tanto de las oraciones—sebas se levantó y fue por su toalla también

Nico y Joaco hicieron lo mismo.

La puesta del sol llego definitivamente y el cielo se tiñó de rosa brillante con pequeños dejes de naranja, debajo de esa cortina, unas pocas estrellas salpicadas tenues en blanco brillante

Los chicos irían a cambiarse a sus cuartos y después a cenar, era domingo, así que podían ir en sus pijamas, no habría problema.

Iban hablando justo de eso, Emilio había dicho que él se quedaría solo en su lugar que compartía con su amado padre, que el padre estaría un par de semanas en Roma, pero no les menciono nada de su traslado...

La sinfonía de lo divinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora