Cap 16; revelaciones divinas.

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{Narrador homónimo}


Cuando una realidad nos golpea, todo lo que queremos hacer es comprobar su autenticidad, la negación es el principio de la aceptación y el miedo siempre tiene detrás una causa real.

Emilio se sentó en una banca del jardín de la parroquia el resto de la tarde, él no fue a las oraciones y tampoco a la cena, se quedó ahí contemplando a las figuras de los arcángeles de la fuente, como acababa de hacer un descubrimiento, el solo quería comprobarlo más y más, si podía ser sincero, su padre no le hablo nunca de las cosas ''importantes'' ellos no tenían charlas sobre su cuerpo o sobre los cambios que el tenia, tampoco las tuvo con el padre Damián, porque solo se encargaban de trazarle una ruta, una que él debía seguir, si su futuro estaba en ser un soldado de cristo, entonces ¿no tenía derecho a aprender?, él quería aprender, él quería conocer, conocerse, él quería la música, él quería la libertad.

Pero sobre todo, él quería tener a alguien que le enseñara.

[...]

Joaquín estaba recostado en su cama, pero no podía dormir, sus dos manos cruzadas sobre su estómago, estaba escuchando el soundtrack de uno de sus musicales favoritos, pero después se quitó los audífonos, había estado con ellos puestos durante la cena, la lluvia no quería parar, pero por fortuna no había truenos todo el tiempo.

El no vio a Emilio ni en la cena ni en las oraciones, la noche trajo consigo un viento tormentoso, la ventana de su habitación estaba siendo golpeada, y en noches así es cuando tus pensamientos dan vueltas alrededor de todo lo que existe, a Joaquín le gustaba llamar a eso ''su hora de pensar''.

Habían ocurrido un par de cosas en el día, el idiota de Ian tenía su teléfono en la hora de la cena, él y sus estúpidos amigos miraban una página, te podías imaginar qué tipo de página, ya que estaban comentado cosas acerca de los cuerpos de las chicas, calificando quien de las modelos tenia los mejores senos, piernas, trasero.

Nico puso cara de asco al oírlos, Sebastián dijo que el aun siendo bisexual, jamás cosificaría así a las personas, en cuanto a Joaquín...a él le molesto el comportamiento, sí, pero, si podía hablar con crudeza; el trato de imaginar, realmente trató, oía la satisfacción en las voces de los chicos, los escuchaba saborear realmente lo que observaban, el trató, pero incomodidad era todo lo que llegó a él.

Joaquín quiso tomar su teléfono de la mesita de noche otra vez, se estiro sin moverse mucho de su lugar, era demasiado flojo como para levantarse, trato de alargar su brazo y su torso, pero como siempre ocurría desde que existe, perdió el equilibrio y cayó al suelo.

Estaba hecho un lio enredado en su sabana que había llevado con él en la caída, el teléfono lo golpeo en la cabeza después, por supuesto el escandalo despertó a Nico.

—¿Qué es lo que pasa? —Nico encendió la lámpara de su mesita, la luz iluminando a su amigo en el suelo—te caíste, claro que lo hiciste...—

—¿ayuda? —le dijo joaco mirándolo como un gatito pequeño que quería ser salvado de un desastre que el hizo

Nico se levantó, tenía el antifaz color amarillo que usaba para dormir en su frente y su pijama dorada de dos piezas—a ver, dame la mano, desenreda tu pie primero—

Después de ayudar a Joaquín, Nico se sentó en la cama, joaco en la suya, con la espalda recargada en la pared

—¿Por qué te caíste, además de ser un torpe? —

—solo es mal sentido del equilibrio, cállate—joaco le lanzo una almohada a Nico—solo quería mi teléfono—

—¿Qué hacías despierto? —

La sinfonía de lo divinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora