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Decidió llamarme por teléfono pero no lo cogí y cuando me mandó mensajes respondí lo menos posible.

RAINER:
[¿Qué ha pasado? No lo entiendo. Explícame porque te has marchado así, sin más. Sin despedirte. ¿Porqué no me hablas?]

JENNI:
[No funcionamos bien juntos.]

Apagué el teléfono durante el día entero y me intenté relajar. Era domingo y necesitaba descansar.

***

Era la hora del descanso y la verdad es que no sabía qué hacer. No quería entrar en la cafetería y encontrarme con él. Pero mis amigas me lo pidieron, ellas no sabían lo que había pasado y no quería que lo supieran en ese momento.
Estaba nerviosa y cualquier persona que se fijara en la forma que sujetaba la bandeja se percataría de ello. Nos sentamos en la mesa de siempre y me puse a buscar con la mirada a mi alrededor sin entrar en la conversación que tenían ellas dos sobre la relación con Ronald.
Por fin se presentó buscando a alguien y era a mí, su mirada chocó con la mía como ocurría siempre y no pude evitar asustarme. Me aparté de la mesa en dirección a la segunda puerta y salí por ella siendo perseguida por él. Con un brazo me cogió y acabé encerrada con él en la misma clase que la anterior vez ya que era la más cercana.

FLASHBACK

Mis pies empezaron a caminar hacia la segunda puerta pero llegando...

—Quédate ahí, no te acerques más—. Sabía que si llegaba a oler su aroma, o sentir su tacto, no tardaría nada en besar sus labios pero no quería sufrir, no quería volver atrás solo para hacernos daño.
Encontrarme con él en la cafetería fue una coincidencia, pero que me siguiera hasta la puerta... No podía permitirlo.
A paso acelerado me cogió de la mano y me llevó a una clase bacía sin hacer caso a mis palabras.

—No quiero que esto muera—. Dijo cerrando la puerta para quedarnos solos, coloqué mis manos en sus mejillas y le miré a los ojos para que fuera más creíble. El ardor en el pecho se hizo más presente.

—Bebé, lo nuestro ya está muerto—. Una lágrima recorrió su rostro. Después de ver su cara sentí arrepentimiento, necesitaba retroceder unos segundos o unos meses.
No soportaba ver cómo se destruía cada vez que le venía un ataque y lo paga conmigo, no aguantaba que sufriéramos los dos por las peleas de cada día...
No podía creer lo que estaba haciendo, me estaba destruyendo a mí misma y sólo porque no podía aguantar su bipolaridad. Me sentía tonta, no, lo era.
Mis manos seguían en sus mejillas, no podía despegarme de él, necesitaba que esto terminara.
Mi respiración se aceleró, mi pulsación estaba en un punto de no retorno, iba tan rápido que se podría decir que tenía taquicardia, mi cuerpo temblaba y no sabía cómo pararlo.
Me besó.
Coloqué mis manos en su pecho y le empujé hacia atrás, respiré fuerte, ese mismo tipo de respiración cuando acabas de correr y estás cansado, solo que no me sentía así.
Se acercó para volver a besarme, se lo intenté impedir pero me rendí, me dejé llevar porque eso mismo es lo que quería. Solo duró unos cuantos segundos porque enseguida me separé.

—Esto no significa nada—. Me apoyé en la pared mientras me observaba sin moverse.

—Esto significa todo—. Me corrigió. Negué con la cabeza pero no me creyó y le entendía, ni yo me lo creía.

—Nos hacemos daño mutuamente—. Expliqué.

—Sí, vale, pero al estar separados—. Insistió.

—¡Esto es tóxico! Rainer. Tanto juntos como separados nos destruimos y ya estoy harta de sufrir... Pero no es tu culpa si llegas a pensar eso—. Caminé en su dirección y le besé siendo respondida al instante, rodeó mi cuerpo con sus brazos colocando sus manos en el arco de mi espalda; mientras que yo colocaba mis manos en su nuca y su pelo.
Me separé y salí de allí sin decir nada, antes de cerrar la puerta le miré por última vez.

FIN FLASHBACK

—¿Recuerdas? Aquí mismo terminó todo—. Me informó sin separarse de la puerta, intenté escapar pero no me dejaba.

—Tú mismo lo has dicho, terminó—. Me rendí. Me senté en una mesa y le miré fijamente esperando que me dijera lo que venía a decirme.

—¿Porqué? ¿Qué significó para ti la otra noche?— Significó todo y nada. No podía permitirme volver al pasado, volver atrás como si todo estuviera bien. Como si no hubiera nada malo en nuestra relación. Pensándolo bien... Fue la mejor noche de mi vida hasta el instante donde decidí dejarlo allí.

—Nada. Solo quería divertirme esa noche y lo hice—. Intenté apartarle para que me dejara pasar, pero era tan fuerte que no lo conseguía apartar de mi camino.

—Deja de mentirme ya—. Se estaba enfadando. —La otra vez dejé que me mintieras, quise darte espacio. Pero no más.

—¿Tú quien te crees que eres? ¡No eres nada para mí! Entiéndelo—. Sin darme cuenta, alguna que otra lágrima cayeron recorriendo mi rostro y se dio cuenta. Respiré hondo y me eché hacia atrás asustada. —No me puedo permitir estar enamorada y menos aún de ti, que lo único que haces es gritarme y enfadarte—. Coloqué mis manos en mi pecho. —Entiéndeme, por favor—. No quería sentir algo por alguien si esa persona no sentía lo mismo. Él no me quería, nunca lo dijo, en algún momento me lo habría dicho porque yo necesitaba que me lo dijera. Si no lo hacía... Cómo ya dije una vez... Adiós. Y no sabía si sería «Hasta luego» o «Hasta nunca».
Esperaba que entendiera que lo necesitaba tan cerca y a la vez tan lejos, ya lo intentamos y siempre estábamos mal. La época de llevarnos mal y odiarnos parecía ser la mejor opción. Dicen que entre el amor y el odio hay una pequeña línea que en cualquier momento se puede romper. Debía odiarlo, lo necesitaba o me destrocaría yo sola.

—Yo te entiendo, pero no haces lo mismo conmigo...— Me declaró.

—Decidí sentir algo por ti porque te pude tranquilizar una vez pensando que las demás veces sería igual, pero perdiste el miedo a hacerme daño y te perdiste tú. Al principio no querías hacerme daño y parabas, pero te acostumbraste a mí en tan poco tiempo...— Le interrumpí.

—Pensando que me pararías, pero ya no lo hacías...

—Porque era a voluntad tuya, no mía—. Nos íbamos interrumpiendo dándonos cuenta que empezábamos a entendernos.

Nuestros ojos conectaron dándome cuenta de la tanta química que nos envolvía. Se notaba en su mirada que estaba dolido y él notaba en la mía lo mismo. Mi respiración era irregular y la suya también. Por un momento aflojó y eso me dio paso para escaparme de él. Huí , salí casi corriendo hacia el comedor, donde mis amigas y me despedí de ellas con un «Adiós» mientras cogía mi bolso. Él me siguió y ellas lo vieron al igual que el resto de los alumnos que se encontraban en la cafetería, así que decidieron no entrometerse y no mover sus culos.

—¿Porqué siempre estás huyendo?— Me preguntó a unos pasos tras de mí, sabía que podía alcanzarme pero me dio espacio mientras caminaba a paso acelerado.

—Porque estoy harta de ti y toda la familia Tate—. Me paré en seco en mitad del aparcamiento y di la vuelta chocando con él pero me separé enseguida. Ese comentario le había ofendido pero era la verdad, estaba cansada de él, de su primo y de Cass. Vale, no es toda la familia pero estaba segura que me entendería. —Además...— Cogí el suficiente aire para que se llenaran mis pulmones. —En un mes me voy... No sirve de nada que haya algo entre nosotros si voy a desaparecer.

***

NARRA RAINER TATE

No entendía su comportamiento hasta que esas palabras salieron por su linda boca:

—En un mes me voy. No sirve de nada que haya algo entre nosotros si voy a desaparecer—. Eso me dejó desconcertado y sorprendido. ¿Se iba para siempre? ¿No le iba a volver a ver?
Estaba y seguía estando completamente loco por esta chica pero era complicado convivir con ella con el humor de perros que casi siempre tenía y juntándolo con mi bipolaridad, juntos provocaríamos una bomba que nos destruiría a ambos, pero sabiendo lo que sentíamos los dos merecíamos una oportunidad.
Necesitaba hacer algo para que no se marchara, debía ser fiel a mis sentimientos y confesarle todo el amor que sentía por ella, la única persona que había amado desde que tenía conciencia.

—Por favor, entiéndelo—. Besó mi mejilla y se marchó. Estaba demasiado rallado en esos instantes que no hice nada, me quedé parado pensando en todo lo que habíamos hablado y todo lo que no podríamos decirnos cómo se marchara para siempre. Dolía.

Loca Por Ese Chico (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora