28 #Drógame

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Aparecí en la parte trasera de la librería pública Boynton. Apoyé mis manos en mis piernas intentando descansar un poco ya que no estaba segura de querer sentarme en el suelo por si aparecía algo. Ya era tarde pero seguían abiertos gracias al horario nocturno, así que entré, busqué un libro cualquiera y acabé sentada en el suelo de una esquina. Leí la portada en la que ponía "Otelo: de William Shakespeare" y empecé a recordar la historia romántica y trágica de Romeo y Julieta, murieron juntos pero al menos se llevaban bien. Tanto que ambos morirían por el amor hacia el otro.
Rápidamente me vino a la mente la imagen se Rainer dando su vida por mí y me hizo querer llorar porque podría haber muerto y nunca me lo habría perdonado sabiendo que mi culpa sería al haberme quedado paralizada. Rainer me hacía débil porque no era la primera vez que me apuntaban con un arma, en el campamento militar vivimos mucha acción con casos donde los villanos llevaban armas de fuego y debíamos detenerlos.
Rainer me hacía parecer una dama en apuros, insegura y con temores y de eso no trata el amor. Debía ponerle fin para siempre.
Devolví el libro y di un rodeo hasta llegar a casa. Subí las escaleras y entré en la habitación de Leonard cerrando con pestillo tras de mí, aunque en ese momento lo hice sin pensar.

—Tenemos que hablar—. Le ordené obligándole a dejar sus tareas a mitad para que me atendiera.

—¿De qué?— Apagó la lámpara de la mesa de estudio y giró la silla antes de levantarse.

—De lo que sientes por mí—. Me miró serio temiendo lo peor. —No puedo dejar que me beses cuando te dé la gana, somos mejores amigos—. Se sentó a los pies de la cama e hizo un movimiento con su mano para que me sentara a su lado. —Me robaste un beso y delante de Rainer.

—Es que ¿aún te gusta?— Me acerqué y senté lo más lejos de él sin que se notara demasiado.

—No—. Mentí. —Pero es mi ex, el que creía que era el amor de mi vida...— Agaché mi cabeza pensativa evitando que me descubra.

—¿Pero?— Su mano acabó en mi barbilla obligándome a levantar la cabeza para mirarle.

—Nunca llevamos bien nuestra relación por cualquier motivo y a la mínima saltamos aunque no estemos juntos—. Con ambas manos intentó consolarme acariciando mis mejillas. Dándome la fuerza que necesitaba en ese momento. Me di cuenta que él era bueno para mí. —Pero esto no tiene nada que ver con el beso que me diste. Somos mejores amigos.

—Y nos hemos acostado. Muchas veces—. Recalcó. Aparté la mirada sin querer darle la razón.

—Lo sé, por eso mismo. ¿Porqué lo hacemos?— Estaba bastante confusa y él no entendía el motivo ya que él lo veía claro.

—Porqué sin darnos cuenta hemos llegado a sentir algo el uno por el otro que nos permite querer llegar al punto de desearnos lo suficiente como para tener sexo y querer liarnos—. Me levanté y resoplé dándole la espalda.

—Pero eso para mí nunca ha sido suficiente—. Me giré para verle. —Tienes... Algo.

—¿Y eso te gusta?— Se levantó y colocó sus manos en mis caderas atrayéndome hacia él. 

—Me confunde—. Miré sus hermosos ojos verdes mientras colocaba mis manos en sus hombros musculosos. Lo observé detenidamente para descubrir porqué.

—Seguro que es porque estoy bueno—. Bromeó y sonreí. Colocó su pulgar en mi labio inferior y lo acarició observándolo.

—Eres tan bueno...— Me hizo tener ganas de quererle pero yo ya sabía que eso no pasaría.
Tras mis palabras se le ocurrió la idea de intentar algo, lo llamó "mejores amigos con derechos" y si luego llegábamos a sentir algo más perfecto y si no, pues volveríamos a ser solo mejores amigos más los pluses que queramos en ese momento. Estrechamos nuestras manos y así pactamos el trato sabiendo que de cualquier manera seguiríamos siendo mejores amigos incluso si llega una tercera persona.
Estaba entusiasmada, tanto que sin pensarlo le empujé hasta que se sentó en la cama. Me arrodillé con cada pierna a cada lado de su cuerpo y le ayudé a quitarse la camiseta consiguiendo que su sonrisa aumentara.

Loca Por Ese Chico (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora