—Las amistades se acaban—. Salí corriendo en dirección a casa de Lilith pero nadie contestaba. Así que acabé en casa de Clary un poco asustada. Llamé al timbre casi asfixiándome de tanto correr. Ella misma me abrió y le abracé pidiéndole disculpas una y otra vez hasta que aceptó mi abrazo. Y empecé a explicarle porque no pude hablar con ellas en el verano. Cuando me levantaba tarde y llegaba tarde a algún lado me dejaban sin teléfono una semana y despertarme no era fácil para mí. Le expliqué cómo fue de duro el sitio ese ya que era un castigo. Y al terminar de hablar ella al fin dijo sus palabras.
—Eso son solo excusas, eres inteligente, habrías pillado un teléfono en cualquier sitio. Además, la familia de Lilith no estaban bien económicamente en el pueblo y a la madre le ofrecieron un empleo en California y no dudaron en marcharse—. Intentaron comunicarse conmigo demasiadas veces pero no pudieron y Lilith estaba cabreada conmigo por no poder despedirse de mí en su momento. En cambio Clary no estaba cabreada, sólo un poco decepcionada de que no me hubiera esforzado lo suficiente para comunicarme con ella y hablar del día a día.
Acabamos hablando en el salón de su casa sentadas en el sofá.
—¿Porqué no has venido hoy a clase?— Le pregunté temiendo que respondiera algo que no me gustara para nada. Cogió valor preparándose para hablar.
—Después de todo no sé si debería contártelo—. Le di la razón pero a la vez le dije que ahí estaba para ella.
—Me he hecho la prueba de embarazo y me ha dado positivo—. Necesitaba saber si era seguro así que le pregunté. —Me la he hecho dos veces y este mes no me ha bajado la regla.—¿Es de mi hermano?— Esa pregunta sobraba, la puse incómoda y nerviosa.
—Tuvimos una pelea y rompimos durante un día, así que yo me puse tan pedo que me lié con su mejor amigo, Thomas, pero no sé si pasó algo más, no me acuerdo y tengo miedo porque las fechas coinciden—. Empezó a llorar como si no hubiera soltado lágrima nunca.
—Tú tranquila, no puede ser que tengas tan mala suerte—. Le abracé dándole todo mi apoyo.
—Amiga, es el karma por acostarme con otro—. Me levanté y empecé a moverme con mis manos en mi cabeza.
—No empecemos pensando mal, te has acostado tantas veces con mi hermano que seguro habéis cometido un error—. Terminé parándome delante de ella esperando tener razón.
—Que va, tú hermano es meticuloso en esas cosas, se fija en todo—. Me senté a su lado y solté todo el aire de mis pulmones rendida.
—Pues como se entere tenemos un problema—. Le miré con preocupación y le abracé bien fuerte. Le pedí que me dijera quién rompió con quien y como sucedió todo. Fue mi hermano en este caso así que sí habían roto aunque él se arrepintió al siguiente día. Así que todo lo sucedido no eran cuernos. Entonces lo mejor sería decírselo y explicárselo antes de que se enterara por sí solo. —¿Vas a abortar?— Ella afirmó con la cabeza temiendo que sus padres se enteraran porque son muy religiosos y le obligarían a tenerlo. Es en ese momento que sus ojos se pusieron rojos y llorosos. —Pues quedar y se lo dices ya de ya—. Me levanté y me acerqué a la puerta de entrada. —¿Vale?— Le abracé y besé su mejilla despidiéndome de ella. Al darme la vuelta para empezar mi camino a casa coloqué mi mano sobre mi corazón queriendo soportar todo lo que guardaba dentro.
Al llegar me puse a ensayar una pieza de danza clásica y moderna a la vez. Junté dos tipos de canciones para tratar de bailarlas como una, ya tenía la coreografía desde que vivía en Boston, sólo tenía que repasarla para el siguiente día.
Solo quedaban horas para que me tocara demostrar lo que sabía hacer. Mi hermano entró furioso en la habitación y me despertó.
—¿Porque?— Sin entender que quería decirme me levanté de la cama para sentarme a su lado en el sofá. —¡Encontré las pruebas de embarazo en la papelera de su baño!— Empezó a moquear y soltar lágrimas, le acaricié la cabeza y conseguí que la apoyara en mi hombro. Le notaba destrozado haciendo que me compadeciera de él después de no haberle visto tan mal en tanto tiempo.
—¿Entonces no te lo ha dicho?— Le pregunté intentando que se relajara. —Te lo iba a contar hoy.
—No le he dejado hablar—. Me respondió quitándose las lágrimas con la camiseta. —Qué tonto soy.
—Eso es lo que hace que una relación se vaya a la mierda querido hermanito. Hay que hablar y ponerse en el lugar del otro—. Recapacité esas palabras dándome cuenta que debía ponerlo en práctica. Le eché a patadas de casa para que corriera y hablara con su chica. Sonreí por un instante por él, pero enseguida la tristeza me invadió nuevamente el cuerpo ya que nunca tendría que haberme marchado, debería haber bajado de ese autobús y correr a los brazos de Rainer Tate para abrazarlo, besarlo y decirle que le quería.
***
Pasé el tiempo que me quedaba antes de la prueba de baile, caminando de un lado a otro de la casa esperando que llegara la hora. Casi no había podido dormir. Tenía los pasos aprendidos y no dejaba de repetirlos en mi cabeza para que la técnica saliera perfecta, sin dejar de mirar la hora cada dos por tres entré en mi habitación y recogí mi ropa para poder cambiarme en el instituto. Mi mejor amigo me acompañó con el coche y nos despedimos en la puerta de los vestuarios. En ese instante Rainer pasaba por nuestro lado y sin saber de su presencia Leonard besó mis labios con una intensidad que jamás había sentido por su parte. Sus manos acabaron en mi cintura y las mías en su cuello con la punta de mis dedos en su nuca.—Buena suerte amor, deja a todos boquiabiertos—. Me abrazó y se marchó hacia el patio para poder ver tranquilo el programa en directo ya que nadie podía pasar al salón de actos excepto yo en ese momento ya que era la que actuaba. Me di la vuelta y tropecé con Rainer.
—No es lo que parece—. Confesé nerviosa y con el corazón a mil. No estaba preparada para encontrarme con él tan rápido y menos después de que viera lo ocurrido.
—No tienes porqué darme explicaciones—. Me interrumpió con una pizca de dolor en su mirada.
—La verdad es que sí—. Intenté acercarme a él pero dio un paso hacia atrás. —¿Vas hacer que me arrepienta por haberte dejado?— Le miré con cara de enfado y dolida. —Tranquilo, que ya lo estoy—. Respiré hondo sin dejar de mirarle hasta que me marché dispuesta a hacer el mejor espectáculo de mi vida.
Minutos después salí del salón de actos tras recibir la enhorabuena del jurado que al terminar esa parte del concurso serían los profesores que nos darían las clases para mejorar hasta final de curso. Estaba dentro y sin que me lo dijeran ya lo sabía tras ver la cara de satisfacción de los jueces, pero yo no podía sonreír, no podía dejar de pensar en el beso sin sentimiento que vio Rainer y me fastidiaba tanto que no me dejara explicarme.
—Enhorabuena, al parecer el beso te dio suerte—. Me dijo Rainer en mitad del pasillo justo cuando salí de los vestuarios. Me volví a acercar a él haciendo que mi mano chocara a gran velocidad en su cara.
—¿Esto te parece bien? ¿Disfrutas estando ambos enfadados uno con el otro?— Mis ojos se pusieron llorosos y me alejé de él cruzándome con su hermana que no dejaba de reírse viendo el espectáculo. Levantó el brazo y me enseñó la pantalla de su móvil.
—Que bien ¿No te da vergüenza?— Se rio por dos segundos y empezó a caminar. —Ya han visto todos tu gran drama—. Terminó de hablar mientras se alejaba. Me cabreé y di una palmada a la pared intentando desfogarme. Solté el aire de mis pulmones tan fuerte que me dejé caer al suelo. Coloqué mi mano en mi frente sin saber que hacer y moví mi mano hacia mi pelo. Luego la apoyé en el suelo con mi trasero sobre mis pies.
Desde que llegué no sentía nada bueno, mi felicidad se escondió en un rincón de mi cuerpo con miedo a salir. Y ya no lo sentía, echándolo de menos. Eso me cabreaba más que otra cosa, que no sea capaz de reír con sentimiento auténtico como solo lo sentía en el comienzo de mi relación con Rainer.
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Loca Por Ese Chico (Editando)
Teen FictionQue fácil pero aburrido habría sido terminar el instituto sin un chico al que adorar o tener que pasar el tiempo. Pero todo cambia cuando sientes algo inexplicable por aquella persona que siempre has odiado y es entonces cuando empiezas a vivir de v...