Por la tarde, al llegar a Elche, mi móvil no para de sonar. Estoy por estrellarlo contra la pared. Natalia quiere hablar conmigo. Apago el móvil. Llama al teléfono de mi padre y me niego a ponerme.
El domingo, cusndo me levanto, mi hermana está plantada ante la tele viendo una telenovela mexicana que la tiene entretenida.
Cuando entro en la cocina, hay un precioso ramo de rosas rojas de tallo largo. Al verlas, maldigo, imagino quien me las ha mandando.
-Nena mira que preciosidad has recibido- dice Marina.
Sim necesidad de preguntar, las agarro y las tiro a la basura.
-¿Qué haces?
-Lo que me da la gana.
-Por el amor de dios, Alba, esas flores han debido de costar un pastón.
-Por mí como si son robadas de un jardín. Me hacen el mismo efecto.
-¿No vas a leer la notita?
-No, y tú tampoco.
De repente aparecen Jesús y mi padre y nos miran.
-¿Os podéis creer que quiere tirar esta maravilla a la basura?
-Me lo creo- dice mi padre.
Llaman a la puerta y le mando a mi padre a abrir, es el cartero, cusndo regreso a la cocina mi padre grita desde el salón:
-¡Princesita, esto es para ti!
Todos me miran a la espera de que abra la enorme caja blanca y dorada. Cuando saco el envoltorio mi sobrina entra de repente.
-Un estadio de fútbol de chuches, que rico!!
-Creo que alguien quiere endulzarte la vida, cariño.
Me quedo flipando, no falta detalle, tiene las gradas, incluso público, y en el marcador pone "te quiero".
Mi hermana se pone a mi lado y pregunta:
-¿No irás a tirarlo, no?
-Me parece que sí.
-¡TIIIITAAAA! No puedes tirarlo.
-¿Por qué no puedo tirarlo?
-Porque es un regalo muy bonito de la tita Natalia y nos lo tenemos que comer. Además, tienes que perdonarla. Se lo merece. Es muy buena y se lo merece.
-¿Se lo merece?
-Cuando yo me enfadé con Alicia por lo de la película y ella me llamó tonta yo me enfadé mucho, ¿verdad?
-Sí.
-Ella me pidió perdón y tu me dijiste que debía pensar si mi enfado era tan importante como para perder a mi mejor amiga. Pues ahora, tita, yo te digo lo mismo. ¿Tan enfadada estás como para no perdonar a la tita Nat?
-¿Tita Nat?
-Ella me dijo que podía llamarla así...
A las diez me voy al pub. Tengo que trabajar. Pero cuando estoy en la puerta saludando a amigos, veo pasar un BMW oscuro y reconozco a Natalia al volante. Me escondo. Cuando intento colarme entre la gente alguien me toca las espalda y me encuentro con Luís Cepeda. Que chico más mono. Encantada sonrío. Enteramos en el pub y me invita a una copa y yo a él otra. Es amable y por su mirada sé lo que busca. Pero no.
Veinte minutos después veo entrar a Natalia y mi corazón se desboca.
Va sola, camina segura y cuando llega a donde estoy yo, dice...
