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Con la tensión alta me bebo una cerveza y Marta me mira.

-Tranquila, Alba. Ya verás que cuando vuelvas todo está más tranquilo.
-Oh... Claro. No pienso dirigirles la mirada a nadie. Son tal para cual. Pitufa gruñona y pitufo enfadica.
-Si, son así...  un momento.

El móvil de Marta suena y se aleja un paso para hablar. Cuando cuelga se dirige a mí.

-Era mamá. Me ha dicho que mi primo Jurgen tiene hoy una carrera de motocross y nos ha invitado, ¿vamos?
-Por supuesto.

Una hora después estamos en un campo viendo a Jurgen acelerar y derrapar la moto, cuando la carrera termina nos vamos a saludar al primo.

-Hola! Alba, llamé a la tía Sonia porque no tenía tu número. Sé que a Natalia no le gusta esto...

Yo asiento y nos intercambiamos los números. Después, miro la moto.

-¿Qué tal se conduce con las ruedas llenas de clavos?

Jurgen me da el casco.

-Compruébalo tú misma.

Marta se niega, no quiere que me pase nada pero yo insisto.

Salgo disparada y me doy una vuelta, me sorprendo gratamente al notar el agarre de las ruedas con clavos. Una vez que regreso Marta y Jurgen me aplauden.

-Gracias. Ha sido una pasada.

Tras la carrera, nos despedimos y Marta y yo nos vamos a tomar algo. Un camarero rubio y alto no deja de mirar y sonreír a Marta.

-Oye, ¿qué hay entre el camarero y tú?
-Nada, Alba.
-¿seguro?
-Bueno...nos hemos visto un par de veces y fuimos a tomar algo... Arthur es muy majo.
-Diooos aquí hay tema que te quema.

Llegan unos conocidos de Marta y nos presentamos, hasta que me suena el móvil.

-Dime, Natalia.
-Alba, ¿dónde estás?
-Tomando algo con Marta y unos amigos.
-¿Qué amigos?
-¡Y yo que se! ¿Qué quieres?
-Regresa a casa.
-No.
-Alba, estoy preocupada por ti, no sé ni donde estás ni con quién. Dime y si quieres voy a buscarte.
-Mejor te quedas jugando a la play con Flyn.

Dicho eso cuelgo y me uno a la conversación, todos son muy simpáticos y muestran mucho interés en saber de España.

El móvil suena, lo rechazo y lo apago.

Después de unas copas de más nos ponemos a bailar, no siento nada, no me preocupa nada, solamente disfruto hasta que Marta me pasa su móvil.
-Es Natalia, dice que es urgente.
-Joooodeeer... ¿qué quieres?
-Alba, ¿has bebido?
-Pues claro que si mi amool.
-¿Dónde estás?
-No te lo digo que me cortas el rollo. Un besito y buenas noches.

Cuelgo el teléfono y se lo doy a Marta, seguimos bailando y bebiendo hasta que salimos a fumar y... ES DE DÍA!
Las ocho de la mañana y borrachas.

Cuando llegamos a la puerta de casa invito a Marta que pase pero ella se niega.

De pronto aparece Natalia y me agarra suavemente del brazo pero me suelta al escuchar un gruñido.

-Tranquila, Natalia. Es susto.

El perro aparece y se acerca a mí.

-¿conoces a ese chucho?
-Si. Es susto. ¿Puedo llevarlo a casa?
-Ni lo sueñes.

Entramos en silencio a casa, está seria y a mi me está poniendo cachonda.

Al llegar al pasillo me abalanzo sobre ella, atando mis piernas a su cuerpo y ella me mira. Nos miramos. Nos besamos.

-Natalia me pones muchísimo así.
-Alba...
-Cállate.

Beso su cuello, su respiración en rápida y su corazón se acelera. Nos lleva a la habitación y ahí entre besos nos desnudamos.

-Natalia pídeme lo que quieras.
-Mejor...haz tú lo que quieras...

Y sin decir nada más mi boca y mi lengua se adentran en su paraíso. Cada vez estoy más caliente, sus gemidos, lo húmeda que está, todo está en llamas.

-Alba...para o me... Corro...
-Hazlo, córrete nena.
-Oh...si...

Al sentir sus contracciones subo y la miro.

-Te quiero, Alba.
-Y yo a ti, Natalia.

Me tumbo en su pecho, y me quedo dormida, sin querer.

Nadie te querrá como te quiero yo (2°parte) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora