Capítulo XXII

6K 264 2
                                    

Aria:

No había ser más estresante que Nathaniel antes de un viaje.

- ¿Segura que has colocado el botiquín en la maleta? – dice apurado.

- Que sí, he colocado todo lo que me has dejado encima de la mesa, además allá tienen que tener de todo en caso de emergencias – digo mientras tomo las últimas cosas para salir al aeropuerto.

Nos subimos al lexus de mi esposo junto a Sydney. Marco, el chofer, partió rápidamente. Una vez que llegamos embarcamos de inmediato, ya todos estaban instalados puesto que era la hora de partir, me senté con Sydney porque ella no quería irse con Ethan "su pareja de viaje".

El viaje se hace muy corto, creo que he dormido la mitad del viaje, otro chofer nos espera fuera del aeropuerto y nos lleva al club de esquí. Y, como era de esperar, este sitio es magnífico, la cabaña de la familia Baker es totalmente un lujo.

- ¿Vas a dormir con Aria? – le pregunta Fred a su hermano intentando molestarlo.

- No – respondo por mi esposo intentando de que no se sienta tan incómodo por la pregunta de su hermano – dormiré con Sydney, haremos una noche de chicas hoy, si quieres Lisa puedes pasar por la habitación -.

Sydney grita feliz dándome un fuerte abrazo mientras Nathaniel toma su maleta y se voltea camino a lo que supongo es su habitación.

- Elijan libremente sus habitaciones, están en su casa – dice Nathaniel.

No sé si ha sido mi idea o a mi esposo no le ha gustado mi respuesta, pues se ha ido mucho más serio de lo normal sin decir nada más, pero ¿Por qué lo estaría? Habernos acostado dos veces no significaba nada para las personas como él ¿no?

Camino hacia la habitación en la que yo me quedaré, la cama es muy cómoda, hay una chimenea prendida para mantener todo abrigado y una ventana gigante a la cabecera que deja ver la pista de esquí. Cierro las cortinas y comenzamos a hablar con Sydney hasta que el sueño me vence y me duermo.

- Hey buenos días – me despierta Sydney – vamos, levántate nos han traído el desayuno y se ve buenísimo, a todo esto feliz día del amor – dice dándome un fuerte abrazo.

Tomo una ducha rápida y voy hacia el comedor, ahí están todos comiendo y compartiendo, la mesa está adornada con flores de distintos colores, un mantel grande y toda la comida tiene forma de corazones, incluso los platos y tasas tienen frases lindas de amor.

Miro a Nathaniel sonriente, pero este me evita la mirada, aun no entiendo que fue lo que tanto le molestó de mi comentario. Me siento al lado de Sydney y tomo una de las tantas tasas que encuentro en la mesa.

- ¿No le dirás feliz día a tu esposa? – pregunta Ethan molestando a su amigo.

- Pues, no – dice Nathaniel muy serio – este es solo trabajo de ella y no está estipulado que debo celebrar cada fecha -.

Hay un silencio, ninguno emite comentario, luego Sydney algo incómoda comienza a preguntar los planes del día de hoy. Yo casi no le pongo atención, toda mi mente gira en torno a la duda del aparente enojo de mi esposo y no lo digo por lo que ha dicho sino más bien por la expresión que tiene, como si yo fuera una verdadera molestia.

Subo a mi habitación cuando ya hemos comido todo y me visto con lo necesario para ir a esquiar. Salimos camino a la pista intermedia y mientras vamos subiendo una pequeña pendiente yo empiezo a notar que esto es más complicado de lo que creí.

- Yo nunca he esquiado – digo a los demás.

- Nate deberías ayudarla – dice Fred sonriente, intentando una reconciliación.

Una boda por contratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora