Capítulo XII

5.8K 261 2
                                    


Aria:

- ¿Llegarás muy tarde hoy? - le pregunto a Nathaniel cuando veo que está a punto de salir a su trabajo.

- No lo sé, lo más probable es que llegue tarde, no me esperes para cenar - sin esperar mi respuesta sale inmediatamente.

- ¿Otra vez cenaremos solo las dos? - me dice Sydney desde el comedor.

- Al parecer, aunque ya me estoy acostumbrando, igual podría llamar a Lisa que también estaría hoy sola - digo risueña.

- Claro, estaría bien -.

Ya han pasado dos meses desde que conocí a Sydney y no me he arrepentido de nada. Aunque es poco el tiempo, se ha convertido en una amiga. Luego de contarle toda mi situación con Nathaniel ha sido en quien me he podido apoyar para afrontar todas las cosas.

En realidad, somos las tres para todos lados, Lisa, también se ha allegado mucho a nosotras, ella es muy buena persona, aunque me ha costado, le he tenido que contar toda la situación, también ha guardado el secreto, es una persona confiable.

Por otro lado, la vida con Nathaniel ha sido un poco mejor de lo esperado, a pesar de que las primeras semanas con Sydney en casa fueron puras discusiones, con el tiempo logró aceptarla como parte de este hogar, creo que finalmente lo he convencido. No compartimos mucho tiempo, con suerte cruzamos palabra a diario, pero hemos sabido llevarnos decentemente, ahora por lo menos me habla.

- Ya mejor apresurémonos, debemos ir a comprar los regalos para navidad y ya sabes cómo se llena el centro comercial - me recuerda mi amiga mientras yo subo a ponerme el chaquetón de nieve.

Nos vamos al centro comercial más grande de Los Ángeles, sabemos que allá podremos encontrar todo para estas fechas.

- Venga dime, ¿Qué haremos para estas fiestas? - me dice Sydney emocionada mientras las tres nos encontramos sentadas tomamos un café.

- No se aun, quería ir donde mi familia para que te conocieran – digo algo cabizbaja.

- Pero la señora Francia ha dicho que en tu casa habría una cena familiar – dice Lisa sin entender bien lo que sucedía.

- Pues sí, por ello tendré que quedarme aquí – digo seguido de un suspiro.

- No entiendo, está bien tienes un trato pero no dice que tienes que hacer ciertas cosas, ellos no son buenas personas, la señora se comporta tan servicial contigo solo porque aceptaste lo que ellos tanto buscaban, una esposa para Nathaniel y digamos que comprendo porque les costó tanto, con el carácter que se gasta no creo que otras personas lo hayan podido aguantar - dice Sydney mientras toma un sorbo de su café, luego continua - pero digamos que tú puedes hacer lo que quieras, como quiero que pase rápido ese tiempo y puedas irte de esa casa lo más luego posible -.

- Sí, esa familia es de ideas, él único verdaderamente humano ahí es mi hermoso Fred – dice Lisa recordando a su novio.

- No sé, raramente no lo encuentro tan terrible, ha sido tal como esperaba que fuera todo, jamás me ilusioné con un cuento de hadas, así que tranquilas – ambas me quedan mirando algo apenadas.

- Aria, no me digas que sientes algo por ese chico - dice Sydney muy seria.

- No - me rio por tal comentario - no podría enamorarme de una persona como él, pero estoy segura de que tampoco son "malos", ven la vida distinta, eso es todo -.

- Tiene dinero, eso le pasa y es codicioso, la gente así no surge, mírame a mí, por querer una vida mejor, un hombre con dinero, una vida en EEUU, por creer que podía ser famosa y ganar millonarias sumas dejé todo y ¿qué pasó? Me quedé con nada -.

- Ya no pienses en eso, ya pasó – dice Lisa tomando la mano de Sydney.

- Es que lo único que espero es que mi ex novio se esté pudriendo con su dinero y ojalá a tu noviecito le pase lo mismo, personas así no deberían existir – vuelve a decir Sydney realmente enojada.

Me rio un poco, ella es tan rencorosa, pero supongo que eso pasa cuando realmente te dañan.

Nathaniel:

La gente anda tan emocionada para estas fechas, pero a mí no me entretienen, hace frio y la nieve a penas te deja andar por la calle.

- ¿Y ya tienes pensado mi regalo? - me dice Ethan entrando de repente a mi oficina.

- Claro, te tengo unos contactos por ahí que podrías llamar para que te hagan compañía - le digo algo risueño.

- No sé qué tanta ilusión me haga eso - dice sonriente - he conocido a alguien y creo que he tenido suerte -.

- ¿Por qué? - digo levantando la vista de computador.

- La he conocido por casualidad, fui a comprar un chocolate caliente, ya sabes es necesario con este frio y entonces ella entró, amigo esa chica de 1.80 mts es un ángel yo pensé que estaba delirando, me atreví a hablarle y me dio su número, tengo cita - hace un gesto levemente con sus cejas como si me intentara dar a entender que había logrado su propósito.

- ¿No me digas que crees en el destino y que es el amor de tu vida y esas pendejadas que le gustan a las chicas? - le digo asustado.

- No, estás enfermo, como crees que YO podría creer algo así, no soy el tipo de loco que piensa en casarse a esta edad - rueda sus ojos intencionalmente para molestarme.

- Yo sigo tan soltero como tú, no lo olvides -.

- En el alma, porque estás obligado a cumplir compromisos y esas cosas - me dice risueño burlándose de mí.

- Igual tengo más suerte, es cosa de ver tu pasado, es la primera chica con la que consigues un número telefónico - digo en broma.

- Ya vas a empezar... - dice molesto - mejor me marcho, no olvides que nos vamos este viernes de viaje - me recuerda.

- Por supuesto, como iba a olvidar la tradición de estas fechas -.

- No lo sé, es primera vez que estas "amarrado" - dice mientras me señala la argolla de mi dedo izquierdo que esta mañana se me ha olvidado sacarla - ¿o piensas llevarla? -.

- Ninguna chica a Las Vegas, ese es un trato, además con ella no podría divertirme de tal manera - digo risueño.

- Así se habla Nate - me dice saliendo de la oficina.

Aun no le he dicho nada a Aria, no creo que a ella le afecte tanto, tal vez viaje a ver a su familia, la había escuchado decirle a su madre por el teléfono que eso intentaría. Además, ella no debería contar conmigo, sabe que solo vivimos juntos por un contrato y nada más, unos desconocidos que vivimos bajo el mismo techo.

Una boda por contratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora