Extrañas coincidencias (Harry Styles) Terminada/Editando.

Capítulo 26: Nando's.

Me desperté asada de calor, abrí los ojos y vi la enorme mata de pelo rizado de Harry casi en mi cara. Lo aparté con la mano y lo acaricié durante un rato. Cogí el móvil de la mesilla y eran las 9, está bien, anoche nos dormimos pronto. Me percaté al momento de que estaba lloviendo y tronando. Me levanté con cuidado de la cama para no despertar a Harry y abrí la ventana para que entrara un poco de aire.

Me encanta el olor a lluvia, y me gusta aún más que la habitación se ilumine cuando además de tormenta hay rayos. Hice una foto al skyline de Londres desde el barrio de Harry y se lo mandé por mensaje a Lola y a Patricia.

- Bonito día preciosas, buenos días.

- ¿Bonito? Pero si está lloviendo tonta, ¿qué haces despierta tan pronto? – Pat.

- Yo sé lo que me digo jajaja ¿Qué haces tú despierta tan pronto? Es la pregunta...

- ¿Dónde estás? No es la misma imagen que las fotos que nos envías cuando estás en casa de tu padre. – Pat.

- Tía, es que no te das cuenta de nada, está con su amado, ¿dónde si no? – Lola.

- ¿Mi amado? Pues puedo estar en casa de Ros o Michelle… jajajaja

- Si después de tantos años juntas piensas solo por un momento que me la vas a colar, VAS LISTA. Y sí, tu casi novio. – Lola.

- No sé de lo que hablas. Creo que se está despertando, luego hablamos jajaja

- ¡Capulla, no huyas! Estás en su casa, has dormido con él, guarrilla. Cuéntanos. – Pat.

Bloqueé la pantalla y lo dejé en el escritorio. Volví a la cama y Harry se estaba revolviendo. Abrió un ojo y me miró, suspiró y me dedicó su mejor sonrisa. Se me pusieron los pelos de punta cuando soltó un dulce gruñido de buenos días.

- ¿Qué tal has dormido? – Pregunté primero.

- Hacía mucho que no dormía así. – Se levantó un poco para apoyar su espalda en el cabecero de la cama. Abrió sus piernas y me indicó que me sentara entre ellas, lo hice, pero al parecer mal, y soltó un bufido gracioso. – De lado no, apoya tu espalda aquí. – Aclaró tocándose el pecho y le hice caso. – Así… genial. – Pasó sus brazos por mi cintura dejándolos caer en mis piernas, apoyé mi cabeza en su hombro y empezó a besar delicadamente mi cuello. – Me encanta como hueles por las mañanas

- Eso ha sonado raro. – Dije riendo, y él también.

- Un poco, pero tú me entiendes.

- ¿Qué quieres hacer hoy?

No contestó, siguió besándome el cuello cada vez más intenso. Con sus manos masajeaba mis piernas subiendo sus pantalones con los que yo había dormido, hasta no poder más. Paseó sus manos desde mis piernas hasta mi abdomen y empezó a masajearlo también.

Tenía las manos suaves y calientes de dormir bajo la sábana. Giré mi cabeza y capturé sus labios. Estos estaban ya un poco hinchados del trabajo que estaban haciendo en mi cuello.

El beso empezó a coger forma, había deseo en él. Lo sabía porque un bulto empezó a hacer presión sobre mi espalda. Metió las manos por debajo de la camiseta y llegó a la copa de mi sujetador.

Sin preguntar estiró de él hacia arriba liberando parcialmente mis pechos, pero no fue suficiente para él. Con una mano desató el broche del sujetador y sus manos pudieron campar a sus anchas, dándome el placer que ahora mismo estaba necesitando.

No lo aguanté más, saqué sus manos de mi camiseta, dejé de besarle y me di la vuelta por completo para sentarme a horcajadas sobre él. Ahora sí, nuestros labios volvieron a encontrarse.