IV

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276 d.C, Desembarco del Rey

《No puedes escapar de tu destino, naciste por una razón, esa razón es Rhaegar, la profecía del príncipe prometido, tú eres su fuerza, su guía, la razón de su vivir, tú estás atada a él, no puedes escapar de lo que se acerca, fuego y sangre

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No puedes escapar de tu destino, naciste por una razón, esa razón es Rhaegar, la profecía del príncipe prometido, tú eres su fuerza, su guía, la razón de su vivir, tú estás atada a él, no puedes escapar de lo que se acerca, fuego y sangre... fuego...》

Lihanda se despertó por aquellas palabras que resonaron en su mente los rayos de sol ingresaron por su ventana anunciando que un nuevo día nacía, estaba sobre el pecho de Oberyn, quien dormía profundamente, con una respiración tranquila, ella sonrió al ver al moreno, quien estaba con los ojos cerrados y sus labios entre abiertos, aquel sueño desaparecía de su mente con tan solo ver a su acompañante, quería despertar todos los días de su vida así, junto a él, pasaron la noche juntos durmiendo, no sabía cómo el joven había logrado burlar a sus escoltas que vigilaban su puerta. No pudo resistir más y le dio un corto beso en los labios, luego otro en su mentón y otro en su mejilla, haciendo que el joven sonría aún con los ojos cerrados.

—Que buena forma de despertar.— dijo con una voz ronca.

—Despierta dormilón.

—Dame 5 minutos más.—dijo el moreno.

—Oberyn.—la platinada se puso encima de él, ambas piernas estaban a los costados de él, el recién mencionado abrió los ojos y quiso atesorar aquella imagen para siempre en sus pensamientos, Lihanda se veía perfecta, sus cabellos platinados bajaban hasta debajo de su busto su camisón de seda no dejaba nada a su imaginación, un tirante se había bajado de su hombro, le daba un aspecto más sensual y salvaje, sus clavículas y el valle de sus senos, era una criatura exquisita.

El moreno de un movimiento la colocó debajo de él, beso sus labios y se perdieron unos instantes, eran solo ellos dos, como siempre, deteniendo el tiempo y solo siendo dos personas que se amaban más que a nada en el mundo, sus besos se volvían más intensos, se separaron por falta de aire y se miraron como dos enamorados.

—¿Esta mal amarnos?— pregunto Lihanda, sus ojos anaranjados analizaban a su hermano, quien era bastante atractivo con sus ojos color café intensos bajo ese manto de pestañas, sus espesas cejas negras, su piel canela, sus suaves manos exploraron la abdomen del moreno, tonificado y suave, él cerró los ojos ante el tacto de la platina.

—No está mal amarnos, Lihanda.— dicho esto acaricio su mejilla con mucha devoción y volvió a unir sus labios, se movían con más intensidad, la mano del moreno viajó por su hombro bajando más el tirante.

Minutos más tarde

Rhaegar entró a la habitación de su prometida, ella se encontraba con un hermoso vestido rojo vino típico de Dorne ya que tenía un pronunciado escote, con unas delicadas rosas en la falda, se veía hermosa, angelical y sensual, ella le causaba tantas sensaciones, ella era de él y pronto iban a unir sus vidas, como se lo había soñado todas las noches, aquella profecía la cual buscó en la biblioteca. Las doncellas hicieron una reverencia y salieron dejando solos a la pareja.

—Su majestad.— dijo ella haciendo una reverencia.

—Mi lady, he venido a llevarla para desayunar conmigo en los jardines, ya que supe que usted hacía eso en Dorne, quisiera que se sienta en su hogar.

—¿No dijimos sin formalidades?—al platinado se le escapó una pequeña risa, le sorprendió a la joven ya que él le parecía una persona más seria y melancólica.

—Es verdad, ha sido mi error, pero te seguí la corriente.— el príncipe se acercó a ella y le ofreció su brazo, ella lo aceptó y caminaron juntos fuera de la habitación, ahí se encontraba Ser Arthur Dayne para escoltarlos, dejo que la pareja avanzara cierta distancia para seguirlos.

—Estoy agradecida por el desayuno en el jardín, en verdad extraño mucho mi hogar.

—Lo sé, será algo difícil que te acostumbres a este lugar, pero me encargaré que no extrañes tanto Dorne. Tengo una noticia que darte, hable con mi padre sobre nuestra boda, le pedí que la adelante, mañana se llevara a cabo la fiesta para anunciar nuestro compromiso.-La joven se detuvo en seco y el principe la miró con curiosidad sobre su actitud.

—Disculpa, esa noticia me ha dejado algo perpleja.

—¿Tienes miedo?

—Sí, tengo miedo... no voy a mentir sobre ello.

El príncipe se acercó a ella y le acarició su mejilla con mucha delicadeza.—Seré un buen hombre para ti, mi dulce reina.— Lihanda ya había escuchado aquella frase en sus sueños, todas las noches había soñado con él, ahora que repetía aquellas palabras la hacían entrar en razón de que su destino estaba ligado a él y solamente a él, no podía cambiar su futuro por mucho que quisiera fugarse lejos con Oberyn.

—Rhaegar... gracias por darme esa promesa.

El desayuno fue tranquilo, el príncipe le platicaba acerca del castillo, de sus antepasados y de su origen, luego de eso caminaron por los pasillos, Lihanda hablaba de lo maravilloso que era Dorne, de las fuentes de agua, de su infancia, él la escuchaba atentamente admirando cada detalle de su rostro, notaba el brillo que aparecía en aquellos orbes anaranjados cuando hablaba de su hogar, lo hermosa que se veía hablando y los gestos que hacía.

—Nunca pude aprender a bailar.— dijo la joven algo avergonzada.

—Eso se puede arreglar.— dijo el príncipe poniéndose de pie y tomando las manos de su prometida.—Te enseñaré.

El platinado la guiaba en cada paso, le hacía dar giros delicados, ambos se reían y estaban disfrutando su tiempo juntos, Sir Arthur Dayne los miraba desde lejos sonriendo.

Lihanda dio un paso en falso y se cayó sobre el príncipe que no estaba preparado para recibirla, ambos se cayeron al suelo y quedaron muy cerca, sus narices se estaban tocando, el príncipe acarició las mejillas de la joven, coloco una de sus manos detrás de la nuca de la platina y unio sus labios por primera vez, aquellos labios dulces y suaves, aquel beso generó ciertas emociones desconocidas para la princesa de Dorne, era suave, profundo y cargado de sentimiento por parte de su prometido.

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Holi, nuevo capitulo ¡comenten! ¿Emoción? Nuestro Rhaegar ya beso a nuestra Lihanda.

𝐄𝐥 𝐞𝐜𝐥𝐢𝐩𝐬𝐞 𝐝𝐞𝐥 𝐝𝐫𝐚𝐠𝐨́𝐧 𓄸 𝑟ℎ𝑎𝑒𝑔𝑎𝑟 𝑡𝑎𝑟𝑔𝑎𝑟𝑦𝑒𝑛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora