IX

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276 d.C, Desembarco del Rey

Un nuevo gran día nacía en Desembarco del Rey, todos empezaron a trabajar ni bien los rayos solares rozaron los campos, el día de la boda del príncipe Rhaegar iba ser el más feliz para todo el reino, después de todos los desastres que estaban paan...

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Un nuevo gran día nacía en Desembarco del Rey, todos empezaron a trabajar ni bien los rayos solares rozaron los campos, el día de la boda del príncipe Rhaegar iba ser el más feliz para todo el reino, después de todos los desastres que estaban paando gracias al denominado "Rey loco".

Los futuros esposos se encontraban aún dormidos, el platino despertó primero, en sus brazos se encontraba su más preciado tesoro,  admiro a la hermosa joven dormida junto a él, la admiro durante largo minutos por la noche ella ya sería su esposa, tenía en mente que iba a despertar así por el resto de su vida, luego de la boda viajarían a Dorne para quedarse durante un buen tiempo ya que quería darle esa felicidad de visitar su hogar a su futura reina, luego volverían a su verdadero hogar que sería Rocadragón, tenía muchas ideas en mente, una de ellas era derrocar a su padre, las cosas en el reino no funcionaban bien hace bastante tiempo y según la profecía que había leído en la biblioteca él iba a darle paz al reino junto con su esposa, los orígenes mágicos de la platina Rhaegar los sabia, la niña nacida en el eclipse, fruto del Sol y la Luna, solo que aún no sabía que poderes tenía, debía averiguarlo en el transcurso que estén juntos.

Sus pensamientos desaparecieron cuando Lihanda se movió entre sus brazos, se había despertado, sus miradas se encontraron y ella pudo ver el anhelo en esos ojos violetas de ensueño, una sonrisa se le escapó de sus labios, así merecía despertar todos los días de su vida, el platinado se acercó diciendo.— Buenos días, mi dulce reina.— se acercó para darle un beso suave y dulce.

Mediante transcurría el tiempo  el beso se volvía más intenso,  la joven quedó encima del Targaryen, las manos del príncipe viajaban por toda la espalda de la princesa, jugaba con los bordes del camisón, sus manos se trasladaron de su espalda a sus piernas y se introdujeron debajo de la prenda delgada que vestía, recorriendo la suave piel de la joven a la que se le escaparon gemidos involuntarios, el dragón se alzó sobre su presa, de un rápido movimiento la colocó debajo de él y la joven lo seguía besando fervientemente, ambos deseaban tanto estar juntos, que el príncipe dudó si se podía contener hasta la noche, donde debían consumar el matrimonio, sus besos bajaron hasta el cuello de ella, bajo sus tirantes y besó sus hombros con adoración, la joven solo podía echar la cabeza hacia  atrás y darle el acceso al platinado que la estaba devorando.

Un toque en la puerta los hizo parar rápidamente, eran las doncellas de la ojinaranja que tenían que prepararla para la boda, ambos se separaron en silencio agitados por aquel momento,  Rhaegar se acomodó su camisa y se puso sus botas, la joven se subió los tirantes y dio la orden para que pasaran sus doncellas, se abrio la puerta las doncellas entraron y saludaron haciendo una reverencia al príncipe, estaban sorprendidas de encontrarlo con la princesa, Rhaegar salió de allí con un asentimiento de cabeza no sin antes besar a su prometida que estaba algo aturdida por los sucesos anteriores , las doncellas miraron a la platina que estaba roja y con los labios hinchados, sabían que había pasado algo.

—Mi señora ¿qué hicieron?— pregunto Lydia muy ansiosa.

—¿Le dio su virtud antes de la boda?— pregunto Myrna.

—Nada de eso, solo dormimos, es hora de alistarme para el gran día.— dijo la joven que estaba roja de vergüenza.

—Mi señora, usted ya sabe ejercer las artes de cama que le enseñaron en Dorne, sabe que debe seducir al príncipe y hacerle feliz en la cama, para un matrimonio feliz y fructífero.

—¡Sí! Debe saber cómo moverse y darle placer.

La platina estaba roja como un tomate, era algo inexperta en esas cosas, pero Rhaegar aquella mañana la había besado con tantas ganas que estaba segura que si no hubieran sido interrumpidos pudo haberle dando su virtud ahí mismo, las doncellas la desnudaron y con cuidado se introdujo en la tina, ella estaba nerviosa de todo lo que pasaría aquel día, tampoco se le había salido de la cabeza las palabras que le dijo a Oberyn, debía arreglar las cosas con su hermano.

—¿Me dolerá?—pregunto, sabiendo la respuesta, no había olvidado las clases que le habían dado en Dorne.

—Bueno, según lo que hemos leído, le dolerá, pero el príncipe se ve tan gentil que de seguro no le causará daño, capaz y esta noche le de un heredero. La idea de darle un hijo al príncipe le hizo recuerdo de aquel sueño, sus hijos, sus futuros hijos, eran tres, debía darle tres hijos al príncipe dragón, las tres cabezas.

—Cambiando de tema, pide que me traigan el desayuno a mis habitaciones.

Por otro lado la familia de la novia se encontraba desayunando en los jardines, Oberyn mantenía su mirada en la entrada a las jardines ya que esperaba que Lihanda apareciera. Doran notaba la espera así que se decidió para hablar.

—Ella pidió que su desayuno sea llevado a sus habitaciones.

—¿Por qué?

—No lo sé, pero madre estuvo de acuerdo, sabe que ella está muy nerviosa por el enlace de este día.—el moreno no podía esperar para hablar con ella, así que se disculpó y se puso de pie para ir a buscar a su hermana. Agradecía que  las habitaciones de Lihanda no estaban escoltadas, toco la puerta y Lydia le abrió.

—Necesito ver a Lihanda y en privado.— en el interior la pudo ver con una bata dorada, mientras comía fruta, la platina asintió y despachó a sus dos doncellas.

El moreno cerró la puerta, tenía tantas ganas de besarla ahí mismo, la extrañaba bastante, ella se puso de pie y lo miraba esperando que hablara.

—Debemos hablar de lo ocurrido.

—No puedo seguir haciendo esto, Rhaegar no se lo merece, me ama.

—Yo también te amo,  juegas conmigo, dices que me amas y luego el príncipe te besa y caes rendida ante él.

—Oberyn, hoy me voy a casar, no vamos a huir juntos, no hay un nosotros en el futuro.

El corazón del moreno se rompió en miles de pedazos, sabía eso y lo estaba previniendo, la platina se acercó a él y le acarició la mejilla, cerró sus ojos y quiso volver a los tiempos de cuando estaban en Dorne, cuando dormían juntos, cuando se amaban, pero no lo decían.

—Lihanda, estás confundida, yo te seguiré amando hasta el final de los tiempos.— se acercó y le dio un beso que demostraba todo lo que sentía, la acerco más a él y quiso detener el tiempo por unos minutos.

°•°

¡El próximo capítulo es el final de la primera parte! La gran boda y la consumación del matrimonio de Rhaegar y Lihanda 😍💛 ya que esos dos no se aguantan.


𝐄𝐥 𝐞𝐜𝐥𝐢𝐩𝐬𝐞 𝐝𝐞𝐥 𝐝𝐫𝐚𝐠𝐨́𝐧 𓄸 𝑟ℎ𝑎𝑒𝑔𝑎𝑟 𝑡𝑎𝑟𝑔𝑎𝑟𝑦𝑒𝑛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora