VI

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281 d.C

Las princesitas miraban atentamente a su padre tocar el arpa y cantar, parecían estar atrapadas en un hechizo, la voz de Rhaegar era preciosa y melancólica, la canción de alguna manera le ocasionaba ciertas lágrimas a la joven princesa quien le mi...

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Las princesitas miraban atentamente a su padre tocar el arpa y cantar, parecían estar atrapadas en un hechizo, la voz de Rhaegar era preciosa y melancólica, la canción de alguna manera le ocasionaba ciertas lágrimas a la joven princesa quien le miraba con su primogénito en brazos que se había quedado dormido. Sus hijas crecían frente a sus ojos, sanas y preciosas, eran como dos gotas de agua, aunque se podía diferenciar quien era quien, ya que Rhaella tenía un ojo de color violeta y el otro de color naranja, mientras que Rhaenys gozaba de sus ojos completamente violetas, a su corta edad se notaba lo inquietas y curiosas que eran, también amaban estar cerca de su padre, cuando empezaron a caminar persiguieron al príncipe por todo el castillo, a lo que el platinado tuvo que llevarlas a todos sus deberes.

Y ahí estaban, Rhaegar vestía una camisa delgada de color blanco, junto con unos pantalones de cuero, sus cabellos platinos sueltos le hacían lucir más apuesto de lo que ya era, parecía un dios, mientras sus dedos diestros rozaban los finas cuerdas del arpa, sus ojos se mantenían cerrados, cuando termino su melancólica canción las pequeñas princesas pidieron que las tomara en brazos, el príncipe se sentó en el suelo y ambas se le abalanzaron para llenarle de besos el rostro, aquella escena le enternecia el corazón a Lihanda.

—Mis pequeñas princesas, es hora de ir a la cama.—dijo el príncipe, tomando a las niñas en sus brazos, aquello hacía reír a la platina.

—Te volviste más fuerte luego de ser padre.— dijo su esposa al verlo cargar con sus pequeñas e inquietas niñas.

—Ser padre es más complicado que gobernar según las lenguas de mis ancestros.—Lihanda se acercó y le besó la mejilla a sus dos pequeñas.

—Tú quisiste tres niños.— se marchó con Jaehaerys en brazos para llevarlo a sus habitaciones.

Entro a la habitación con ayuda de Lyanna y Arthur quienes estaban juntos, ambos le abrieron la puerta dejando pasar a la joven madre con su pequeño, lo acostó en la cama y lo cubrió con su manta, su pequeño gato negro ronroneo y se subió a la cama junto con su amo. Lihanda le acarició la cabeza al felino llamado Balerion que fue regalo de Rhaegar.

—Cuida a mi hijo, Terror Negro.— salió de la habitación para ir a la de las gemelas para verificar si Rhaegar estaba con la situación bajo control, lo que encontró fue al platino en medio de sus dos hijas contándoles una historia, ambas se habían apoyado en las piernas del príncipe, sus pequeños gatos estaban a sus lados, cuando el sueño les ganó Rhaegar miró a la puerta donde se encontraba su esposa y pidió su ayuda.

La joven entró y acomodó a las princesas para que su padre pudiera salir, las cubrió con una manta y sus gatos se acomodaron junto a sus respectivas dueñas, Vhagar y Meraxes, los nombres de los felinos que sin duda habían sido elegidos luego de haber escuchado la historia de la Conquista. La pareja salió de las habitaciones y Rhaegar suspiro cansado cosa que ocasionó la risa de la joven platina.

𝐄𝐥 𝐞𝐜𝐥𝐢𝐩𝐬𝐞 𝐝𝐞𝐥 𝐝𝐫𝐚𝐠𝐨́𝐧 𓄸 𝑟ℎ𝑎𝑒𝑔𝑎𝑟 𝑡𝑎𝑟𝑔𝑎𝑟𝑦𝑒𝑛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora