Capítulo 8

96K 5K 851
                                    




Rebeca

La puerta se cerró detrás de Dylan cuando me dejo entrar a su departamento. Era amplio,  y unos mini escalones te recibían permitiéndote llegar al centro del lugar, con alfombra café, donde había una ventana hacia el exterior cubierta con cortinas, estoy segura de que se podía ver algunas casas y edificios con luces encendidas por la hora tan madrugadora, muy hermoso me pareció. Los sofás eran modernos y de color café obscuro, dos individuales, en medio de estos había un sillón en forma de L, y creo que mi favorita fue una chimenea eléctrica. Técnicamente era como el típico departamento de un soltero mujeriego con dinero, pero yo no pensaba que Dylan era ese tipo de malas personas, tal vez con dinero si, pero aquel chico no me había mostrado en ningún momento ser de los tipos que andan con mujeres y las botan al instante para seguir con la otra. Dylan era un chico casi perfecto si no fuera por su mal genio.

Gire mi cabeza observando el lugar, aun maravillada, con una mini sonrisa mientras Dylan buscaba algo, supongo en la cocina. Yo realmente sentía que me había enamorado de su departamento, no podía dejar de mirar el hermoso lugar y eso que solo era una pequeña parte, además de la enorme televisión, incluso los focos eran modernos. Muy maduro a comparación de mí cuarto rosa lila.

Entre a la cocina sujetándome de lo que estuviera en mi alcance para no caer al suelo, aún estaba casi sedada por los efectos de alcohol.

—¿Es tuyo? —pregunte para romper el silencio. Él giro a verme desde la barra de la cocina con un pan tostado en la boca, se lo quito y dijo.

—No, es de la escuela. Te lo ofrecen si tienes cierto promedio.

—Debería de estudiar más.

Se encogió de hombros sin ponerle interés a mi intento de plática.

Ambos cenamos, nada en especial, solo un cereal. Nadie hablo y nadie hizo ruido hasta el final cuando yo solté un bostezo.

—Dormirás en mi cama, ve cuando quieras —dijo en tono serio, como normalmente lo hacía.

—¿Y tú? —me atreví a preguntar.

—En el sofá.

—Pero... es tu ca...ma...

—No dejo que los invitados duerman en el sofá...menos cuando están borrachos. Dormirás ahí, ya te lo dije. —Hablo. Empiezo a darme cuenta de que Dylan no es nada hábil para la cortesía, pero al menos no me dejo dormir en el suelo. Después de dejar su plato en el fregadero, fue hacia una puerta que supuse era su cuarto. —Ven aquí.

Camine y entre a la habitación, tenía una cama en medio con edredones color azul marino, las paredes eran gris y no tenían ningún marco más que una ventana parecida a la de la sala donde unas cortinas oscuras apenas dejaban entrar la luz del exterior. Dylan encendió una lámpara que se encontraba en su mesita de noche.

—Toma—me entrego a la mano una playera con unos pantalones de chándal. Tarde en reaccionar pero al final los tome.

—Gracias... —susurre. —Oye... ¿tienes la pastilla que me habías dicho?—pregunte apenada. Abrió un cajón y me lanzo un paquetito que cache en el aire, lo cual me sorprendió por mí estado.

Salió de la habitación y cerró la puerta  dejándome sola.

Suspirando camine al baño como pude, todavía me sientía bastante mareada. Deje la puerta entre abierta y me quite el vestido casi tropezando, soltando una risita cuando el vestido se atoro en mi cabeza, y cuando logre quitármelo este impacto con la puerta, lo levante del suelo después. Coloqué la grande playera de Dylan sobre mi figura, llegándome solo un poco más arriba de los muslos.

Intocable ➳ DO'B©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora