Capítulo 33

65.5K 4.5K 567
                                    

Rebeca

—Gracias, chicas—agradecí a mis amigas después de que todo terminara y me dejaran en frente de mi casa—De verdad, desde haber dejado a Gabriela en su casa, hasta aguantarla a ella y...pues a mí.

—No seas tonta, Beca—me sonrió Ana desde el interior del auto, asomando su cabeza por la ventana —Siempre estaremos para ti.

—Aunque tengamos que aguantar a la zanahoria con patas—Majo.

—Perdón, en serio—sonreí.

—No te preocupes, nos vemos mañana. —dijo Pili. —Tenemos que ir a una fiesta a las 8:00, irán los chicos...¿no quieres ir?... —preguntó amable.

—Por supuesto. Y lo de la fiesta, creo que quiero descansar.

Pilar asintió entendiendo.

—¡Nos vemos! —gritaron todas cuando el auto arranco y yo no despegue la mirada del vehículo hasta que le perdí de vista. Sonreí y camine a la puerta de la mi casa.

Me sorprendió el que la puerta llego a abrirse por sí sola. Eleve la vista hacia arriba cuando me adentre a la casa, y no encontré nada más y nada menos, que a mi padre dentro.

<<¿Qué hace aquí?, ¿Cómo consiguió las llaves?, ¿Mamá no se las quito?>>

No dije nada y decidí apresurar el paso volviéndome al exterior de la casa cuando algo dentro de mí me hizo reaccionar. Eche una rápida mirada hacia la cuadra me asuste en el momento que no vi la caminata de mi madre por ahí, o tan siquiera a alguna persona que fuera testigo de lo que pasaría.

Escuche como me llamaba un millón de veces, pero me decidí por seguir cambiando hacia la calle. Si él me ignorara cuando más quería que me escuchara, yo también. No quiero sentirme mal, no de nuevo, pero creo que eso va a ser imposible.

—¡Rebeca!, ¿estas escuchándome? Te dije que no quiero verte con ese chico de nuevo. —Las manos me temblaban a medida que mi padre se acercaba. Entonces estire mi brazo en petición de que el carro que se aproximara me diera una aventón a donde fuera, pero este paso de largo. —Creí que estaba recuperando a mi niña de antes pero ahora me doy cuenta que...

—¡Robert!, en primera no me llames así—grite dejando de lado mi caminar y arroje mi bolso a donde sea. Ahora él y yo estábamos frente a frente—¡Ya no soy una niña, y ni siquiera estaba con Dylan!

—¡Por supuesto que lo eres!, una niña que no obedece a su padre.

—¡Ya tengo 17 años!, en unos meses cumpliré 18 y tú no dejas de tratarme como si fuera una imbécil—las lágrimas se me fueron de control.

Los ojos de mi padre estaban llenos de asombro hacia mí ante tales palabras que había dicho. Tiene todo el derecho, jamás le había contestado así a él o a mamá.

—¡Rebeca!...

—¡Que no me llames así!, ¡Oh al Diablo Papá! desde que llegue a este colegio me he sentido la persona más viva en todo lo que llevo de mi corta vida...

—Yo soy tu padre, soy mayor que tú y tengo más experiencia porque conozco a los chicos como Dylan, no te hace ningún bien.

—¿Qué?... —reí irónica—¿Por qué metes a Dylan en esto?, ¡no conoces a Dylan...¿cómo quieres conocerlo a él si ni siquiera conoces a tu propia hija?... —sintiendo como una parte de mí se desataba, lleve mis manos hacia mi rostro y seque mis lágrimas con odio—¿Sabes que es lo que más duele? Tener que fingir que estas bien todos los días, cuando por dentro te estas desmoronando porque tienes miedo de que alguna vez te abandonen, por no cumplir las expectativas que tienen tus padres de ti, por no ser bonita, es horrible tener miles de cosas que decir y nadie a quien contárselas cuando eres hija única. ¡Soy humana y tengo sentimientos!, date cuenta de que cuando hablas esos insultos se quedan rebotando en mi mente por días, días en los que me torturo a mí misma diciéndome lo inútil que soy, y por qué no soy mejor...

Intocable ➳ DO'B©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora