TWO

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єυиѕαи ; ғʀσм zєʀσ.
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El peli-negro se encontraba sentado en su oficina, sacudiendo un bolígrafo mientras veía las fotos que le habían tomado en su más reciente sesión de fotos. Su cabeza no estaba donde debía, se encontraba a miles de kilómetros, manteniendo el recuerdo de un amor que pudo ser, pero no fue. Era feliz a su lado. Si su padre no hubiera interferido, jamás lo habría dejado ir y ahora estaría junto a él, a punto de tomarlo por esposo frente a toda la prensa, sin sentir molestia alguna. Lalisa Manoban, era con quien su padre quería casarlo desde que cumplió dieciocho y por más que se negó, la amenaza del señor Lee fue peor que sus berrinches. Cabe decir que la joven de cabello grisaseo no lo quería. No estaba con él por dinero u algo así, sino que también la forzaron a casarse con él. Pero estaba consciente de la orientación sexual de su pareja y que para nada lo quería, sino, a una modelo Australiana llamada Park Chaeyoung, con quien ya la había pillado un par de veces.

La cabellera de la chica se asomó por la puerta y este la observó de reojo para luego acomodar sus gafas y voltear a verla por completo. Ambos sabían que no se amaban para nada, pero debían cumplir al menos un año de matrimonio si deseaban divorciarse, solo así, sus padres entenderían su situación y mantendrían la unión entre sus empresas.

— Hola Lisa, pasa. — Dijo, señalando el sofá frente a él.

— ¿Para qué querías verme? — Preguntó curiosa y luego de cerrar la puerta, se sentó.

— Mira, no creas que no te he visto con Rosé, ya las he pillado varias veces en tu oficina. — Habló con seriedad, pero por dentro se sentía feliz de tener una razón para divorciarse.

— Dongmin, puedo explicarlo, yo... — La peli-gris no pudo continuar su frase, ya que Dongmin tomó la palabra.

— No me expliques nada. ¿Entiendes lo que significa esto? Podemos divorciarnos. Después de todo ya casi pasa un año, solo faltan cinco meses, no es tanto. — Habló con emoción mientras sacaba cuenta de cuanto tiempo llevaban juntos.

— ¿Tú crees que podamos? Es decir, es lindo estar contigo porque eres tierno y muy apuesto pero... Yo no soy como otras chicas. — Habló, rascando su brazo con nervios.

— Lo sé, yo tampoco soy lo que crees. Antes de ti tuve un romance que no planeaba dejar, pero mi padre me obligó... — Pensó detenidamente por un momento, tratando de no dejar salir el llanto que contenía. — Solo este divorcio me permitirá volver con él y solo así podré explicarle que no lo engañé... Quizá... Empezar de cero.

— Sé de quién hablas. Pero ¿por qué renunció? Digo, casi pasó un año desde que nos casamos y apenas hace dos semanas presentó su renuncia. — Habló la mayor, con curiosidad.

— Mi padre le pidió que se quedara para comenzar y terminar el proyecto del primer álbum de Monsta X y fue bastante largo. Por ello hace poco pudo irse con una recomendación suya. — Rascó su cabeza, no tenía idea de cómo arreglar su problema.

— Hyungwon dijo que él y Hoseok son muy buenos amigos de Sanha. ¿No has considerado hablar con ellos sobre esto? — Cuestionó la peli-gris.

— Ellos están muy ocupados con su carrera, no quiero molestarlos con mis problemas. — Suspiró mientras daba vueltas por la habitación. — Tú y yo hablaremos sobre lo que sientes por Rosé, mi padre entenderá que nuestra separación fue por tu orientación.

— ¿Y no planeas decirle sobre lo tuyo con su ex empleado? — Preguntó con seriedad la mayor.

— Lo haré, aunque es difícil porque él no entiende mucho a los chicos como yo. — Infló sus mejillas. — Bueno, hablamos luego, debo salir así que te veré en casa.

— Bien, pero no llegues tarde. Me da hambre y tengo que esperarte para comer. — La chica hizo una mueca y salió de la oficina.

Dongmin caminaba por las calles en busca de una tienda donde comprar un nuevo traje. Tendría una junta con los padres de Lalisa y quería verse perfecto y respetable. Se acercó para pagar, pero un chico chocó contra él por accidente, haciéndolo tirar el traje.

— Lo siento, yo... — Elevó la vista y quien estaba hablándole era nada más y nada menos que Yoon Sanha.

— Sanha... — Susurró el peli-negro, observándolo detenidamente.

— Disculpe señor. — El castaño se levantó del suelo, tomando el traje y lo colocó sobre el escritorio de la chica que atendía.

— No hay problema, yo ensucié tu traje así que lo pagaré y también el lavado. — El mayor le arrebató el traje y pagó ambos para luego salir con ambas bolsas y un castaño quejándose en voz baja.

— No hacía falta que lo pagaras. Del lavado me encargaré yo, no necesito tu ayuda. Pero gracias. — Tomó el traje e iba a irse, pero la cálida mano del mayor lo detuvo.

— No te vayas... tomemos algo juntos, por favor. — Los ojos suplicantes del peli-negro lograban que cualquiera se doblegara ante él, y Sanha no era la excepción.

Así fue como el menor terminó sentado frente a Dongmin, sosteniendo una taza de café en sus manos mientras trataba de no observar aquella mirada que tanto lo enloquecía. Sabía que Bin lo esperaba para cenar juntos, pero se veía atrapado en los encantos de su ex pareja. No encontraba el modo de salir de esa situación. No encontraba forma de librarse del deseo de sentir de cerca el delicioso aroma del peli-negro, así como el mayor no podía quitar de su cabeza su deseo de volver a tener para sí mismo los atrayentes labios del castaño.

— ¿De qué querías hablar? — El castaño no elevó la vista, simplemente bebía de su café mientras trataba de verse relajado.

— Quiero darte una explicación de lo que sucedió, Sanha... Si yo estoy con Lisa es porque mi padre me obligó, no tengo razón para estar con ella cuando mi orientación sexual es otra. — Aclaró el peli-negro, y luego de darle un sorbo a su café, mojó sus labios y continuó. — Quiero que empecemos desde cero.

Continuará...

𝐅𝐑𝐎𝐌 𝐙𝐄𝐑𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora