THIRTEEN

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Los ojos del pelinegro se aguaron, como si de un mar se tratase. Era su oportunidad, por fin era el momento de estar con quien tanto amaba. No lo dudó ni un segundo y se abalanzó sobre el más alto, porque estar junto a él era lo que quería, porque su vida dependía del menor y su corazón colgaba de sus manos. Sus labios se unieron después de casi un mes, casi un mes de que la memoria de Dongmin volviera, casi un mes de estar alejados por ser unos cobardes. Por fin el mayor sabía que esos labios que tanto deseaba le pertenecían nuevamente y Sanha estaba al tanto de que aquel aroma tan delicioso, solo él podría percibirlo desde tan corta distancia. La falta de aire logró separar sus labios, pero no su cercanía. Sus frentes chocaron mientras unas tiernas sonrisas se dibujaban en sus rostros.

Sanha... — Dijo el mayor, algo agitado.

Dime. — observó con cuidado las lindas facciones del pelinegro. Toda esa belleza era suya, por fin.

Esa es tu respuesta.

Ambos sonrieron nuevamente y unieron sus labios en otro beso, pero este era un beso apasionado. ¿Qué le esperaba a Sanha aquella noche de lluvia? Nada nuevo seguramente, ni tampoco malo, porque no le molestaba entregarse una vez más a su primera vez, no le molestaba empezar desde cero. Las suaves manos del menor acariciaban la espalda del contrario, teniendo cuidado de no lastimarlo, mientras que este intentaba ser lo más sutil posible ya que sabía que Sanha era muy frágil. Cada beso, cada caricia que iba y venia marcaba su amor, dejando un rastro uno en el otro que jamás podrían borrar. El gotear de la lluvia ahogaba cada sonido proveniente de aquella cálida habitación y además, los demás no estaban tan conscientes como para estar al tanto de las acciones de ambos jovenes. Fue una noche larga y maravillosa que ninguno olvidaría, ni ninguno trataría de borrar jamás de sus recuerdos.

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El sol se dejó ver a través de las finas cortinas blancas de aquel cuarto de invitados y los ojos de Sanha se abrieron con lentitud y pereza. Observó hacia todos lados y Dongmin no estaba a su lado. ¿Y si todo había sido un sueño? ¿Y si todo había sido solo una torpe fantasía? Tapó su rostro con sus manos, sentía ganas de llorar y es que aquel sueño se había sentido tan real, estaba seguro de que de verdad había pasado. De pronto, la puerta de la habitación se abrió dejando ver a un pelinegro despeinado y con una bata, haciéndolo elevar su vista para contemplar su sueño hecho realidad.

Bebé, ya hice el desayuno. Hyungwon y los demás aún no despiertan y como tú tampoco lo hacías aún, te traje tu chocolate aquí. — Sonrió, pero al ver que el menor estaba estupefacto con lágrimas corriendo por su rostro, la preocupación lo invadió. — Bebé, ¿qué te pasó?

Dongmin se acercó rápidamente al menor, dejando la taza en la mesa de luz junto a la cama. Tomó las suaves manos del castaño y este las observó, ahí entrelazadas con las del mayor, haciendolo saber que lo que creyó que fue un sueño, era su realidad. Elevó su vista hacia la de Dongmin, aún estaba paralizado, pero al verlo entrar al cuarto, lo que sintió fue un alivio.

C-Creí que todo había sido un sueño... Creí... Que nada era real y tú ya no estarías conmigo. — Admitió, saliendo al fin de su trance.

Lamento haberte asustado así. — Habló, acariciando la cabeza del menor. — Es que te veías tan lindo dormido que no quise despertarte aún. Pero no te asustes, es más, dormiste toda la noche en mi pecho. — Tomó el rostro del menor, secando así sus lágrimas y juntando sus frentes entre sí. — Descuida bebé, ahora que te tengo no me alejaré nunca más de ti.

Cerró aquel momento con un tierno beso, hasta que, como en todo momento lindo, alguien entró por la puerta arruinandolo. Minhyuk, o más bien conocido como el chismoso, abrió por accidente creyendo que era el baño. Puesto que nunca había visitado la casa, no tenía idea de donde quedaba. Abrió sus ojos como platos al notar que la ropa de ambos menores estaba esparcida por todo el suelo y estos estaban besándose hacía unos segundos antes de su llegada. Dejó salir un pequeño pero muy fuerte grito, causando que todos los demás corrieran a ver que le sucedía.

Min, ¿qué rayos te pasa? Tu voz es lo que menos deseo escuchar en la mañana. Ya de por si es horrible oirla el resto del día. — Se quejó Kihyun, tallando sus ojos.

¡¿Acaso no ven la escena que está frente a nosotros?! — Gritó nuevamente, sacudiendo sus manos de un lado a otro.

Todos introdujeron sus cabecitas por entre la puerta y Minhyuk, parecían niños intentando no ser atrapados por su maestra. El castaño, con seriedad, abrió la puerta aún más haciéndolos caer al suelo. Cuando por fin entraron en razón, aquella escena los sorprendió.

¡¿Lo violaste?! — Preguntó Hoseok asustado y Dongmin negó con la cabeza. — ¡Lo violaste! — Acusó con seriedad al pelinegro, mientras lo señalaba.

No me violó hyung, no es violación si yo estaba de acuerdo con esto. — Dijo Sanha, defendiendo al mayor.

Entonces... ¡¿Hubo sexo en mi casa y yo no me enteré?! — Gritó Hyungwon, asustado.

C-Calmate hyung... Esto es vergonzoso para nosotros, no planeabamos que ustedes nos descubrieran. — Dijo Dongmin, con nervios.

Pero Sanha aún es un bebé. — Dijo el rubio, haciendo un puchero.

Por favor. Tengo 29 años, dejé de ser un niño hace mucho y además... No es la primera vez, mi primera vez fue con Dongmin cuando tenía 22. — Sanha tragó en seco, con nervios.

Él y Dongmin habían planeado casarse cuando por fin tuvieran trabajos asegurados y esperaban a que el mayor lograra tener su propia empresa  pero luego sucedió lo de Lisa y todo se complicó bastante.

Entonces... ¿Qué hay entre ustedes? — Dijo Changkyun, con intriga.

Me casaré con Sanha.

Continuará...

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Holiiis.

¿Les está gustando la historia? Pues este no es el final, nono. Aún falta para eso. Sanha y Dongmin deberán pasar por más, ahre que mala soy.

Sofia meme kawaiiosa se despide. Mimitos, abracitos y muchos besitos con sabor a chocolatitos.

Chaiwis chiquiwis piwis y hasta el siguiente cap ❤.

𝐅𝐑𝐎𝐌 𝐙𝐄𝐑𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora