TWENTY

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Habían pasado dos meses desde que Dongmin partió a Lóndres y Sanha estaba cada vez más destruido. Es mentira lo que dicen, el tiempo no lo cura todo y mucho menos su herida de un amor fallido. Sus amigos intentaban animarlo haciendo salidas, pero cada uno tenía su propia relación y él no se sentía para nada cómodo en una situación así, de modo que prefería mantenerse encerrado en su casa. Su pobre corazón no lo soportaba. Trabajaba por obligación; comía apenas y solo por necesidad; dormía porque a altas horas el cansancio no lo dejaba resistir; existía solo por el leve recuerdo de Dongmin. Hyungwon y Lalisa habían planeado regalarle un voleto de tren para que se alejara de todo un tiempo, al menos por unos meses debía lograr superar todo aquello.

La peli-gris se dirigió a la pequeña oficina de Sanha junto a Hyungwon, había sido ascendido a fotógrafo en jefe y aunque su trabajo le gustaba, no se sentía con ánimos de nada. El rubio iba a golpear, pero la joven simplemente abrió la puerta y dejó con fuerza el boleto sobre el escritorio de Sanha. Este la miró confundido, no entendía que estaba sucediendo.

Toma. Alejate de Seúl por un tiempo, conoce algún otro lugar, te doy vacaciones por este mes. — Sonrió, tratando de transmitirle seguridad al castaño.

Chicos, se los agradezco pero yo no... — Se quedó en el intento de decir algo. Todos sabían que él aún esperaba que Dongmin regresara por él en algún momento.

Anda Sanha. — Animó Hyungwon. — Salir te ayudará a estar mejor.

Sanha dudó, pero ambos tenían razón, quizá irse por un tiempo de Seúl lo ayudaría a estar mejor. Además, llevaba años sin visitar a sus padres y su hermano, solo les enviaba cartas así que ir no sería una mala idea, el pueblo donde vivían era muy lindo y extrañaba su hogar. Asintió sonriendo y recibió un cálido abrazo de ambos jovenes, Lalisa era una gran persona, logró conocerla mejor y era la persona que más lo apoyó en todo su proceso de malestar emocional. Dongmin estaba sentado en su oficina, sacudiendo un bolígrafo, no soportaba a Dahyun y su insistencia en salir juntos. ¿Acaso no entendía que no le gustaban las chicas?

[ Mensa. ]

Pensó. Mantenía una fotografía de él y Sanha sobre su escritorio, lo extrañaba, pero no podía volver, no después de lo que hizo. Había cambiado de número, no quería tener que oir a nadie más. La puerta de su oficina se abrió de golpe, dejando ver a un agitado Jungkook, a punto de morir de un paro cardíaco.

Sanha... No... — Sacudió su cabeza y calló al suelo cansado.

¿Qué haces aquí? Pensé que estaban de gira. — Dijo confundido. No quería ver al menor, pero no podía dejarlo así.

Dongmin lo levantó y le dió un vaso de agua, así pudo recuperar el aliento. — Vine lo más pronto que pude, supe tu horario de trabajo y corrí desde el aeropuerto hasta aquí.

— ¿Sabías que existen los taxis o los autobuses? — Rió.

Quería que mi entrada fuera más dramatica, pero casi muero. — Suspiró. — Necesitamos hablar de Sanha y no me vengas con "Ni quiri pirqui...", a la madre con tu orgullo. — El peli-negro solo se sentó y lo observó, no podía negarse. — Yo besé a Sanha y él al instante me empujó, todo fué idea de Dahyun, y yo... Yo solo le hice caso. Quería a Sanha pero enserio lo lamento, no pensé en el daño que les haría... Solo fui un egoista... Lo lamento.

Dongmin palmeó su espalda. — Gracias por decirme, ahora para decir "Lo siento" me pagarás un boleto hasta Seúl ya mismo. — Tomó sus cosas e iba a salir de su oficina, pero el peli-rojo lo detuvo.

𝐅𝐑𝐎𝐌 𝐙𝐄𝐑𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora