ELEVEN

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Pasaron varios meses desde aquel acontecimiento. Sanha y Dongmin habían vuelto a su vieja rutina, pero esta vez, el pelinegro evitaba a toda costa al menor, quien quería todo lo contrario. El castaño no podía parar de pensar en eso ¿Cómo fue que todo cambió de forma tan repentina? Ese beso y todo lo que vino después, lo hizo entender que Dongmin no saldría nunca de su mente. Abrazó sus rodillas con dolor ¿Cómo le haces para olvidar a alguien habiendo vivido tantas experiencias con él? ¿Cómo sales adelante luego de haber amado con toda tu alma? Dongmin no estaba alejándose del menor porque no lo quisiera, sino porque sentía miedo de volver a ser rechazado y terminar peor de lo que ya había estado. Su mente apenas tenía claras las cosas por las que estaba pasando, deseaba encontrar un modo de sentirse mejor.

Había evitado a Sanha por dos semanas y sentía como su corazón dolía ¿Por qué no empezaban desde cero? ¿Por qué era tan difícil dejar de sentir miedo y dar el siguiente paso? Se sentía un idiota, pero no daría el brazo a torcer, si Sanha realmente lo amaba lo buscaría así como él lo hizo. Revisó su teléfono por última vez.

[ ¿Por qué no llamas? ]

Se preguntó, Sanha nunca lo llamaba y ni siquiera se acercaba ya, seguro ya se había rendido. Subió a su auto, pero este no arrancaba, estaba totalmente muerto. No podía sentirse más desdichado, solo faltaba que comenzara a llover y tuviera que sentarse en una parada de autobus a esperar, muriendo de frío. Para su mala suerte, la lluvia no tardo en llegar y el frío de la noche no ayudaba a que se sintiera mejor. Golpeó el volante de su auto con ira, no podía irle peor. De pronto, alguien tocó la ventana de su auto, era nada más y nada menos que el mismísimo Chae Hyungwon. Por un momento pensó que sería Sanha, pero la desilución lo invadió al ver al rubio.

Hey, Eunwoo, hace mucho frío para estar ahí varado en plena calle. Vamos a mi casa. — Dijo el rubio.

Hyung, quiero morir de hipotermia si no es molestia. — Habló y dejó caer su cabeza sobre el volante.

No seas idiota, anda, muevete y vamos en mi auto ahora que Wonho está ocupado en una sesión de fotos.

Sin más que decir, salió de su auto y luego de atarlo al del mayor, partieron hasta la casa de este. Se sentía una carga, Hyungwon solía estar muy cansado debido a los arduos ensayos que Kihyun les obligaba a tener cada semana, sin embargo, no pudo negarse. Estaba agotado, se sentía la persona más idiota de todas, sin embargo no le quedaba de otra que seguir adelante con el dolor de no tener a quien amaba en sus brazos y este tampoco demostraba tener interes en luchar por él. Entró a la casa del mayor y se sentó en el sofá mientras este hacía algo en la cocina, Hyungwon era muy desorganizado, en cambio Hoseok era todo lo contrario, pero hacían una muy linda pareja.

Alguien vendrá a visitarme, así que mejor toma algo de mi ropa y ponte cómodo. — Sonrió, entregándole una taza de té al menor.

¿E-Estás seguro, hyung? No quiero abusar de tu bondad. — Dijo con nervios.

Anda, toma el té y haz lo que te digo. No estás abusando de mi bondad porque yo te lo estoy ofreciendo, bobito.

Dongmin sonrió e hizo exactamente lo que el rubio le había ordenado. No podía parar de pensar en Sanha, en que quería tenerlo junto a él, poder abrazarlo y besarlo... Pero no podía, tenía miedo ¿Y si el menor solo se había portado de ese modo con él por pena y culpa? No quería arriesgarse de nuevo, no quería tener que sufrir lo mismo dos veces. Su teléfono vibró mientras él secaba su cabello, de modo que lo tomó para ver a quien le pertenecía aquel mensaje.

Jennie

Hola Woonie bebé,
iré a verte mañana
mismo, espero que
te alegre mi llegada.

Suspiró, Jennie Kim era su peor pesadilla, pero no podía decir que no. Era una joven mimada, que creía tener el mundo a sus pies, mientras que Dongmin solo quería escapar de ella. Simplemente ignoró el mensaje y bajó para volver junto al mayor, pero este estaba con alguien más, alguien que no esperaba ver.

Eunwoo, Sanha vino a visitarme hoy. — Dijo el rubio sonriendo, pero su teléfono sonó y debió ir a atender.

El silencio se hizo presente en la habitación. El rostro del castaño estaba pálido, tenía los ojos rojos y parecía estar tan decaído que apenas si estaba comiendo lo que Hyungwon le había ofrecido, daba pena verlo así de destruido. Dongmin se sentó a su lado, pero este no levanto su vista de un pequeño trozo de pastel que tenía en sus manos.

Chicos, nos vemos luego, Wonho quiere que vaya a su casa y quizá llegue tarde. — Sonrió, colocándose su abrigo y salió del lugar, dejando a los otros dos incómodos.

Ninguno habló por un largo rato, y cuando Sanha por fin acabó su pastel se levantó para salir del lugar, sin embargo la voz grave del mayor no lo dejó continuar.

¿Te irás? ¿Así nada más? ¿No has pensado ni una vez en que podría estar sintiendo yo? — Dijo el pelinegro, sin expresión alguna en su rostro.

Me lo pregunto todas las noches. — Confesó el menor.

¿Algún día volveremos a ser los mismos de antes? — La seriedad que mantenía, hacía que el menor se derrumbara poco a poco.

No lo se... — Apretó sus puños y se acercó nuevamente al mayor, sentándose junto a él.

No es la respuesta que estaba esperando. — Se quejó levantándose de su asiento.

¿Y qué esperas de mi? Quiero estar a tu lado pero tengo miedo... Miedo de que ya no sea lo mismo y de que todo salga mal. — Dijo el menor y dejó salir las lágrimas.

Sanha... Empecemos desde cero.

— Y-Yo...

Continuará...

𝐅𝐑𝐎𝐌 𝐙𝐄𝐑𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora