SEVEN

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єυиѕαи ; lєттєʀѕ.
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Sanha se sentó en una silla frente al mayor. No le interesaba pedir permiso ni nada, necesitaba oir una explicación de Dongmin.

Verás... Mi padre me dijo que si yo no me casaba con Lisa me enviaría lejos de aquí... y eso significaba ya no verte nunca más, por ello lo hice.

Los labios de Sanha perdieron el movimiento repentinamente. Estaba perplejo, se sentía feliz y a la vez triste, le dolía que no se hubiera esforzado por detener aquello. Se levantó y revolvió su cabello con desesperación ¿Qué debía decir? ¿Qué hacía?

Lo siento Sanha. — Dijo el mayor con tristeza.

— Debo irme...

El castaño salió de la oficina inmediatamente. Estaba seguro de su amor por Dongmin, pero a la vez sentía algo por Bin y aunque no fuera un sentimiento tan fuerte, seguía estando ahí. Dongmin solo se mantuvo escribiendo cosas y dejándose absorver por los recuerdos y el dulce aroma a vainilla que desprendía el menor siempre, su mente estaba más destrozada que nunca al no recibir la respuesta que tanto esperaba. Un escalofrío corrió por su espalda ¿Y si Sanha jamás llegaba a perdonar su error? No, imposible, no se rendiría tan fácil ante el primer obstáculo que se le presentara. El castaño estaba impactado y algo desorientado ante tan repentina confesión, pero mentiría si no admitiera que no sabía si creerle o no al mayor, ya no sabía que esperar de él. Ambos hacían su trabajo pero sus cabezas se encontraban donde estaba el otro, tratando de pensar en la conversación que habían tenido hacía unos minutos atrás, sin embargo ninguno tenía el valor de buscar nuevamente al contrario.

Bin se sentó junto al menor, algo que tomó por sorpresa a este, que apenas podía pronunciar alguna palabra coherente en ese instante. Su mirada era de tristeza y no existe una palabra para describir el dolor que llevaba por dentro al haber perdido a su pequeño. En cierto modo, no quería volver a verlo, pero tampoco quería dejarlo ir y tener que renunciar a lo que algún día le hizo feliz ¿Cómo olvidas cuando amaste de tal forma que darías todo por esa persona? Sanha sabía bien de eso, aún lo estaba experimentando, aún estaba desarmado y con el corazón roto, aún tenía cicatrices abiertas. Dongmin tomó sus cosas y salió del lugar, debía tomar aire, sus lágrimas lo estaban consumiendo y estar encerrado en aquella oficina empeoraba todo. Sanha solo lo observó con tristeza en sus ojos, no quería dejarlo escapar, pero tenía miedo de ir por él.

Sanha. — Dijo el peli-rosa junto a él. — No seas orgulloso. No se que pasó entre ustedes, pero ve por él ahora... Quizá luego sea tarde.

Aquellas palabras resonaron en su cabeza un sin fin de veces ¿Y si Bin tenía razón? No, no volvería con el mayor, lo seguiría solo para asegurarse de que estuviera bien y nada malo le ocurriera. Pidió permiso diciendo que necesitaba unas pastillas urgente y que las había olvidado, así que salió como si no hubiera un mañana tras el pelinegro. Este estaba a punto de cruzar la calle mientras secaba sus lágrimas, se veía peor de lo que esperaba.

¡Eunwoo! — Gritó con desesperación, pero este no logró oírlo.

Dicen que las cosas no pasan porque si, que siempre hay una razón para todo lo que nos sucede en esta vida, pero esa es una cruel mentira para autoconvencernos de que todo lo que nos pasa es culpa de un mal acto anterior y no de algo inesperado o una mala decisión. Su corazón se aceleró y las lágrimas brotaban de sus ojos a más no poder, nada pasaba por su cabeza, solo corrió en busca del cuerpo casi sin vida del mayor. Dongmin estaba tendido en el suelo, apenas si había prestado atención al semáforo y un auto que iba a toda prisa, lo dejó inconsciente en el frío asfalto. Sanha solo trataba de pedir ayuda mientras el lugar estaba repleto de gente tratando de ayudar de algún modo, era una escena desagradable para el menor. Subió a la ambulancia junto al mayor, no le importaba su trabajo ni nada con tal de poder estar junto a él, con tal de estar ahí para cuidarlo, no lo dejaría.

Daba vueltas de un lado a otro, los padres del mayor y Lalisa estaban ahí, pero él no se iría hasta asegurarse de que Dongmin estuviera bien. Lalisa ya había discutido sobre el divorcio y sus padres estuvieron de acuerdo, si en un año no habían logrado ser felices no lo lograrían nunca y no podían obligarlos, de modo que ambos firmaron y estaban oficialmente separados.

Familiares del señor Lee. — Llamó el doctor y los cuatro se acercaron a él. — La situación del joven no es tan grave con respecto a salud. Estará bien y la operación resultó exitosa, pero... su cabeza impactó contra el asfalto, de modo que es probable que no recuerde nada durante un tiempo.

El corazón de Sanha pasó de estar acelerado a dar un brinco y caer rendido. Se dejó caer en la silla detrás de él ¿Y si Dongmin no lo recordaba? ¿Y si olvidaba todo lo que pasaron juntos? No... No podía dejar las cosas así, no permitiria que Lalisa ni nadie le arrebatara lo que algún día tuvo, porque así era, no podía dejar de amar al mayor por más que lo intentara.

Señor y señora Lee, — Habló poniéndose de pie nuevamente. — se que están muy ocupados siempre, así que si les parece yo me haré cargo de cuidar de él hasta que mejore.

— ¿Harías eso por él? Realmente te lo agradeceriamos mucho Sanha, te lo pagaremos si así lo deseas. — Habló la mujer junto a él.

Lo haré, pero no necesito dinero, solo necesito que por favor le digan al señor Jinwoo si puedo comenzar con mi trabajo cuando Dongmin se recupere.

— No hay problema, lo arreglaremos.

Pasaron las horas y mientras los demás dormían en los asientos, Sanha seguía observando por la ventana de la habitación de Dongmin. Aún no despertaba, estaba con sus ojos cerrados sobre esa camilla. El castaño solo pensaba en lo que pudo hacer mejor, pero no se alejaría del pelinegro de nuevo, se quedaría junto a él sin importar el costo, porque lo amaba.

(Esta vez no me iré... me quedaré contigo sin importar qué).

Continuará...

𝐅𝐑𝐎𝐌 𝐙𝐄𝐑𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora