FIVE

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єυиѕαи ; ғʀσм zєʀσ.
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Dongmin caminaba hacia su departamento, Jinwoo y Myungjoon habían tardado mucho con el papeleo. Pensaba en que si su padre hubiera sido más flexible, quizá estaría con Sanha como los padres de Lalisa estaban en ese momento. Respiró profundamente cerrando sus ojos, el frío hacía que de su boca saliera humo, otra de las cosas que lo hacía pensar en él.

Flashback.

— Sanha, deja de soplar y cubrete, hace frío. — Habló el pelinegro, para luego acomodar la bufanda del menor.

— Pero es divertido. — El castaño hizo un puchero y se sujetó del brazo del mayor. Quisiera ser como el humo que soplo.

— ¿Por qué? — Preguntó el mayor algo confundido.

Porque el humo vuela, se dispersa en el aire y no vuelve. Hace lo que desee. — Sonrió.

Pero el humo desaparece. — Dijo el pelinegro, riendo. Le era tierno que su pareja fuera tan inocente.

Si, pero luego vuelve. Siempre vuelve ¿Lo ves? — Se quitó la bufanda un poco y sopló nuevamente.

Ya veo beagle. Pero cubrete, no quiero que te enfermes.

Fin del flashback.

Sus ojos comenzaron a humedecerse. Deseaba volver a ese entonces y cambiar todo, deseaba poder cambiar su error de escuchar a su padre. Caminó hasta la casa del menor, sabía que con ese frío era probable que no saliera, pero aún así quería sentirse cerca del castaño. Se sentó a la orilla de la calle y dejó salir el llanto acumulado durante tanto tiempo, ese llanto que no puedes controlar ni aunque tú mismo intentes obligarte a callarlo, ese llanto que... viene de un corazón dolido y destrozado. Dongmin era de esas personas que se guardan las cosas, probablemente porque la única persona con la que se sentía cómodo ya no estaba junto a él, sino con alguien más. Sanha se levantó de su sofá y se colocó su abrigo y zapatos, Bin se había quedado dormido durante una de las películas que estaban viendo y a él le había dado hambre. Salió de su casa y lo primero que vió fue a Dongmin, sentado a la orilla de la calle. Se acercó para verlo mejor y este tenía los ojos rojos y sus mejillas totalmente cubiertas de lágrimas que no dejaban de rodar por ellas.

Eunwoo ¿Qué haces aquí? Te vas a enfermar. — Dijo el castaño y corrió hacia su casa, tomó un abrigo y lo llevó para ponérselo al mayor.

Sanha... Cubrete, no quiero que te enfermes. — Dijo el pelinegro, aún observando la calle y dejando correr las lágrimas.

¿De qué hablas? Yo ya estoy... — Luego de pensarlo entendió a que se refería el mayor, de modo que se sentó a su lado.

¿Recuerdas cuando en invierno solías soplar sin parar porque te gustaba ver el humo salir de tu boca? — Sonrió y secó sus mejillas. — Eras de lo más tierno.

— Lo recuerdo... No puedo olvidar nada de lo que hicimos juntos. — Dejó caer su cabeza sobre el hombro del pelinegro sin pensar bien en lo que hacía.

Te extraño... Te extraño en mi oficina, en mi departamento los fines de semana, en las pequeñas vacaciones que nos tomábamos juntos... Sanha, por favor... — Tomó las manos del menor y lo observó con dolor. — Empecemos desde cero.

Las lágrimas atacaron los ojos del castaño, quien lo miraba con tristeza. Quería poder decir que no porque amaba a Bin, pero ya no podía mentirse a si mismo, estaba perdidamente enamorado de Dongmin como la primera vez que lo vió. Pero eso no quitaba que estuviera herido y no quería caer tan rápido ante los encantos del mayor, dudaba de su respuesta. Un carraspeo sacó a ambos chicos de su trance, Bin estaba despierto.

Sanha... ¿Qué haces? ¿Quién es él? — Dijo con seriedad, no había expresión en su rostro de gatito.

Y-Yo puedo explicarlo, es...

— Nadie importante, pero solo quiero decirte una cosa. — Habló el pelinegro levantándose del suelo. — Sanha es y siempre será mi objetivo. Buenas noches.

El mayor se quitó el abrigo de Sanha y se lo dió para luego irse a paso firme. Por dentro se estaba rompiendo en mil pedazos. Pero no se rendiría, era una promesa. Sanha observó al pelinegro irse, no podía evitarlo, quería seguirlo y asegurarse de que llegara bien a su departamento, pero debía atender los reclamos de Bin. Ambos se adentraron en la casa del castaño. Por un largo rato, que parecía eterno para Sanha, ninguno dijo nada. Bin tomó la palabra, aunque no estaba listo para oír que había sucedido.

Quiero una explicación lógica para todo esto, porque no voy a creerte que es un familiar lejano o que es un viejo amigo. Lo veo en tus ojos, ese chico es algo más que solo un amigo. — Dijo el peli-rosa volteando a ver al menor.

Él... es Lee Dongmin... Mi ex pareja. — No podía excusarse, no podía decir que ya no significaba nada para él porque estaría mintiendo.

¿Por cuanto tiempo fue tu pareja? — Habló el mayor, agachando su cabeza.

Por... — Tragó en seco, tratando de no llorar. — ocho años.

Bin se levantó y golpeó una de las paredes mientras Sanha solo podía dejar salir las lágrimas que ya no podía contener.

Sanha... Dime la verdad ¿Sientes algo por él aún o no? — El menor agachó la cabeza sin dar respuesta, lo cual frustró aún más al mayor. — ¡Responde Sanha!

El castaño cerró sus ojos encogiendose de hombros, Bin tenía razón de estar enfadado, pero no era justo que lo tratara así cuando él no había hecho nada más que oír a Dongmin. En esos momentos quería estar con el pelinegro y abrazarlo, lo quería junto a él porque no era su culpa, él había decidido quedarse junto al mayor en lugar de entrar nuevamente a su casa. Fue en ese momento en el que entró en razón, no podía decirle a Bin una cruel mentira más, era hora de decirle la verdad.

¡Sanha, contesta! ¿Sientes algo por ese idiota o no? — Gritó el mayor llorando a más no poder

¡Si, Bin! ¡Aún siento cosas por él!

Continuará...

𝐅𝐑𝐎𝐌 𝐙𝐄𝐑𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora