𝐅𝐑𝐎𝐌 𝐙𝐄𝐑𝐎

FOUR

━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━
єυиѕαи ; ғʀσм zєʀσ.
━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━

Sanha se quedó en silencio, no sabía qué excusa podría inventarle al mayor para que no lo descubriera. Miró hacia abajo, buscando un punto fijo para concentrar su atención y así inventar algo sin sentir molestia por ver al mayor a los ojos. Su mente estaba en blanco, no podía mentirle a Bin, desde que lo conoció, ni una mentira había podido salir de su boca.

— ¿P-Por qué lo preguntas? — Cuestionó el castaño y mordió su labio inferior. Sentía miedo de lo que el mayor pudiera decirle.

— Porque mi jefe dijo que iría desde la compañía de los Lee y pensé que tú sabrías quién es. Se supone que yo debo enseñarle cómo funcionan las cosas, mañana mismo. — Suspiró el peli-rosa y por fin los nervios de Sanha se fueron, quitándole una tensión increíble de encima.

— Es el hijo de los Lee. Es bastante responsable y no es mala persona, de hecho, es alguien totalmente transparente y agradable. — O eso pensaba antes de lo sucedido con Lalisa.

— ¿Por qué presentaste tu renuncia? Tengo entendido que la compañía Lee es una de las mejores en la industria de la fotografía y del K-pop. — Genial, lo que menos quería que alguien le preguntara, Bin lo había hecho.

— Es que... — Oh no, ahí iba su primer mentira a su pareja. Sentía como quemaba su garganta y su conciencia, pero debía hacerlo para no arruinar todo. — No me llevaba bien con una chica que trabaja ahora ahí, por ello decidí que era mejor irme yo.

— Entiendo... Seguro se arrepentirán de no haberla echado a ella en lugar de dejarte ir a ti. — Habló el mayor con total seguridad, por la cual Sanha se sentía realmente culpable.

Mientras Bin hablaba con total felicidad, él solo escuchaba y asentía, pero realmente no estaba prestando mucha atención a las palabras del mayor. Le era difícil concentrarse teniendo otras cosas en su cabeza, o al menos una persona que ocupaba mucho espacio, Dongmin. Aquel encuentro con el mayor después de dos semanas sin verlo, le hizo darse cuenta de que su pasado no estaba tan pisado como creía. Nadie podía culparlo, el peli-negro había sido su primer amor, su primera ilusión y hasta había llegado a ser su primera vez. Lo había amado como nunca nadie podría hacerlo, de una manera tan pura e inocente que apenas si podía pensar en algo más que besos y caricias, pero Dongmin había llegado más lejos y no se quejaba de ello. Aún recordaba el día en que lo conoció, ese día en que Dongmin le confesó su amor de una forma inesperada.

Flashback.

Sanha caminaba como cada mañana hacía la universidad a la que asistía. La fotografía siempre había sido su pasión y sin Hyungwon, jamás habría descubierto lo bueno que era en ello. Siempre sentía que alguien lo observaba, pero no le daba mucha importancia debido a que las calles estaban repletas de gente muy atareada. Trataba de arreglar el trabajo de debía entregar, era algo desordenado por ello pocas veces llegaba a obtener la nota más alta. Un hombre en una bicicleta chocó contra él, haciéndolo caer hacia un lado con todos sus papeles.

(Genial, lo que me faltaba).

Se dispuso a levantar todas sus cosas mientras balbuceaba diversas quejas. Una de sus hojas voló por accidente, de modo que tuvo que correr tras ella pero cuando la encontró, un chico la sostenía. Al elevar su cabeza pudo ver el rostro de aquel joven, era muy apuesto, alto y no parecía real, era demasiado perfecto como para serlo. ¿Qué le habían puesto a su café?

— Disculpa, ¿esto es tuyo? — Hasta su voz era perfecta. Seguro lo estaba mirando tanto que lo haría sentir incómodo.

— E-Eh... S-Sí. — Habló con nervios mientras acomodaba su cabello.