SIXTEEN

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Quizá después de hacer tal cosa se arrepentiría, pero por el momento, estaba cegado por el deseo de poseer aquel tierno rostro para si mismo, poder contemplarlo las veces que deseara y jamás dejar de hacerlo. Sanha se quedó dormido sobre el pecho de Dongmin y este solo podía observarlo, admirando lo que le pertenecía, deseando mantenerlo a su lado y no dejar que nadie lo separara de él. Acarició la cabeza del menor con delicadeza. ¿Cuánto tiempo les quedaba para casarse? Quería hacer aquella propuesta, pero no tenía el valor suficiente para arrodillarse y pronunciar aquellas palabras tan complicadas. Era fácil ver como la gente lo hacía en televisión, pero cuando llegaba el momento de hablar, su mente y sus nervios le jugaban en contra. Besó con cuidado la frente del castaño que estaba sobre él. ¿Por qué era tan tierno? El amor enloquece a muchos, pero el peli-negro se sentía único por estar de aquel modo, siendo absorvido por un amor hermoso y cálido.

— Somos tú y yo contra el mundo, tú y yo contra todo... Somos solo tú y yo, bebé. — Pronunció, con una sonrisa.

Sanha abrió levemente sus ojos, buscando al perteneciente de tan suave voz y si, estaba junto a él una vez más. Había despertado y él seguía ahí. ¿Podía estar más feliz?

— Solo tú y yo. — Sonrió, observando al mayor.

— Lamento haberte despertado... Enserio lo lamento, dormido te ves tan tierno y contemplarte es mi pasatiempo favorito. — Besó la nariz del castaño, sentía como su corazón latía con intensidad.

— ¿Sabes algo? Me gustaría conocer mejor a Jungkook hyung, lo admiro demasiado y ahora lo tuve frente a mi y apenas si pude hablarle. — Bufó el menor, pues las palabras apenas salieron de la emoción que llevaba dentro.

— Cuando desees podemos pasar tiempo con ellos, no creo que se nieguen.

Las horas pasaron y ambos jovenes quedaron profundamente dormidos, luego de una charla bastante larga. Por otro lado, Jungkook aún no conciliaba el sueño, de modo que se sentó a beber un vaso de leche mientras meditaba sobre lo que haría. Yoongi se levantó y se acercó con cuidado al menor, siempre era algo frío, pero con él era distinto, no le gustaba verlo mal. Se sentó a su lado y acarició su cabeza, la cual se encontraba sobre la mesa.

— ¿Qué sucede Kookie? ¿Por qué estás así? — Preguntó el mayor, con intriga.

— Tengo problemas para dormir, es todo. Nada fuera de lo común, hyung. — Dijo, removiendo su leche con una bombilla.

— Se que pasa algo más, te conozco muy bien Jungkook... Pero entiendo si no deseas contármelo. De igual modo, sabes que puedes confiar en mi. — Besó el cabello del menor con delicadeza. Lo extraño era que al hacerlo, en su estómago mil mariposas emprendieron vuelo.

— Me asusto... Pero de todos modos quiero cometer un error para descubrir si de este modo puedo obtener mi felicidad. — No estaba seguro de sus palabras. ¿Por qué un "error"? Hasta el momento no lo había considerado un error.

— Sabes que los errores no se pueden revertir... Y quizá dañes a alguien cometiéndolo. — Yoongi estaba confundido, pero debía tratar de ayudar al menor.

— Pero... ¿Qué hay de mi? ¿Cuándo podré ser feliz? Me hice a un lado cuando Tae decidió ser feliz con Jimin y ahora... No quiero hacer lo mismo.

Aquello despertó una duda incontrolable en la cabeza del peli-morado. ¿Jungkook se había enamorado nuevamente? ¿De quién? Deseaba ser él, pero tan pronto pensó aquello sacudió su cabeza. ¿Qué pasaba con Jennie? Estaba confundido y todo se debía a aquel pequeño peli-rojo que tenía frente a él.

— Kookie... ¿Estás enamorado? — Preguntó, con nervios.

— Creo que si... No lo se... Solo se que quiero a ese chico para mi y lo conseguiré, no hay vuelta atrás para esto. — Dejó aquel vaso sobre la mesa y se alejó, adentrándose en la habitación que compartía con el mayor.

Yoongi hizo lo mismo, pero dudaba de todo en aquel momento. ¿Le gustaba Jungkook? Y más importante aún. ¿Lo amaría a él?

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La noche se fue rápidamente y el sol volvió a colarse por la ventana, aquella por la cual no veía un amanecer hacía demasiado tiempo. Sanha se levantó con cuidado y observó al mayor para luego dejar un corto beso en la mejilla de este. Dongmin despertó, sus ojos no podían con la luz, pero aún así trató de abrirlos, quería asegurarse de que Sanha en verdad estaba a su lado, y efectivamente estaba ahí.

— Buenos días Wonnie. — Dijo con felicidad, el menor.

— Buenos días bebé. — Se enderezó y talló sus ojos con cuidado. — ¿Listo para aprovechar el día?

— ¿Iremos a algún sitio? — Preguntó el menor, algo confundido.

A trabajar y luego iremos a pasear por el puente que solíamos visitar, quiero dejar un candado ahí. — Se levantó con emoción y comenzó a prepararse para el trabajo.

¡Si! Podríamos tener un picnic ahí, sería grandioso. — El castaño, de un salto, salió de la cama y comenzó a alistarse.

Está bien, es una cita que no puedes reemplazar por nada. ¿Okay?

— Ni que tuviera algo mejor que hacer, Dongmin. Ire a hacer el desayuno.

El castaño preparó todo y esperó a que el mayor se sentara a su lado para probar un bocado de todo lo que había. Al acabar, salieron tomados de la mano, irían caminando, era más lindo poder ir tomándose de la mano que ir en el auto. Jungkook observaba aquella escena desde lejos, pero no estaba solo y no estaba ahí por mera casualidad.

¿Tienes las fotos? — Preguntó la rubia.

Si. Pero ya dime, ¿qué piensas hacer con eso, Dahyun? — Cuestionó el peli-rojo, con intriga.

Lo sabrás cuando lo veas.

La rubia se alejó y Jungkook solo observaba con nervios la partida de la joven. No pasaron muchos minutos y recibió un mensaje de ella, era una noticia. Ahí estaban las fotos, había publicado aquello. Dongmin y Sanha estaban sorprendidos.

Pero papá...

Te vas en dos días a Londres, es una orden... No volverás a verlo nunca.

Continuará...

𝐅𝐑𝐎𝐌 𝐙𝐄𝐑𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora