«22»

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La puerta sonó y el rubio corrió feliz a abrirla, sabiendo quién era.

— ¡Brimi! —lo abrazó energética y felizmente tras abrir la puerta.

Brian emitió una leve risita.

— Hola, bebé —lo abrazó devuelta por la cintura y plantó un beso dulce en sus labios—. ¿Cómo estás?

Bienpi —respondió Roger cerrando los ojos y sonriendo—. ¿Y tú, Brimi?

— Estaba bien, pero ahora estoy maravillosamente porque estoy contigo —contestó a su vez el rizado.

Roger volvió a besarlo y tras separarse y tomar su mano dijo.

— ¿Te parece si vemos una película?

— Claro, ¿cuál quieres ver?

Cars —respondió el rubio contento.

Brian rió levemente, de todas formas se esperaba alguna propuesta así.

— Claro, mi amor, vamos —sonrió.

Se dirigieron a la sala de estar, Roger encendió la televisión y puso Netflix buscando la película. Pronto la encontró y se acurrucó al lado de Brian para verla cómodamente.

Allí estuvieron, viendo la película, a menudo besándose, siempre abrazados.

— ¿Quieres un dulce? Mi mamá me compró una bolsa —sonrió.

— Prefiero tus labios, son más dulces —respondió el mayor acariciando su cabello.

Roger lo abrazó por el cuello y lo besó felizmente, Brian correspondió y lo abrazó por la cintura.

— Una pregunta Roggie —dijo tras separarse—. ¿Tu papá sabe de... de nosotros?

Roger negó.

— Nunca le cuento nada —dijo—. Solamente a mi mami. Mi papá nunca me comprende y si algo me hace sentir mal me considera débil... así que estoy mejor así.

Brian asintió.

— Yo tampoco le he dicho a mis padres —admitió—. Creo que lo sospechan, pero... no sé. No tengo mucha comunicación con ellos.

— Bueno... creo que deberías estar listo y en ese momento decirles —dijo Roger—. Ya me di cuenta que no es tan simple.

— No... no lo es —lo abrazó—. Pero prefiero seguir disfrutando estar contigo.

— Yo también, Bri.

Nuevamente se besaron, estaban en ello cuando a la habitación entraron tres perros pequeños seguidos de uno grande.

— ¡Puki! —exclamó Roger, Brian sonrió puesto que la forma en la que había pronunciado el nombre se le había hecho adorable.

El perro más grande se acercó a Roger y este le hizo cariño en la cabeza.

— Son los cachorritos de Puki —explicó—. Al final nos lo dieron con cinco meses y no dos, pero bueno, ¡ahora tengo tres cachorritos!

Brian sonrió y tomó al más cercano.

— Son muy lindos —sonrió.

— ¡Lo son! —Roger tomó a otro y este comenzó a lamerle la cara haciendo al rubio sonreír y reír levemente.

— Qué hermoso eres —soltó el mayor apoyando su codo en el respaldo del sillón.

Roger lo miró sonriente y le dio un beso corto.

Childish [Maylor] {TERMINADA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora