«35»

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Una suave brisa pasaba por aquella noche veraniega, moviendo sus cabellos con ligereza y gracia, y haciendo que su rostro se enfriara.

Una sonrisa se atrevió a dibujarse en su rostro a tiempo que miró a su acompañante. Sus manos se entrelazaron y decidieron sentarse.

— ¿Cuánto queda? —preguntó a tiempo que se recostaba sobre el pasto.

— Como... media hora —respondió realizando la misma acción y abrazándolo por los hombros.

— ¿Será algo lindo de ver?

— Sí —respondió—. Definitivamente.

— ¿Te gusta por ello? ¿Por eso quieres verlo?

— En parte, sí.

— ¿En parte?

— Si solo lo viera por su belleza, preferiría verte a ti.

Sonrió.

— No Roggie, también la veo porque me gustan estas cosas —respondió—. Aprender de lo qué hay más allá de lo conocido es realmente fascinante.

— Imagino que sí...

— Está comenzando a oscurecer —dijo—. ¿Quieres comer algo? Traje galletas... sándwiches...

— Pensaste en todo, ¿no? —sonrió el rubio.

— Hm... algo así —le devolvió la sonrisa y besó su frente—. Sacaré las galletas.

— Está bien.

Brian tomó la mochila que estaba al lado y sacó un paquete de galletas lo suficientemente grande para que ambos comieran. Luego se lo extendió a Roger, quien sacó una y comió.

— ¿Estás nervioso por volver a clases? —preguntó mientras el rubio masticaba con cierta lentitud.

— Eh... sí —respondió—. Pero aún queda bastante, creo.

— Claro, dos meses —rió el mayor.

— Tú fuiste el que preguntó —rió Roger a su vez.

— Bueno, sí —respondió—. Pero no te traje a aquí solo por ver un grupo de estrellas fugaces.

— ¿Ah no?

— No —se inclinó sobre la mochila nuevamente y sacó un paquete de regalo—. Feliz cumpleaños, Roggie.

Roger sonrió sorprendido y tomó el paquete para proseguir a abrirlo.

Un disco de Pink Floyd y un cuadro enmarcado que llamó su atención.

Dos boletos de feria para una rueda de la fortuna estaban dentro de este, la fecha databa de más de un año y medio atrás.

— ¿Son...?

Brian asintió.

La misma fecha del día que comenzaron a ser novios, la misma atracción en donde Brian hizo la propuesta y esta fue oficialmente aceptada.

— Nunca quise botarlos —explicó—. Es... es algo muy importante para mí, porque ese día te volviste mi novio y... todo mejoró.

Roger lo abrazó fuertemente y el contrario correspondió.

No fueron necesarias las palabras para expresar el agradecimiento y el amor que sentía.

Ni siquiera había recordado que era su cumpleaños, de su padre había recibido un simple "lárgate a tu habitación", y su madre estaba desaparecida del mapa. Brian sabía la razón de aquello, pero claro, mantendría la boca cerrada.

Childish [Maylor] {TERMINADA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora