«39»

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— ¿Cómo te fue?

Su voz lo exaltó, pero al mismo tiempo no pudo evitar que se sintiese bien. Aquel era el efecto que producía aquel simple sonido sobre él.

— Bien —respondió tras respirar profundamente por el susto—. Solo me pidieron que explicara el poema.

— Claro —dijo—. Hey, escucha, sé que quizás te parezca tonto, pero... todo sucede por algo, Rog y... dudo que esto sea una excepción. Si vieron tu poema fue para que salgas de este agujero.

— Eso espero —suspiró.

Siguieron caminando unos segundos en silencio.

— ¿Bri?

— ¿Hm?

— Te amo —susurró.

Brian lo abrazó por los hombros y besó su cabeza.

— Y yo a ti —le dijo.

Llegaron al casillero de Roger, quien quería sacar algo de allí.

Al abrirlo, sus azules orbes se abrieron notoriamente.

— Diablos —masculló—. Diablos, diablos, diablos.

— ¿Qué sucede? —preguntó Brian al ver su desesperación.

— Los robaron —respondió con la vista perdida.

— ¿Ah? ¿Qué te robaron?

— Mis poemas.

Brian lo miró un segundo sin comprender.

— ¿Has escrito más de uno? —preguntó.

Roger al principio no respondió, pero luego asintió desviando la mirada.

— Los guardo aquí... por si mi papá los ve... —suspiró y se pasó las manos por el rostro—. Diablos... jodí, ahora leyeron toda la porquería que puse ahí y... diablos.

— Roger, tranquilízate por favor —pidió Brian poniéndolo frente a él y tomándolo de los hombros—. Insisto, todo esto es por algo. Puede que tarde, pero... quizás logres librarte de él.

— O quizás logre quedarme desfigurado en un hospital —dijo—. ¿Qué voy a hacer? ¡Mi papá va a matarme! Se suponía que nadie debe saber que... lo que hace.

— No va a matarte —lo intentó tranquilizar—. Irás conmigo a almorzar y le mandarás un texto o algo. Yo te cuidaré.

Roger sonrió.

— ¿De verdad?

— Por supuesto, Roggie —dijo.

— Pero de todas formas estoy castigado —dijo—. Y... de todas maneras debo volver a mi casa en la noche.

— Yo me encargo de eso —dijo—. ¿Sabes lo convincente que puede llegar a ser mi mamá?

— No te preocupes, Bri —se puso de puntillas para besar su mejilla—. Yo me las arreglo.

— Pero...

— Tranquilo, ¿sí?

Brian suspiró.

— Está bien, Roggie —dijo—. Pero... ten cuidado.

— Lo tendré —aseguró.

Unas miradas en silencio se produjeron entre ambos.

— Extrañas al antiguo Roger, ¿verdad? —se atrevió a preguntar.

Brian lo miró algo sorprendido.

Childish [Maylor] {TERMINADA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora