Asi es como me llaman

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Las olas marinas chocando, el sol dando todo su esplendor para ser las diez de la mañana, una brisa fresca, el cielo sin rastro de una nube gris o alguna clase de señal de lluvia; un hermoso día para cualquier adolescente en plenas vacaciones de verano. Playa, bromas, chistes, fiesta, alcohol uff... El plan perfecto para unas vacaciones a todo dar. Al menos para cualquiera que tenga una gran vida social serían las vacaciones soñadas, para ella, ja, vaya broma.

Como era de costumbre, su cuarto estaba hecho un desastre. Las cortina grises cerradas dejando que apenas la tenue luz del día entre, zapatos regados por todo el suelo, la cama hecha un lío, el armario abierto de las puertas en par en par con prendas de ropa regadas en el piso o colgando, envases de bebidas energéticas arrinconadas en una esquina de la habitación, el escritorio color crema con libros amontonados, la computadora encendida dejando apreciar un videojuego en línea, y cierta pelirroja durmiendo cómodamente en una silla para Gameres tapada solo con una sudadera negra dos tallas mas grandes que ella.

Dos, cuatro, seis golpes en la puerta de madera pintada en color blanco de dichosa habitación hicieron que la pelirroja se removiera, mas no que se levantara. Ignorando olímpicamente los golpes de la puerta se acomodo para seguir durmiendo. El pomo de la puerta fue girado dejando ver a cierta rubia con el ceño fruncido.

—Emma ¿cuanto tiempo planeas seguir durmiendo? Ya es casi medio día y tienes que arreglar todo este desorden—hablo la rubia examinado con la mirada a todo el desorden que tenía. Unas náuseas horrible la invadieron.

Con toda la calma del mundo la pelirroja aparto un poco la sudadera observando la computadora de escritorio sin hacer expresión alguna.

—Eres una mentirosa. Recién son las once— respondió volviéndose a ocultar en la sudadera haciéndose bolita.

—¡Arriba Emma! Tenemos que ayudar a Mamá Isabella con el desayuno para los demas pensionados.

Pero se nota que le encantaba arruinarle el día. Ahora con mas razón se negaba a levantarse, no va a ir directo con la persona que cada vez puede evitar la evitaba, no con esa mujer.

La rubia respiro profundo y se acercó a la pelirroja.

—Emma— mencionó el nombre de la chica con falsa lastima- se que estos dos años han sido difíciles, pero tienes que volver a ser la de antes. Se que te cuesta superar-

—Anna no quiero hablar de eso.

La rubia callo al notar que en la voz de aquella pelirroja ya no estaba llena de calidez y alegría que la identificaba, ahora solo se podía sentir frío y desinterés en esta. Sonrió internamente.

—Te traeré el desayunó.

Concluyó la de melena rubia saliendo y cerrando la puerta detrás de si. Soltó un suspiro y de sus ojos azules comenzaron a descender lágrimas, preguntándose: ¿Cuanto tiempo mas tendría que aguantar a aquella chica?

Aun que no lo demostraba la odiaba, al igual que Isabella, la odiaban, pero no podían hacer mucho, les bastaba con verla sufrir en silencio.

La pelirroja se quito aquella sudadera de encima, olía el aroma de aquella prenda, aun olía como la noche, un olor que solo ella entendía, al aroma de su mejor amigo, el aroma de Ray.

Sabía de antemano que todas aquella personas que eran amigos y familia de su mejor amigo la odiaban. A principios se empeñaba en hacerles cambiar la forma en como la veían pero al poco tiempo lo comprendió, ella no podía hacer absolutamente nada para cambiar aquella idea de la cabeza de las personas a las que algunas vez le brindaron amor, una amargo y falso amor.

Nacida Siendo Una Loveless [TPN. Noremma]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora