Lo de una estudiante normal

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Peter miraba extrañado a su "hija", quien no hacia más que mirar a un punto fijo en la nada. Esa noche se la pasaría con el y no del modo familiar.

Se levantó del asiento de su despacho y camino hasta quedar justo a un lado de la rubia y mover uno de sus mechones que cubrían su rostro, ante este tacto ella reacciono volteando a ver al hombre.

-¿En que piensas?- le preguntó sin dejar de hacer caricias al rostro de la rubia.

-En algo insignificante.

-¿En serio?

Sus preguntas ya no iban conforme a la preocupación del estado de la chica, solo eran preguntas incoherente y sarcásticas mezcladas de deseo y lujuria por el pequeño cuerpo de la rubia. El mayor fue dejando un camino de besos que iniciaban desde la mejilla ahora teñida de rosa de la chica hasta bajar por su cuello, mientras que una de sus manos desabrochaba la blusa de la jovencita. Los pequeños besos siguieron hasta llegar al valle de sus pequeño pechos.

Lo iban a hacer otra vez.

Se repugnaba el hacer eso con su " Padre", pero necesitaba aliviar el estrés de aquellos días en las que ella no era deseada ni querida por nadie, solo quería que alguien la deseara. ¿Por qué alguien pensaría eso? La pregunta es sencilla de responder, se sentía vacía, vacía desde hace mucho antes de la muerte de Ray. ¿Porqué? Por que cierta chica se lo arrebato, ganando su amor y la melodía que deseo alguna vez escuchar dedicándosela a ella, pero eso nunca pasará. El ya no estaba vivo, ya no tenia a quien desearle bien, ya no tenia a quien sacrificar su felicidad con tal de que el fuese feliz, por que el ya no existía.

No se había dado cuenta, solo sentía los labios fríos de su titulado padre besándola con fervor y lujuria. La historia de la misma noche se volvía a repetir.

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Su rutina volvió a ser la de antes, solo que esquivando las preguntas de Don y Gilda preocupados preguntando a donde se había ido el día anterior, inventando una escusa barata sobre que no se había sentido bien logro aminorar la preocupación de estos dos chicos.

Esa mañana durante el desayuno (Que había ido a desayunar con Mujika en la cocina) había llegado a un acuerdo con Norman y así hacer que sus preocupaciones disminuyeran aun que sea un poquito. El trato consistía que a cualquier lugar que ella quisiera ir, iría acompañada de Son-Joo , su nuevo chofer personal, un hombre que a su parecer se le hacia agradable. Por extraño que parezca le había terminando agradando, claro que no lo iba a admitir en voz alta que le gustaba su compañía sería y al mismo tiempo juguetona, además de que respetaba mucho su espacio personal, y nunca lo admitiría ya que padece de dos alergias, una es la que no le permite hablar mucho con la gente y la segunda es que no le gustaba estar rodeada de estas.

Suspiro cansada, moviendo la mano a modo de que se aliviara un poco el dolor causado por llevar rato terminando de transcribir los apuntes que le había prestado Gilda, ya que por una razón extraña había sucumbido ante el sueño mas pronto de lo normal.

-¡Hey Emma!- Llamo Gilda desde su lugar haciendo que la aludida volteara a verla cansada.

-¿Qué pasa?- preguntó.

-Don y yo iremos al festival en el muelle ¿Quieres venir con nosotros?- preguntó animada, esperando ansiosa una respuesta afirmativa de la chica "negativa"

Emma pareció pensarlo. Norman no llegaría hasta la noche, no quería llegar luego a su "hogar" y no quería encontrase con Barbara y solo hornear galletas con Mujika. Miro a su costado cerrando los ojos un momento para después abrirlos y ver a Gilda.

-Esta bien.

-¡Si! Te dije que aceptaría.

De la puerta entro Don con su ego destrozado junto con su apuesta pérdida, frunciendo el seño y sacando de su cartera el dinero que le debería de entregar a Gilda.

Emma un tanto ofendida ignoro aquello rodando los ojos y seguir escribiendo.

Las dos horas restantes del horario escolar terminaron, mientras que un trio de adolescentes salia del plantel, dos hablando y la otra en medio escuchando la platica. Emma pudo visualizar al auto negro estacionado al frente y en el interior a Son-Joo fumando de un cigarro, Don y Gilda caminaron siguiendo a Emma quien llego justo a un lado de la puerta del conductor.

-Llevame al muelle- Ordeno Emma abriendo la puerta y haciendo señas para que Don y Gilda entraran.

El dúo se adentró al auto y después Emma. Sin quejas Son-Joo emprendió marcha siguiendo las indicaciones de la pelirroja.

Tardaron al rededor de 10 minutos hasta llegar a su destino, al bajar se encontraron con la variedad de puesto de comida, variedad de chucherías, juegos simples pero entretenidos,  luces de destacados colores entre azules y blancos.

Era el festival de la Luna.

-¡Vamos Emma!- Gilda junto con Don jalaron a la pelirroja hasta llegar al área de juegos.

Probaron una variedad de comida y dulces, Gilda se encontraba decidiéndose entre un vestido blanco con media lunas negras  o el de color negro con media lunas blancas, Don no muy lejos se encontraba tratando de ganar unos peces dorados y Emma ya hacia observando unos cuantos libros que vendían, hasta que el hambre le gano a la chica y fue por algo de comer, no sin antes decirle a Gilda ya que si no se preocuparía. Compro un jugo y de paso sus típicas galletas sólo que estas eran esponjadas y parecidas a una tostada. Mientras caminaba de regreso observo el atardecer que se asomaba en el horizonte, revisó su celular y noto que ya eran las 4 de la tarde, suspiro y se vio a la lastimosa tarea de tener que irse.

-¡Emma mira!- exclamo Gilda llegando hasta donde ya hacia la pelirroja- me compre el negro ya que es el mas indicado para esta noche.

-Es muy bonito.- dijo con simpleza, notando que había una bolsa extra.-En la otra que traes.

-¡oh! Esta es para ti- se la extendió, dejando a Emma confundida.

-¿Para mí?- preguntó arqueando una ceja sin entender las palabras de la chica de anteojos.

-Sip, te compre el vestido blanco. Te verías muy linda con el- aseguro sonriendo.

Emma quería rechazar aquel detalle ya que no le gustaban mucho los vestidos y sobre todo la había hecho gastar inconscientemente, pero es educada y como no quiere escuchar lo chillidos de Gilda por haberla rechazado, rendida aceptó la bolsa.

-Gracias. Te lo pagaré luego.

Gilda negó repetidas veces- No es necesario, es un regalo de mi parte.

Esa clase de actos o presentes se le hacían muy extraños y a la vez muy falsos, ya vivió eso así que simplemente espera que la historia no se vuelva a repetir.

-Me tengo que ir, tengo al que hacer fuera de la ciudad.

-¡¿Te iras?!- Grito Gilda sorprendida.

-Si.

-Bueno- suspiro rendida.

-Nos vemos mañana.

Emma se despidió con un movimiento de mano y camino hasta llegar al auto.

-¿A donde Emma?- y por eso es que le agradaba, nada de "señorita" o cosas así.

-Grace Field.

Nacida Siendo Una Loveless [TPN. Noremma]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora