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Estaba llegando a Londres, muchas personas lo veían, y él los ignoraba a todos. 

Cuando bajó del avión y empezó a caminar despreocupado por la calle, volvió a tener la atención de muchos sobre su ser. 

Caminó hacia el periódico y su corazón se detuvo, en primera plana, como siempre, estaba Harry Styles. 

Pagó el periódico y se dirigió a casa de Susana, su ex y también su mejor amiga. 

Ella abrió la puerta y volvió a cerrarla en su cara, sorprendida. Ahogó un grito y volvió a abrir, esta vez más calmada. 

Él sorió, ella se limitó a verlo. 

Y luego se lanzó sobre él. 

— ¿Cómo te atreves a desparecer tres años?— Le preguntó sin dejar de abrazarlo. 

Él correspondió ala abrazo y una lágrima solitaria bajó por su mejilla. 

—Perdóname, Susana— Le pidió, y ella notó que algo no iba bien. 

Y cuando pudo ver el periódico en sus manos se dio cuenta de qué lo tenía tan mal. 

—Ya te enteraste— No era una pregunta, era una afirmación. 

Una pequeña sonrisa jaló los labios de Louis hacia arriba, pero sus ojos calaban. 

No iba a llorar, no ahí, no en el lugar que dejó al amor de su vida. 

— ¿Quieres pasar?— Preguntó ella, Louis solamente asintió. 

Él entró y ella cerró la puerta detrás, lista para cualquier cosa que pudiera pasar. 

Pero para lo único que no se sentía lista era para el silencio. 

— ¿Quieres contarme?— Sorprendente, esa pregunta salió de la boca de Louis, que se quedó viendo un dibujo hecho con crayolas. 

Susana había olvidado guardar los dibujos. 

—Son de Nicolas,— Louis parecía interesado en el tema, pero no lo suficiente para seguir preguntando— mi hijastro. 

Ahora podía y quería seguir preguntando. 

— ¿Te casaste?— Ella asintió. 

Ya está, era un tema muerto, a juzgar por la sonrisa triste de la chica, ya sabía el resto. 

Harry tampoco la pasaba de la mejor manera en su hogar. 

Siempre había gozado de escribir pequeñas cosas que nunca entregaría. 

Harry era un cobarde. 

Terminó un pequeño escrito e hizo una carta con él, lo único que llevaba adentro era el viento, y Harry podía confirmar que el viento era la cosa más triste del mundo por el simple hecho de que no se sentía igual desde él

Harry podía clasificar su vida en un antes, durante y después de Louis Tomlinson. 

Antes de él, podía caminar por la calle sin necesidad de crear un gran escándalo, podía hablar de chicas junto a la tumba de su madre y mantener la esperanza de que podía escucharlo, podía reír en voz baja para que nadie lo notara y ser feliz así, sin importarle a nadie. 

Después llegó Louis y todo pasó a segundo plano, porque el primero era su sonrisa. 

Caminaban por la calle y captaban el momento exacto en el que les tomaban fotos y ellos sonreían, después comenzó a hablarle a su madre de lo loco que se volvía estando cerca de Louis, luego lloró acurrucado contra el pecho del chico, aceptando que su madre se había ido, y después empezó a sonreír como nunca, por el simple hecho de que tenía a Louis y nadie sospechaba que fuera homosexual. 

Pero se llega al después de él, cuando las personas empiezan a sospechar, porque las personas siempre sospechan al final. 

Esa es la época actual, donde sigue apareciendo en el periódico, pero ahora es por problemas, donde ya no visita a su difunta madre y donde no ha vuelto a sonreír de esa manera hermosa en que lo hace la gente enamorada. Más importante, donde intenta recordar lo que es tener un latido

Para Harry Styles, la época que vale la pena recordar es y será siempre la que va justo entre la catástrofe y el final, es esa que las personas no suelen ver, es ese secreto que empieza con un anochecer y termina con la primera luz del sol. 

Es el momento exacto del último adiós. 

Océanos [l.s.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora