Tras un largo tiempo en el parque, Lottie y yo decidimos ir a casa. El camino fue corto pero para mi parecía ser eterno, gracias al bus que nos transportó hasta su casa. Vivía a unas 2 manzanas del parque. Era tarde, y en todo el autobús solo estábamos nosotras, una anciana durmiendo y el conductor. Todo estaba muy silencioso, el ruido molesto del tráfico sonaba sin descanso. Decidí romper el hielo.
-y todos los días vas en autobús?- asintió frustrada- valla gasto.
-si, bueno...
-hay mucha gente por las mañanas?- no quería volver al silencio incomodo de antes.
-si- Asentí lentamente mientras dirigía mi mirada a la anciana
-deberíamos de despertarle, no sea que se le pase la parada- Lottie puso su dedo índice en mi boca. Pidiendo silencio mientras señalaba con la vista a la mujer.
"PARADA 15- CALLE ALACANTÍ"
Como si alguien le hubiera echado un baso de agua fría a la cara, la mujer abrió los ojos haciendo que diera un pequeño salto en mi asiento. Se levantó con dificultad y caminó apoyada a los asientos de los lados. Se abrieron las puertas y desapareció.
-siempre hace lo mismo?- dije asombrada
-esa mujer lleva desde que tengo conciencia en este autobús a esta hora- una canción empezó a sonar proveniente del bolsillo de Lottie. Lo cogió confusa y descolgó-si...vale...no!...adiós
-quien era?- vi una sonrisa en su cara
-mi madre, dice que no va a estar en casa hasta mañana por las tarde- sonreí intentando parecer como que entendía su entusiasmo- eso significa... Party!- se levantó del asiento y me cogió del brazo obligando me a que bailara con ella.
Bajamos de aquel extraño y divertido bus.
De camino a la casa de Lottie. No pudimos tener una conversación, ya que empezó a llamar a gente para que fueran a su casa. Cada llamada que hacía duraba unos 10 minutos.
Llegamos a un enorme y alto edificio. Parecía un palacio. Pasamos las puertas giratorias. Sintiéndome como una niña. Nada más entrar pude ver una gran sala. Al la derecha una mesa junto a un joven chico con el móvil. Después de colgar la última llamada, nos dirigimos hacia el mostrador.
-hola James- Lottie se dirigió hacia el chico dándole un delicado abrazo
-hola, que tal?- el chico tendría unos 20 años. Era rubio, ojos azules y pecas. El típico chico perfecto. Era guapísimo. No se como podía estar trabajando de portero.
-bien, mi madre me ha dicho que te ha dejado las llaves- asintió y abrió un cajón entregándole unas llaves con un peluche colgando- gracias. Me voy. Si ves que entra gente preguntando por mi casa. No le prohíbas el paso. Voy a hacer una fiesta- el chico sonrió. Colocó su mirada sobre mi.
-hola, como te llamas?- me puse nerviosa. Me quedé en blanco mirando sus preciosos ojos. Me golpee interiormente y volví a la tierra.
-me llamo Noelia
-encantado, Noelia- rió tiernamente. Que mono.
-va tortolitos!- oí gritar a Lottie. Estaba dentro de un ascensor- corre o tendrás que subir 10 pisos
-adiós- me despedí con la mano y corrí hacia Lottie. Una vez dentro, me apoyé en la pared con la respiración excitada por el sprint que acababa de hacer. Miré hacia James. Y se despidió con la mano mientras desaparecía tras la puerta del ascensor.
-esta muy bueno, lose- reí colocando un mechón detrás de mi oreja- pero es mío!
-vives aquí? Parece un hotel