24-El Gyarados del lago furía

13 1 0
                                    

Aiko y Saya decidieron pasar las siguientes horas a la playa, viendo como Charizar y Gengar seguían jugando.

Ninguna de las dos quiso tocar el tema del gimnasio, en su lugar, hablaron de como la temperatura de la isla había disminuido unos grados. Según la enfermera, había bajado ya cinco grados des de que Saya, Aiko y Eco habían salido del acantilado. Algo que no acababan de entender, pero por mucho que le daban vueltas, no conseguían encontrar un argumento que justificase la caída de temperatura.

Fue a inicios de la tarde cuando recibieron la noticia de que Eco acababa de despertar, por lo que sin pensárselo subieron a la habitación corriendo, viendo como ya se había vestido. Había tenido que cortarse la manga para que la escayola pudiera pasar, pero a parte de eso, todo parecía ir como siempre.

Se alegró de saber que Charizar había vuelto a ser el de siempre y que no le habían quedado secuelas, aunque le supo un poco mal que Lugia se hubiese ido sin despedirse de ellos. Las chicas le fueron contando el día, en que al igual que Aiko y Aníbal, Eco atribuyó el lanzallamas al echo llevar dos días encerrado y tampoco supo dar un argumento al cambio de temperatura.

Lo único que Eco sabía es que se moría de hambre, y que tenían que volver rápidamente a Ciudad Olivo para entregar la medicina a Yasmina, por lo que Saya y Aiko tuvieron que frenarlo un poco, diciendo que iban a salir al día siguiente, que acabase de descansar, puesto que tampoco era muy buena idea salir por la tarde.

Efectivamente, al día siguiente se levantaron pronto, se despidieron de Aníbal, de la enfermera Choi y de anciano que les había preparado la medicina. Aiko se subió a lomos de Charizar, mientras que Saya se subió a su Tentacrel, y Eco a su Feraligarth.

Pasaron por al lado de las islas remolino, que vistas de día, los remolinos parecían más grandes y rápidos de lo que realmente les había parecido la vez que habían sido atrapados por ellos. Estuvieron tentados a acercarse a ver si Lugia estaba bien, pero se contuvieron. No dejaba de ser un pokemon que estaba acostumbrado a al soledad, y si no los había esperado era por algo, tampoco le querían dar un motivo para odiarlos.

Tardaron varias horas en ver el puerto de ciudad Olivo. Tal y como había dicho Yasmina, había retirado todas las rocas que Saya había ido poniendo con el Graveler de Aiko. El faro se veía totalmente solitario, sin ningún tipo de movimiento en su interior, por lo que imaginaron que los Ampharos seguían enfermos.

En cuando llegaron se dieron prisa en recuperar las bicis que habían dejado atadas en un poste, y fueron directamente al gimnasio, encontrándoselo cerrado, pero sin ninguna nota explicativa que les dijera dónde se encontraba la líder.

-Perdone, ¿Sabe dónde podemos encontrar a Yasmina?-Preguntó Saya a un marinero que estaba paseando con un Squirtle a su lado.

-¿Mh? Debe estar en el centro pokemon, ayudando a la enfermera con los Ampharos.

-Gracias.

Tras aquello los tres fueron al centro pokemon, atando las bicis y entrando con prisa a las instalaciones, viendo como toda la gente estaba concentrada delante de la tele, incluida la propia Yasmina.

-¿Que ocurre?-Preguntó Aiko mientras se acercaba, pero como respuesta, solo recibió varios SHH por parte de la gente.

Ante aquello los tres se centraron en la pantalla, quedando paralizados ante las imágenes del Gyarados rojo que estaba atacando a diestro y siniestro a todas las personas que estaban a su alrededor intentando tranquilizarlo.

-¿Ese no es Morti?-Preguntó Eco al ver un hico vestido de lila con el pelo rubio alboratado.

-Pegaso...-Murmuró Aiko, retrocediendo un poco al ver como su hermano se estaba enfrentando a tal situación con otros líderes. Reconoció a Blanca, aunque había otros dos que no conocía.

Pokemon. Atrapados en Jotho (Completa)Where stories live. Discover now